Durante la misa del segundo domingo de Cuaresma y el Ángelus presidido por el Papa Francisco se reflexionó sobre el Evangelio del día (Marcos 9:2-10), donde se narra la Transfiguración de Jesús, un momento que le recuerda a los fieles que la luz de Cristo estaba presente antes de la crucifixión y vuelve a resplandecer en la resurrección.
Así es como el Mesías vence a la muerte para recordarle a los fieles que la Luz siempre está dentro de cada mente y corazón, unida a la Vida.
Evangelio del día (Marcos 9:2-10), la Transfiguración de Jesús
2 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a ellos solos a un monte alto. A la vista de ellos su aspecto cambió completamente.
3 Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas.
4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús.
5 Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
6 En realidad no sabía lo que decía, porque estaban aterrados.
7 En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.»
8 Y de pronto, mirando a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.
9 Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros qué querría decir eso de “resucitar de entre los muertos”.
(Biblia Latinoamericana, Editorial San Pablo)