El Golfo Pérsico es un milenario epicentro de múltiples conflictos bélicos debido a sus condiciones geopolíticas.
En 1971, Irak en Irán, un par de vecinos que riegan sus áridas tierras con el agua del Océano Índico rompieron relaciones diplomáticas.
La tensión desencadenó nueve años más tarde en el estallido de una guerra de la que una mujer de nombre Mojgan Mobasheri huyó desesperadamente en busca de salvar su vida.
Mobasheri no tenía demasiadas oportunidades de elegir su futuro en Irán, donde la participación de la mujer en su comunidad es limitada.
Fue así que logró escapar del conflicto provocado por el descontento iraquí con los Acuerdos de Argel firmados en 1975.
Y así encontró apoyo internacional en Estados Unidos para encaminar su vida hacia un nuevo rumbo.
La asociación Little Friends House Daycare Queens de Nueva York, tendió su mano a la iraní, quien de esa manera logró tomar el impulso que necesitaba.
Logró terminar sus estudios en Queens College y contrajo matrimonio —manteniendo su apellido, en congruencia con sus ideales—.
La lucha generacional de Maral Javadivar
La pareja tuvo hijos, entre ellos, una pequeña niña a la que nombró Maral Javadifar.
En ella, Mojgan logró fomentar un espíritu guerrero como el suyo, con el que ha librado sus propias batallas en busca de la equidad de género.
“Mi mamá ha compartido conmigo historias sobre las pocas oportunidades que tuvo, ha sido un largo camino para ella”, dijo Javadifar.
MJ, como le llaman de cariño, estudió Biología Molecular en la Universidad de Pace.
Luego, en la Virginia Commonswealth University hizo la residencia terapia física deportiva y un doctorado en terapia física en New York Medical College.
Porque Javadifar siempre se apasionó por lo deportes.
Fue por eso que también jugó baloncesto en la Universidad Pace.
Pero una lesión de ligamento anterior cruzado tambaleó su carrera deportiva.
Aún así, fue reclutada por la entrenadora Carrie Seymour y la asistente Patrina Blow.
Pese a sus preocupaciones por no poder volver a jugar baloncesto a nivel universitario, las entrenadoras creyeron en ella y le dieron la oportunidad de obtener una educación y practicar el deporte del que se enamoró de niña.
“Fue un trampolín para seguir mis sueños”, recordó.
“Mi mamá no pudo ir a eventos deportivos como yo sí he podido hacerlo”, abundó.
“Fue importante para mis padres hacernos saber todas las posibilidades que sí hemos tenido”, compartió.
“Mis padres son parte de esto tanto como yo, hicieron todo para darme oportunidades en los deportes y a nivel educativo”, explicó.
Pieza clave en el éxito de los Bucs
Y vaya que ha sabido aprovechar cada una de las ventanas que se han abierto en su vida, pues ahora está a punto de hacer historia en el Super Bowl LV.
Maral se desempeña como entrenadora asistente de fuerza y acondicionamiento de los Buccaneers desde hace dos temporadas.
Es capaz de combinar su rol como entrenadora de rendimiento con su experiencia en medicina deportiva.
Lo que la hace una pieza clave en la recuperación y fortalecimiento de los jugadores.
Su objetivo es analizar la forma en que un jugador se mueve para crear una rutina idónea para optimizar su rendimiento de manera personalizada.
Gracias a su talento, se convertirá en la primera mujer de origen iraní en un Súper Domingo.
"Es una oportunidad especial la que tengo, estoy agradecida con el coach (Bruce Arians) y la organización”, dijo en el Media Day.
“Me abrió la puerta no solo por mi raza o género”, afirmó.
“Espero que mi historia ayude a otras personas a salir adelante y creen oportunidades para ellos mismos”, compartió.
Javadifar es una de dos mujeres en el staff de coacheo de los Bucs, un equipo cuyos seis principales coordinadores son de raza negra.
Junto a Lori Locust conformaron el primer dúo de mujeres en el cuerpo técnico de algún equipo de la NFL de tiempo completo en la historia.
Que la inclusión en el Super Bowl sea normalizada
Y ahora, marcarán un hito en el Super Bowl más incluyente, en el que por primera vez formará parte una réferi mujer, Sarah Thomas.
"Esto es un único, una bendición", refirió el coordinador ofensivo Byron Leftwich sobre la inclusión del sexo femenino en el cuerpo de asistentes de los Bucs.
"Solo espero que nadie crea que (Bruce Arians) nos está regalando algo”, pidió.
“Si lo conocen, saben que no es así. Todos se han ganado esto”, afirmó el exquarterback.
Apenas el año pasado, Katie Sowers se convirtió en la primera mujer en un Juego Grande como asistente de los 49ers.
Además, fue la primera persona abiertamente gay en el máximo escenario de esta liga.
“Katie lo hizo, fue la primera mujer en el Super Bowl el año pasado”, señaló MJ.
"Espero con ansias el día en que ya no sea de interés periodístico ser una mujer que trabaja en los profesionales o que llega al Super Bowl", dijo Javadifar.
"Y espero que lleguemos a un punto en el que todas las personas tengan las mismas oportunidades para trabajar en deportes profesionales".
“Amamos trabajar juntas, tuve la oportunidad de conocerlas a todas, es una relación simbiótica”, indicó.
Arians y Locust, viejos conocidos
Locust creció a lo largo del centro de Pensilvania en Harrisburg, la capital del estado, a solo 30 minutos al norte de York, la ciudad natal de Arians.
Se conocen desde los días de Arians dirigiendo en Temple, cuando entrenó a su exmarido en los Owls.
Por lo que tan pronto tomó el puesto como head coach de Tampa, la invitó para unirse como asistente de entrenador de línea defensiva.
“Fui contratada en Tampa y los chicos han sido lindos”, comentó Locust.
“Tenemos (MJ y ella) una relación muy cercana, nos apoyamos”, afirmó.
“Estar en la construcción del camino donde muchas mujeres podrán unirse detrás de nosotras nos unió”, abundó.
“Es lindo a veces hablar con alguien que te entiende un poco mejor que los otros chicos”, zanjó.
Los Buccaneers regresaron a un Super Bowl después de 18 años de ausencia.
Y por más que los reflectores apunten a Tom Brady y se mire con extrañeza la presencia de mujeres, Arians solo volvió del retiro para capitanear al barco bucanero rodeado del personal más calificado posible.
Porque el talento no discrimina géneros ni razas.