Dicen que no hay nada parecido a hacer yoga justo frente a la tranquilidad del mar en una playa idílica, pero esto puede terminar muy mal cuando llegan invitados extraños a la sesión.
Así le pasó a una maestra de Yoga de las Bahamas que estaba en plena sesión, acompañada por el sol, la arena y el mar, cuando una iguana se le acercó y le mordió el dedo volviéndose viral.
La mordida provocó que la maestra gritara del dolor y suspendiera la sesión ante el sangrado de sus dedos. La maestra solo pudo aventar un poco de arena a la iguana y a sus demás acompañantes.
Después del accidente, la maestra recibió tratamiento médico que incluyó el uso de antibióticos para evitar una posible infección por la saliva del animal