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Hay cosas que usted sabe que tiene que dejar, como: las bebidas azucaradas, el tabaco, el alcohol, las golosinas, desvelarse hasta altas horas de la noche revisando el teléfono, etc. Al mismo tiempo hay cosas que usted ya sabe que debe hacer, como: leer más, hacer ejercicio, comer saludablemente, entre otras. Pese a que sabemos las cosas que nos hacen daño y las que nos pueden mejorar la salud, muchos optan por no hacer cambios en su vida. ¿Qué necesita cambiar en su vida para estar más saludable, contento y sin estrés? ¿Por qué es tan difícil cambiar? ¿Hay alguna manera de adoptar esos cambios sin que sea tan doloroso el proceso?

Lo que hacemos hoy por nosotros mismos es a veces más importante de lo que la medicina puede ofrecer. Un reporte de la Escuela de Medicina de Harvard dice que la mayoría de personas pudieran tener vidas más saludables si sólo siguieran algunas de las recomendaciones médicas conocidas por todos: Comer más frutas y verduras, hacer ejercicio moderado cinco días a las semana, dormir adecuadamente, evitar alimentos procesados ricos en sal, azúcar o grasa saturada. La publicación continúa diciendo que hacer cambios en nuestro estilo de vida no sólo reducirá dramáticamente el riesgo del aparecimiento de enfermedades y la manera que hoy nos sentimos, sino que también afectará nuestra salud y nuestra habilidad de funcionar independientemente en la vejez (pues evitaríamos terminar inmovilizados en una cama).

Con todo esto en mente, la realidad es que es más fácil decir que hacer los cambios que beneficiarán nuestra salud, pues aún cuando estamos altamente motivados a adoptar un nuevo hábito saludable o romper otro malo, se puede convertir en algo muy difícil de alcanzar.

¿Qué nos puede ayudar a lograrlo? De acuerdo a diversos estudios, los cambios se pueden conseguir si las personas se ponen una meta y tienen una actitud positiva durante el proceso.

No se trata de hacer los cambios bruscamente sino de manera paulatina. No sólo poner metas, sino de encontrar maneras prácticas para alcanzarlas. Por ejemplo, si su meta es mantener una dieta baja en calorías, entonces necesita controlar el apetito y para calmar el hambre, debe tomar más agua, té o masticar chicle sin azúcar.

También es cierto que muchas veces los cambios que se hacen para mejorar la salud pueden tomar mucho tiempo, pero la conclusión de los expertos es que cualquier esfuerzo que se hace en la dirección correcta es bueno, aún cuando la persona caiga y se vuelva a levantar, el asunto no es darse por vencido sino seguir adelante hasta alcanzar su meta.

Tristemente me encontrado con muchas familias latinas que justifican su situación descuidada en la que se encuentran diciendo cosas como: esto nunca va a cambiar, esta enfermedad corre en mi familia, nadie ha podido hacer eso antes, y aunque sabe que tiene que cambiar se siguen quedando en ese mismo lugar. El problema es que si se queda ahí en donde están, pasarán los años y llegarán las costosas y dolorosas complicaciones.

Una poderosa herramienta para cambiar esa actitud es reconocer que el cambio es necesario para mejorar su vida y mejorar la vida de los que le rodean. Tenga fe y pida ayuda a Dios, pues Él le puede ayudar, si usted pone de su parte, Él puede renovar sus fuerzas y convertirlo en un ejemplo para su familia.

Por tres décadas ha servido en su ministerio pastoral y en la organización Jesus Ministry. Presidenta de la Federación de Iglesias Cristianas. Autora del libro: El encuentro que me transformó