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Redes sociales como Facebook, Instagram, X (antes Twitter) o TikTok siguen concertando la atención de millones de usuarios, dándoles el poder de moldear la manera como interactuamos, o percibimos la realidad fuera de los medios de comunicación. Hay un problema: en su afán por mantenernos el mayor tiempo posible dentro de sus plataformas, estas empresas emplean prácticas que ponen en peligro a sus usuarios y a nuestra democracia. Ellos, y no usted, deciden qué tipo de noticias puede ver. ¿Se puede confiar en la información que nos ofrece estas empresas?

No vamos a negar que las redes sociales proveen múltiples beneficios, especialmente de conectividad, sin embargo, estas multinacionales se han quedado cortas a la hora de solucionar sus múltiples falencias.

Desde problemas con la privacidad, hasta la radicalización de las ideas (políticas, religiosas, sociales), desde el auge de figuras vacías como ídolos populares, hasta un ecosistema en donde florece la desinformación, las redes sociales poseen un lado obscuro que muchos usuarios aceptan sin cuestionar.

Las redes sociales VS. la democracia

El hábito de consumo de noticias cambió con las redes sociales. Muchos usuarios se alejaron de los medios tradicionales y comenzaron a recibir noticias únicamente confinado en lo que les aparezca en sus pantallas de teléfono, gracias a los algoritmos de plataformas como Google, Facebook o Instagram. Resulta que esto trae un grave peligro para la democracia.

En Canadá se aprobó a principios de año la legislación llamada Online News Act, que exige a plataformas como Meta o Google que paguen a los medios de comunicación por el contenido que usan (como a cualquier otro generador de contenido). La respuesta de estas empresas se dio en julio, cuando bloquearon las noticias generadas en Canadá a los usuarios de ese país. Y esta no es la primera vez que hacen esto.

Dos años atrás, Australia aprobó una ley similar y sufrió el bloqueo de noticias, hasta que finalmente el gobierno cedió y permitieron concesiones considerables que facultan a Google y Meta hacer acuerdos “a puerta cerrada” con los medios de comunicación en lugar de ceñirse a la ley australiana.

Medite en esto: Si la libertad de prensa es uno de los fundamentos de la democracia, y ahora los canadienses no pueden ver noticias en Google, Facebook o Instagram, ¿no es este un atentado a la prensa libre?, ¿cuánto tardará para hacer lo mismo en Estados Unidos?

Radicalización de ideas

Los algoritmos de las redes sociales analizan el comportamiento y gustos del usuario. Esos datos se emplean para ofrecerle sugerencias personalizadas de contenido y publicidad. El problema es que el algoritmo presenta solamente temas e ideas con las que usted está de acuerdo, aislado ideológicamente a sus usuarios.

Si Meta y Google filtran el tipo de noticias que una persona puede recibir, esto puede llevar a la radicalización. Es frecuente encontrar personas atrincheradas en sus creencias políticas, quienes comparten en sus redes “noticias”, de dudosa procedencia, que confirman sus creencias.

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¿Qué podemos hacer?

Limite el tiempo de uso de las redes sociales y establezca reglas para sus hijos. Es importante que los padres generemos oportunidades de interacción con los hijos, especialmente los adolescentes, y pasemos tiempo juntos, alejados de las pantallas.

Se puede combatir la radicalización de las ideas cuando nos exponemos a otras perspectivas. Por ello es recomendable consumir información de medios serios y profesionales, como La Noticia, en donde hacemos un gran esfuerzo por verificar la información que publicamos y donde abordamos diferentes puntos de vista.

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Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com