Una mujer aprovechó la pandemia para estar completamente sola pues la ha pasado en el Ártico. Ella es Valentina Miozzo, una mujer originaria de la región de Emilia Romagna, en el norte de Italia.
Cuando inició la pandemia ella vivía en una de las zonas más azotadas por el COVID-19. Pasó muchos meses en confinamiento y sin poder trabajar. Ella no podía seguir con sus labores pues era ser guía de viajes sustentables.
Pero en el momento en el que la contactan para ofrecerle un trabajo no lo pensó demasiado y aceptó. Le ofrecieron administrar una casa de huéspedes en el Circulo Polar Ártico, muy lejos de donde ella vivía.
“Como ya no podía hacer mi trabajo de viajes, esta era una forma de viajar y vivir otra realidad”, dijo a CNN Valentina. “Pero en una parte del mundo que no conocía y que me fascinaba”.
Así que Valentina se mudó al extremo norte de Noruega, que se encuentra dentro del Círculo Polar Ártico. Llegó a Kongsfjord un mes después, un pueblo con solo 28 habitantes.

“El supermercado más cercano está a 40 kilómetros. El hospital más cercano está a casi 321 kilómetros y el aeropuerto, obviamente es pequeño y local, está a 64 kilómetros”, relata Miozzo.
Vivir en el Ártico ha sido una experiencia de mucho aprendizaje para esta mujer
Durante sus primeros meses de su llegada, los días eran de completa oscuridad, relata Valentina. “Fue una experiencia increíble, vivir dos meses completamente en la oscuridad. No fue perturbador, de hecho, es más difícil vivir con la luz”, relata.
Después llegó la luz solar las 24 horas al día los 7 días a la semana. Desde mediados de mayo hasta mediados de julio, el pueblo presenta el sol de medianoche.

Valentina relata que vivir asilada es una hermosa forma de vida. “Cuando te encuentras en un lugar como este, completamente aislado, lo que aprendes a hacer es encontrar energía en ti mismo. Y es un descubrimiento asombroso”.
Miozzo dice que los pocos habitantes de Kongsfjord se convirtieron su familia. Además fue feliz con la enorme cantidad de creaturas silvestres con las que se topó. “Hay ballenas, delfines, orcas, focas y muchas aves marinas”. Pero lo mejor de todo es es que Kongsfjord ha estado libre de COVID-19 por todo este tiempo.