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Milagros Ugueto, tenía 12 años en su natal Venezuela cuando quedó maravillada al escuchar canciones en inglés. En ese momento se dijo que tenía que aprender el idioma y algún día enseñarlo. A partir de entonces no ha parado y hoy es reconocida en Charlotte por su creatividad para enseñar sus dos pasiones: el idioma y sus raíces latinas.

El 18 de mayo fue reconocida por el Consejo de Artes y Ciencias (ASC) como uno de los nueve profesores excepcionalmente creativos y ganó el “Premio a la Excelencia en la Enseñanza” de $1,500. Enseñar es una tarea que se toma muy en serio, y lo hace a través de relatos sobre la diáspora migratoria y las manifestaciones folclóricas y tradicionales de Latinoamérica. Da clases de Español I en la Olympic High School desde el 2018.

Milagros Ugueto imparte clases en la Olympic High School desde hace 5 años (Foto cortesía CMS).

Milagros vive de lo que siempre le ha gustado: enseñar

Han pasado casi 30 años desde que Milagros escuchó por primera vez las canciones en inglés del intérprete cubano Jon Secada. Considera que esta fue una experiencia que le intrigó por no saber el contenido de una canción, cuyo ritmo le fascinó y, decidió comenzar a estudiar en institutos de idiomas. Asegura que la docencia es su otra vocación, una que desarrolló desde muy pequeña.

Cuando era una niña siempre quise ser maestra. Jugaba a que estaba con mis muñecas, con mis peluches, enseñándoles, jugaba a la maestra con mi mamá y con mis primos. Es algo que siempre me ha gustado”, comentó a La Noticia.

En Caracas estudió Idiomas Modernos y luego realizó una maestría en enseñanza de inglés como lengua extranjera, la cual culminó en el 2004. Convencida de que los idiomas eran la opción correcta y antes de graduarse también aprendió a hablar en Francés.

Milagros era ya una docente con 15 años de experiencia en idiomas, cuando en el 2015 debió emigrar de Venezuela debido a la crisis política y económica del país. Se mudó a Ecuador, donde dio clases en una escuela bilingüe.

Sin embargo, la aspiración de la docente no culminó allí. En el 2017 aplicó al programa de Visitantes de Intercambio del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), que le autorizó ingresar a Estados Unidos y comenzar a impartir clases en el 2018.

Recuerdo que en el pasado lo había solicitado, pero no me fui porque mi mamá sufrió de un ACV (accidente cerebrovascular). Pero ese año pensé que no tenía nada que perder y afortunadamente pasé todo el proceso, emigré e inicié ya cuando las clases tenían dos meses de haber comenzado”, recordó la maestra. 

“Aunque tenía todo el conocimiento pedagógico, hubo un choque cultural”

El comienzo de Milagros en Charlotte el 2018 fue de días intensivos para adaptarse a otro país, otra cultura y un idioma que, a pesar de que estudió por muchos años, existían expresiones coloquiales, las cuales no comprendió del todo al principio. Sin embargo, esto no la intimidó.

Aunque tenía todo el conocimiento pedagógico e histórico, hubo un choque cultural, porque cada estudiante es un mundo y yo estudié un idioma estándar, pero aquí también se habla un idioma callejero. Aprender todos esos modismos y vocablos de mis estudiantes requirió un esfuerzo para saber sobre cómo se estaban comunicando ellos, esto fue algo impactante”, contó.

Al año siguiente, comenzó su maestría en inglés como lengua extranjera en la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Charlotte. En su carrera, el plan era enseñar y al mismo tiempo aprender. Asegura que administrar el tiempo, es un reto de todos los días. 

Mi día comienza a las 5:30 a.m., alistándome para venir a la escuela. Llego a las 6:40 a.m. y de 7:05 a 7:15 a.m. es que llegan mis estudiantes. Enseguida comienzo a decirles ‘buenos días’ a cada uno, porque esto es algo que comencé como costumbre desde el día uno. Luego comienza el primer período… Yo no tengo período de planificación, lo sacrificó para enseñar las cuatro clases y en mi tiempo personal ajusto las clases que voy a enseñar en los siguientes días”, comentó.

En las clases de Milagros también se baila, se juega y se aprende

Las clases de Milagros no son solo teóricas, se usa el idioma en situaciones prácticas y divertidas. Se realizan prácticas culturales y tradicionales como bailar, cocinar y compartir entre los estudiantes.

En estos tiempos creo que lo más difícil es mantener a los estudiantes comprometidos, enfocados y atentos, porque hay muchos elementos distractores, comenzando por las tecnologías, pero como me gusta tener una buena relación con ellos, incluso con aquellos a quienes al principio sentían un rechazo porque no entendían mi idioma”, indicó.

Agregó:

El 80 % de lo que uno hace es rutina, entonces me gusta que se diviertan en clase para aprender el idioma. Por ejemplo, parte de nuestra cultura como latinos es que comemos juntos y hacemos muchas cosas en grupo. Esto es algo que me gusta hacer en clase, que haya una cercanía en clase, por eso cocinamos, bailamos y aprendemos de distintos temas culturales. Es una forma de mantenerlos felices, comprometidos, entretenidos y educados”.

Actualmente, son 120 los estudiantes que entran a clases de Milagros, de ellos casi el 50 % son latinos. Estima que cuatro de cada 10 estudiantes de Olympic High School son nacidos en Latinoamérica o de padres latinos.

Muchos se inscriben en mis clases de español, incluso cuando ya ellos hablan español. Esto es algo que la escuela considera conveniente para los estudiantes que están haciendo una transición de su país de origen a este, para que tengan un espacio donde puedan interactuar con una maestra en su idioma natal, hasta que pase a otras clases. También tengo niños que me buscan a cualquier hora del día porque necesitan o quieren saber algo y prefieren hacerlo conmigo, porque no se sienten cómodos conversando en el idioma que el profesor habla (inglés)”, indicó.

“Mi meta es mantenerlos enfocados en el idioma español”

El trabajo de Milagros Ugueto la hizo acreedora del “Premio a la Excelencia en la Enseñanza” por el Consejo de Artes y Ciencias de Charlotte (ASC).

Me tomó por sorpresa porque no sabía que me habían nominado y cuando me contactaron de ASC, acepté el reconocimiento con mucho cariño y respeto. Mi meta es mantenerlos (a los estudiantes) enfocados en el idioma español, para muchos esto suena fácil, pero no siempre es así… En mis clases me gusta promover que hay gente de todas partes y que los acentos y las culturas pueden ser diferentes y es una experiencia que se vive aquí”, dijo.

Uno de los saltos que también dio en su profesión, en Charlotte, fue asumir la dirección del Comité de Fiestas Patrias y ser cofundadora, junto a su esposo Keudis Sanchz, de La Casa de la Cultura, un proyecto que promueve la cultura a través de expresiones artísticas.

Realizamos eventos con bailes folklóricos, afro latino, la bomba puertorriqueña, el mapalé colombiano, flamenco, para que la gente pueda conocer más de nuestros orígenes, nuestras tradiciones y cultura en el extranjero y a la vez reunirnos en un espacio en donde las personas pueden traer sus antecedentes para nutrir a nuestra comunidad”, explicó.

En el futuro espera realizar un doctorado en el área de educación con mención de estudios afrolatinos y seguir dando clases en el Olympic High School.

Voy a seguir en el Olympic hasta que me retire. Me han ofrecido trabajar en universidades, pero la verdad es que aquí me siento a gusto. Si la vida me lo permite, me retiraré en el tiempo necesario, pero seguiré avanzando en mi fundación, porque como maestra quiero lograr llegar a todas las áreas de mi comunidad, no solamente dentro de la escuela, sino también en los vecindarios que me rodean y en los cuales busco para mostrar más estas actividades recreativas y educativas”.

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Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.