La proporción de mujeres en trabajos que suelen dominar los hombres continúa siendo baja en algunos países, incluyendo Estados Unidos. Es una situación que se ha mantenido por varias generaciones. Sin embargo, en La Noticia conocimos a cuatro latinas que desafiaron las estadísticas y hoy contribuyen en la fuerza laboral, han alcanzado posiciones de liderazgo e impulsan la economía local de Charlotte.
Dejó de ser ama de casa y triunfó en un campo donde el 96 % de los trabajadores son hombres
Millie Aguilar es una peruana que desde hace 15 años lidera una compañía de reparación de techos en Charlotte: Red Rooster Contractors. Como emprendedora en Estados Unidos, esta latina superó la barrera del idioma y las diferencias culturales para salir adelante en un campo relacionado con la construcción, donde solo alrededor del 4 % de quienes trabajan en esta industria en el estado de Carolina del Norte son mujeres, según cifras del Departamento de Comercio estadal del 2017.
Típicamente, cuando se habla de trabajos en la construcción existe un sesgo de género. Sin embargo, el testimonio de Millie demuestra que este pensamiento no solo debe cambiar, sino que es posible. Las mujeres, tanto como los hombres, tienen la necesidad de proveer a su familia, las ganas de salir adelante y la meta de convertirse en empresarias, lo que cada día las empuja más a incorporarse en nuevas áreas.
“Yo he visto la participación de la mujer en este rubro activa. He visto a latinas trabajando en la pintura. Es un trabajo bastante duro, pero lamentablemente no podemos comparar la ejecución a la administración. No es lo mismo dirigir que ejecutar el trabajo en sí, es muy respetable lo que muchas mujeres tienen que hacer a veces, el salir a trabajar para poder mantener a su familia o proveer luego de que se ven en divorcios y separaciones, esto es algo que me pasó a mí”, comentó.
“No es una cuestión de ser hombre o mujer, es cuestión de carácter”
Aguilar considera que la devoción por sus hijas la hizo asumir el rol de ama de casa, pero la determinación de sacarlas adelante la empujó a trabajar duro hasta entender tareas de remodelación de techos, desde la maquinaria, los procesos, la atención al cliente y las oportunidades para fortalecer y hacer crecer su negocio.
“Ser empresario no es para todos, porque ser empresario significa darse cuenta de que debes enfrentar fracasos, problemas económicos, financieros, entre otras contingencias, por eso no pienso que las mujeres no debemos estar en competencia con los hombres, porque cada género tiene sus facilidades y el llegar a un puesto de esta índole no es una cuestión de ser hombre o mujer, es cuestión de carácter. No se trata de competencia de igualdades, sino de tener la capacidad para resolver problemas”, señaló.
A pesar de que las mujeres entran cada día con más fuerza a esta ocupación estadísticamente segregada, la recomendación de Aguilar es que se pongan como objetivo ocupar un cargo de liderazgo. Ella cree que para eso es necesario que desde el hogar se le enseñe a las niñas a entender que tienen opciones y la capacidad de lograr grandes cosas.
“Mi papá me ayudó hasta cierto punto, diciéndome que yo tenía que ser empresaria. Creo que esto es algo que puede ayudar a las niñas a crecer con esa mentalidad (...) esto crea una autoconfianza de que todo es posible”, dijo.
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La mirada de la mujer en el mundo de la ingeniería
Erika Valbuena es una ingeniera informática de origen venezolano que hoy en día cuenta con una empresa que se dedica a soluciones tecnológicas. A lo largo de su carrera y en el campo laboral que ocupa en Carolina del Norte, ha sido testigo de una realidad: son pocas las mujeres que existen en esta industria.
“Cuando llegué a este país y comencé a ejercer esta carrera en el área comercial, me di cuenta de que no había muchas mujeres, aún veo muy pocas trabajando en mi profesión y es fácil darse cuenta de que el porcentaje de nosotras es bajo, al menos hablando de la igualdad de género”, reiteró.
Según el informe del 2022 de la Sociedad de Mujeres Ingenieras, una organización internacional sin fines de lucro fundada en 1950, este género representa solo el 14 % de la totalidad de ingenieros. Esto significa que solo uno de cada 10 ingenieros es mujer.
Hay dos latinas por cada 100 trabajadores STEM
Mientras tanto, el reporte Hispanic & STEM del 2021 realizado por Hispanic Heritage Foundation y Student Research Foundation, señala que el aumento de la comunidad latina puede evidenciarse en áreas como la informática, ingeniería, seguridad cibernética, ciencia de datos, aprendizaje automático y desarrollo de software. Pero en el caso particular de las latinas, aún existe una representación insuficiente.
Las latinas representan el 7 % de la mano de obra empleada en industrias relacionadas con carreras STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), pero de estas solo el 1.7 % tiene una ocupación directa con estas áreas de estudio. Es decir, que menos del 2 % trabajan como científicas, profesionales de tecnología, ingenieras o matemáticas.
“Esta profesión le permite a las mujeres desempeñar las mismas funciones que los hombres. En la ingeniería no existen desafíos para que nosotras podamos desempeñar trabajos laborales, por eso me gustaría invitar a las mujeres a desarrollarse como ingenieros”, puntualizó.
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Ser latina y policía: un trabajo de alto riesgo en el que aún son minoría
Del total de oficiales que hay en el cuerpo policial en Estados Unidos, solo el 13.3 % son mujeres, según el reporte de la red de manejo de datos Statista. Ahora bien, ¿cómo se preparan las agentes para poder ser parte de un gremio en el que la mayoría son hombres? La respuesta es: “condicionando el cuerpo y la mente para adaptarse a escenarios inciertos”.
Así lo asegura Verónica Cruz Santos, quien hace seis años dejó a un lado su objetivo de estudiar matemáticas, para sumarse a este oficio en el cual como mujer y latina, forma parte de una minoría. Su persistencia la llevó a entrar a la División Independence del Departamento de Policía Charlotte-Mecklenburg (CMPD), donde hoy trabaja patrullando las calles en las noches.
“Además de fuerza física, se requiere tener una mentalidad fuerte. No todo se enfoca en lo físico, también en lo que uno puede aguantar emocionalmente. Para las mujeres y los hombres son diferentes los desafíos. Uno como mujer debe aceptar que hay ciertos puntos que puedes convertirlos en una fuerza. Por ejemplo, si el problema es el tamaño, debo esforzarme para superar este desafío”, explicó.
Al formar parte de la minoría dentro de la policía, surge la interrogante: ¿son diferentes las funciones que cumplen los hombres y las mujeres en CMPD? Verónica asegura que no. Al igual que cualquier otro oficial, ella llega a la sede policial para iniciar sus guardias nocturnas, se le explican los hechos que ocurrieron al día y enseguida se prepara para ir a patrullar sin saber qué le deparará la jornada. Es decir, el riesgo no mide géneros.
CMPD busca la equidad de género
Actualmente, el CMPD es uno de los muchos departamentos que han firmado el compromiso de la Iniciativa 30x30 que busca reclutar a más mujeres policías, con la meta de que al año 2030 ellas constituyan el 30 % de la población policial.
Esta iniciativa es promovida por la Asociación Nacional de Mujeres Ejecutivas de Aplicación de la Ley (NAWLEE) y el Proyecto de Vigilancia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. El objetivo de este plan es lograr una mayor representación femenina en las policías, ya que, según sus investigaciones son quienes actúan con menos agresividad, reciben menos quejas y son percibidas por las comunidades como oficiales más honestos y compasivos.
Para Verónica, la diferencia entre hombres y mujeres es la forma en la cual la comunidad se comporta ante cada grupo. “Algunos detenidos a veces creen que porque soy mujer y pequeña pueden tratarme como quieran y llega el punto en el que tengo que ser un poco más rígida. Es en ese momento en el que se dan cuenta de que no me juzgaron bien”.
Estas diferencias en el trato para Verónica no es un impedimento. De hecho, asegura que en algunos casos los testigos prefieren ser interrogados por una policía y se cohíben ante un oficial hombre. Similar es la situación cuando toca interrogar a un latino, optan porque sea otra latina quien hable con ellos en su mismo idioma.
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Los latinos se ponen límites, las mujeres también, “pero yo pude”
Rina Cisnero es conductora de buses escolares para las Escuelas de Charlotte-Mecklenburg (CMS), en donde trabaja desde hace tres años. Dentro de los principales desafíos que enfrenta todos los días es conducir el vehículo de más de 10 metros de largo, mantener el orden y estar alerta ante cualquier eventualidad que pudiese presentarse dentro y fuera del autobús. La misma función que desempeñan hombres.
El caso de Rina, a diferencia de los testimonios anteriores, es destino: ella no forma parte de la minoría por género, sino por etnicidad. De los 893 conductores con los que cuenta el Departamento de Transporte, 714 son mujeres y apenas 179 son hombres; pero latinos, solo son 13.
“Antes estos trabajos los categorizaban como que solo los hombres lo podían hacer, pero yo no lo veo así, yo lo veo como que una mujer también lo puede hacer. Es no tener miedo y hacerlo. Pero pienso que las mujeres se ponen límites y los latinos a veces se ponen límites también, pero yo pude y ellas también pueden y esta es una carrera muy bonita, sobre todo si te gusta trabajar con niños”, aseguró.
Para Rina, existen muchas ventajas de que más mujeres se sumen al volante.
“Pienso que la mujer es un poco más detallista. Anda chequeando más en cómo se lleva y se deja los buses. En cambio, los hombres son más de ir al estacionamiento, se suben al bus y se van (o regresan) los dejan y listo”, dijo.
Otro aspecto positivo para Rina es que ser latina le ha ayudado a tener una buena relación con los padres del mismo origen de algunos de los estudiantes a los que traslada. Así, puede ayudar a otros choferes cuando necesitan comunicarse con los niños en español.
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La presencia de estas cuatro mujeres en estos oficios refleja una adhesión de la comunidad latina de seguir derribando estereotipos y demostrar la importancia de promover una fuerza laboral más equitativa.