Erika Valbuena es una ingeniera informática que emigró a Charlotte con su familia en el 2018. En Venezuela ejerció su profesión durante 15 años. Tras su llegada a Estados Unidos debió trabajar en oficios como: pintora, electricista y asistente de mantenimiento.
Ser mujer e inmigrante nunca fue una razón para renunciar a su profesión como ingeniera, por el contrario, lo vio como una ventaja y se capacitó para emprender, junto a su esposo Jeams, una empresa que se dedica a soluciones tecnológicas. Hoy, luego de dos años con este negocio, Erika busca inspirar a otras mujeres a dedicarse a una carrera universitaria que tradicionalmente ha sido estereotipada para hombres.
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Este artículo forma parte de una serie dedicada al Mes de la Historia de la Mujer (marzo), donde daremos a conocer testimonios de mujeres que buscan reforzar la idea de que los trabajos no tienen género, ni barreras migratorias.
Uno cada 10 ingenieros es mujer
Desde joven, Erika manifestó a sus padres su motivación por dedicarse a la ingeniería. Este estímulo le permitió culminar y trabajar con su carrera en su país de origen, Venezuela, desde el 2002. Primero en el área de soporte técnico y luego como docente universitaria.
“Siempre me llamó la atención la tecnología y la posibilidad de ser ingeniera informática, en computación o en electrónica, estas son las áreas que me gustaban y cuando me gradué de bachillerato comencé mi carrera en ingeniería informática. Cuando comencé eran más hombres que mujeres, pero me di cuenta de que nosotras también hacíamos bien los trabajos, desde reparar una computadora, diagnosticar la falla, conocer las diferentes plataformas que hay para trabajar y conocer cuál es el área de la computación para desarrollar”, recordó.
La poca presencia de mujeres en las carreras de ingeniería no es solo un problema exclusivo en Latinoamérica. Según el informe del 2022 de la Sociedad de Mujeres Ingenieras, una organización internacional sin fines de lucro fundada en 1950, este género representa solo el 14 % de la totalidad de ingenieros.
El informe indica que la participación de mujeres en carreras STEM (profesiones relacionadas con las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas) tuvo un aumento ligero para algunas áreas durante la última década. En el caso de las ingenieras, estas solo representaban el 11 % durante el 2010.
“Hoy en día veo a más mujeres trabajando en el área, pero esto no es algo que he visto como en un 50 %, a pesar de que la ingeniería tiene muchos campos que pueden ser ejercidos tanto hombres como mujeres”, comentó Erika.
“Me ven como una mujer haciendo el trabajo de hombres”
En el 2022, Erika y su esposo, quien también es ingeniero informático, iniciaron una empresa que se dedica a soluciones tecnológicas: Service Global Group.
“Nosotros hacemos todo lo que es trabajo de bajo voltaje: instalación de cámaras de seguridad, controles de acceso del personal (como las tarjetas de proximidad en un edificio, las llaves lectoras para que cuando una persona llegue, la puerta se abra sola), todo este sistema está bajo voltaje, es decir, por debajo de lo que cumple el electricista, cableado estructurado”, explicó.
Detrás de la creación de esta empresa, Erika tuvo que dedicarse a otros oficios y capacitarse para lograr incorporarse nuevamente a una ocupación que se asocia con la ingeniería informática. Ahora, ella no solo hace la parte comercial, sino que también elabora el plan de ejecución y lo lleva a cabo.
“Cuando uno llega aquí uno hace de todo y aunque el tema de la igualdad se ha abordado bastante bien, sí he visto la cara de sorpresa cuando otros hombres ven que yo, una mujer, manejo el cableado e instalo cámaras, porque están acostumbrados a verlo como un trabajo de hombres. Me ven como una mujer haciendo el trabajo de hombres”, comentó.
Trabajar en la parte de ejecución no era algo nuevo para Erica. En Venezuela tuvo un negocio que se dedicaba también a ofrecer soluciones tecnológicas. Para ella lo más complicado fue entender las diferencias culturales y la forma de llevar una empresa en Estados Unidos.
“Me tocó capacitarme a través de Próspera, de la Cámara de Comercio, de The Women's Business Center of Charlotte. Empecé a capacitarme con ellos para saber cómo debía iniciar el negocio y cómo este tenía que ser y verse. Además, estudié en el CPCC (Central Piedmont Community College) en la parte de aplicaciones, lo que me sorprendió aquí es que solo éramos dos las mujeres en el salón, el resto, todos eran hombres, incluyendo al profesor”, indicó.
La importancia de la presencia de la mujer en las ingenierías
Erica tiene más de dos décadas navegando en el mundo de la ingeniería informática, tanto como estudiante, profesional de campo, docente y dueña de una empresa. En todos estos años ha podido notar la diferencia que marcan las mujeres en estas profesiones y cómo ayudan a otras damas a sentirse cómodas en un ambiente que normalmente han dominado los hombres.
“Para mía es una satisfacción defenderme en un campo que por mucho tiempo había sido para hombres, porque sumergirme en un campo donde puedo demostrar que como mujer, soy más metódica, organizada, precisa. Esto le ha motivado a otros hombres a darse cuenta de que nosotras también lo podemos hacer, pero además, con más orden y esto es algo que llama la atención y marca una diferencia”, indicó
Desde que inició con su empresa, Erika asegura que no ha visto a ninguna otra mujer dedicarse a un oficio similar. Dice que el rubro de las soluciones tecnológicas de bajo voltaje se encuentra aún bajo el ala de hombres; lo mismo ocurre con programadores y desarrolladores en los bancos, lo que refuerza el estereotipo de que la ingeniería es una profesión para el género masculino.
“La ingeniería es un trabajo que no nos limita como mujer, por el contrario, es un trabajo en donde podemos generar un valor, por eso me gustaría motivar a las mujeres a que estudien ingeniería, que conozcan sobre esta profesión y que sepan que sí se puede, porque esta carrera es bonita y diferente”.