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Desde hace años, Sayda Pacheco se dio cuenta que tenía habilidades para vender y emprender. Decidió explotar esto y hoy vende sus chips de plátanos (también llamados tostones o chifles) en 17 establecimientos comerciales de Carolina del Norte. Su meta es lograr venderlos en Las Carolinas y luego en todo Estados Unidos.

Sabor Catracho es el nombre que lleva su producto. Se trata de unos chips artesanales hechos con plátano verde (o macho) y de las propias manos de Sayda y sus tres hijos, quienes heredaron esta visión de emprendimiento y en sus horas libres apoyan a su madre con el negocio. 

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La idea surgió por una crisis en Honduras: “Aprendiendo a prepararlos me corté los dedos”

Sayda es de San Antonio, uno de los municipios del Departamento de Copán en Honduras. “Es un pueblo en el que no había muchos negocios, pero yo me adelanté a esto y comencé con un cyber café, luego vendí útiles escolares, después abrí un gimnasio, un negocio de engordar pollos para venderlos más tarde procesados y antes de venirme había abierto un restaurante, pero por muchos problemas nos decidimos venir a Estados Unidos”, relató la emprendedora a La Noticia.

Los chips fue una idea que nació de una de estas dificultades. Según Sayda, en el 2007 llegó a San Antonio una organización que ofreció a varias personas de la comunidad trabajar como agricultores. Tanto ella como su esposo se anotaron para formar parte de la siembra de plátanos.

La idea era que luego de que nosotros termináramos de sembrar y producir el plátano, ellos lo iban a exportar. Se dio el caso de que muchos sembramos y luego nos quedamos con el producto, porque no lo compraron. Entonces no sabíamos qué hacer con tanto plátano... Un día me levanté a orar y le pregunté al Señor, qué podía hacer con tanto plátano. Ese mismo día fui a comprar las cosas necesarias para venderlo”, expresó.

Esta era la primera vez que la emprendedora preparaba chips. “A mí nadie me enseñó, yo todo lo aprendí. Fue toda una experiencia y aprendiendo a prepararlos me corté los dedos. Me costó, pero luego logré hacer varias bolsas, las sellé y las mandé a vender con unas jóvenes y a la gente le gustó”, dijo.

Los chips de plátano de Sayda Pacheco son 100 % artesanales (Foto: Sayda Pacheco)

En la medida en la que se vendían más chips de plátanos, Sayda pudo generar más empleos en la ciudad, recuerda que muchas estudiantes y madres solteras se le acercaban para pedirle trabajo. Le dio esta oportunidad a 12 mujeres

En Charlotte comenzó vendiendo puerta a puerta

Debido a la inestabilidad económica del país en el 2019, Sayda y su esposo consideraron la posibilidad de mudarse a Estados Unidos para ofrecerles un mejor futuro a sus tres hijos y decidieron empezar de nuevo en Charlotte, ciudad donde vivía la familia de su pareja.

La mujer solo tenía cuatro meses en la Ciudad Reina cuando decidió emprender con este negocio del que ya tenía experiencia en Honduras. Así fue como el plan migratorio familiar se convirtió en una oportunidad para internacionalizar su emprendimiento de vender chips de plátanos.

Me dije ‘voy a intentarlo aquí para ver qué es lo que pasa’ y eso estoy haciendo: lo estoy intentando. Gracias a Dios se me han abierto puertas. Al principio cometí muchos errores porque en este país la cultura es muy diferente a la de nosotros los latinos, pero seguí adelante y ya tengo varias tiendas en Charlotte que están vendiendo mi producto y para mí eso es un éxito”, comentó.

Sayda recuerda que al principio comenzó a publicar su producto en redes sociales y cuando le salían encargos se dirigía a las zonas, en donde también vendía sus chips puerta a puerta. “Esto lo hice por dos años y por eso es que ya hay personas que conocen de mi producto”, dijo.

Lo que ha costado mucho son los materiales. Al principio yo comencé con una bolsa más frágil y más económica. Luego mandé a hacer una bolsa china y esa bolsa fue un fracaso porque era un empaque muy comercial que no gustó porque mis clientes pensaban que era otro producto. Así que busqué hasta que conseguí una bolsa artesanal”, recordó la emprendedora.

Pasó de buscar clientes a ser buscada por grandes comercios

La persistencia de la emprendedora le garantizó ganarse la clientela y captar la atención del público. “Más por Menosfue el primer establecimiento que le brindó la oportunidad de vender sus productos dentro del local comercial y le dio un anaquel para que pudiera ubicarlos. “Salí llorando de la tienda”, recuerda la mujer por la felicidad de haber conseguido este logro.

Un día fui a comprar plátanos y el dueño de la tienda (Don Samuel) me preguntó por qué yo siempre iba a comprar tanto plátano. En ese momento yo le mostré una foto de lo que yo hacía y él me dijo que le llevara algunos paquetes para probar si se vendían en la tienda. Así fue cómo los empecé a vender con ellos y luego me escribieron de otras tiendas, como la de Mana Supermarket”, señaló. 

Sayda Pacheco colocando sus primeros empaques de chips de plátanos Emanuel en el establecimiento “Más por Menos” de Charlotte (Foto cortesía: Plantain Chips).

Hoy en día, los chips de plátanos Emanuel se consiguen en 17 establecimientos de franquicias como: Más por menos, Mana Supermarket, pero también en: Que Onda, Lupita’s, Dany’s, Tortillería Los Paisanos Carniceros, La Providencia, Coquito, El Mariachi, Abarrotes y Carnicería Acapulco, Palma, La Raza, La Única Supermercado Internacional, Mi País Latino Market y Compare Foods, entre otros. 

Actualmente, este producto tiene un precio estimado de $7 y se consigue en cuatro sabores: chile y limón, barbacoa, naturales y de plátanos maduros.

Mi meta es expandirme por todo Charlotte, por todo Carolina del Norte y luego por todo el país y en marzo me llega una maquinaria que compré que es de México. Con esto voy a poder expandir mi producto, porque a diferencia de otros chips, el mío es artesanal, no lleva preservantes, es casero, la contextura es diferente porque no es importando, sino que está recién hecho”, detalló.

Para conocer más sobre este producto, puede seguirlo en sus redes sociales como Sabor Catracho.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.