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Los días de Rina Cisnero comienzan muy temprano, entre las cinco y seis de la mañana se prepara para salir a trabajar como conductora de buses escolares para las Escuelas de Charlotte-Mecklenburg (CMS), en donde trabaja desde hace tres años.

Aunque Rina comienza su ruta en la madrugada, debido a la crisis actual por la falta de choferes, en algunas oportunidades desconoce su hora de salida. Para ella manejar el bus escolar es un estilo de vida que escogió hace 10 años. Asegura que se siente más cómoda en un autobús que en un vehículo compacto.

En conversación con La Noticia, Rina relata cómo es la experiencia de ser latina en este oficio, y cuáles son las dificultades que ella, y otros chóferes, enfrentan día a día.

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¿Cómo es la jornada de un chófer de bus escolar?

Desde el inicio del año escolar, Rina recibió su ruta (un documento que le indica las paradas escolares asignadas para ese año escolar). Ella recibió el 1527, el cual se encuentra conformado por cinco escuelas: dos en el horario de entrada a clases, y tres para cubrir las salidas. Trabaja en el Departamento de Hopewell, este se encuentra conformado por un poco más de 50 chóferes. Es la única latina.

Antes del amanecer de lunes a viernes, Rina se prepara para cumplir con todas las paradas. La primera comienza a las 5:40 para dejar a los estudiantes en la Escuela Secundaria North Mecklenburg. Realiza 12 paradas para poder dejar a 48 niños en sus clases.

Luego busca a otros 12 niños para dejarlos en Irwin Academic Center. “Las paradas están lejos, así que solo en esta ruta me tomo dos horas. Ya a las 10:00 suelo terminar con mi jornada diurna, entonces me voy a mi casa y regreso a la parada a la 1:00 p.m. para la salida de los estudiantes, usualmente salgo a las 5:30 p.m., pero debido a que faltan choferes, por ahora no tengo horario de salida”, señaló.

En el turno de la tarde, Rina busca a los estudiantes de tres escuelas: la Secundaria North Mecklenburg, la Primaria Oakdale y Mountain Island Lake Academy. En total son más de 160 los estudiantes con los que interactúa todos los días.

Rina esperó seis años para hacer realidad su meta: conducir buses

Rina se mudó de El Salvador a Estados Unidos en 1996. Vivió en Nueva York, donde trabajaba en una fábrica. Relata que desde que vio los primeros buses en la Gran Manzana admiró este oficio, pero fue en el 2012 cuando comenzó a hacer todo lo que estabas en sus manos para colocarse detrás del volante. Fue a Division of Motor Vehicles (DMV) y comenzó a estudiar para los exámenes.

Yo siempre me quedaba viendo los buses y me quedaba sorprendida pensando ‘si él puede manejar el bus, yo también puedo’. En ese momento y en esa ciudad no vi que hubiera otro latino haciendo esto, tampoco había muchas mujeres, pero yo no vi esto como un impedimento… Yo no quería seguir en el trabajo que tenía. Entonces, comencé a investigar y a estudiar. Es un poco difícil estudiar porque son bastantes preguntas, pero me propuse estudiar y lo logré”, contó.

De acuerdo con las regulaciones de la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes (FMCSA), para poder convertirse en chófer de autobús es necesario solicitar un permiso de aprendiz comercial y mantenerlo durante al menos 14 días antes de ser elegible para solicitar su licencia de conducir comercial (CDL). 

Para poder solicitar la licencia comercial, debe además reunir los requisitos de un examen médico federal, poder hablar inglés lo suficientemente bien como para comunicarse con otras personas y leer las señales de tráfico.

Gracias a su esfuerzo, Rina logró cumplir todos estos pasos y trabajó como conductora de buses durante 6 años. Al mudarse a Charlotte, hace tres años, decidió que continuaría con este oficio. Se preparó y estudió para aprobar la prueba escrita y práctica de conductor de autobús escolar de Carolina del Norte

Lidiando con estudiantes y conductores agresivos

Las dificultades para un chófer de autobús son los peligros que existen en la carretera. Uno tiene que andar pendiente todo el tiempo porque uno anda con niños. Siempre tiene que andar viendo para adelante y viendo a los niños, porque a veces ocurren peleas y siempre tiene que estar pendiente uno, tanto de la carretera como de los niños”, explicó.

Respecto a la seguridad de los estudiantes, Rina asegura que el mayor peligro para los niños son los conductores agresivos, quienes no respetan las señales de "Pare" o tocan su bocina para apurar a los jóvenes o al chófer del bus.

A veces se pasan en el sentido contrario. Entonces tiene uno que estar atento todo el tiempo en todos los sentidos, porque en un descuido podría pasar un conductor, por un lado, ya que lamentablemente hay conductores que no tienen paciencia y los buses tienen un límite en la velocidad, se manejan hasta 45 kilómetros por hora, de allí uno no pasa este límite”, explicó.

Agregó: 

Otra cosa que ocurre es que cuando recién colocamos la señal de stop, en este momento, la mayoría de los conductores que viene detrás de nosotros o en vía contraria, al menos los primeros en la fila, nos adelantan y esto es por la velocidad en la que vienen. No tienen precaución incluso en zonas escolares”.

“Somos conductores y no maestros”

Rina asegura que se siente mucho más cómoda conduciendo un bus que un vehículo normal. Sin embargo, lo único que en ocasiones le produce incomodidad son los problemas que se presentan con los adolescentes, cuando estos desobedecen las normas para un buen comportamiento en un autobús escolar.

Nosotros somos conductores y no maestros. Entonces hay situaciones en las que no podemos involucrarnos porque nuestra tarea es llevar a los niños sanos y salvos a su casa. Lo único que podemos hacer es detener el bus en un área segura y pedirle que cumplan las normas del bus, pero aunque a veces quisiera separar a los niños para que no se peleen, nosotros no podemos separarlos. Entonces lo que hago es decirle a los niños más grandes que los separen y pedirle a los niños del conflicto que se sienten”, lamentó.

La chófer explicó que su trabajo es conducir el autobús escolar, cumplir y hacer cumplir las normas previstas en el Código de Conducta del Estudiante del CMS sobre el comportamiento en el vehículo escolar o en la parada de buses. Sin embargo, también busca ofrecer siempre una cálida bienvenida a cada estudiante.

Siempre les doy los buenos días y los trato bien porque uno no sabe las condiciones en las que viven estos niños. Entonces la idea es estar con una sonrisa, incluso aunque estén con los audífonos y no me escuchen cuando los saludo”, dijo.

La salvadoreña aseguró que parte de su trabajo es verificar las condiciones en las que recoge y deja el autobús escolar en la parada de buses. Ello con la intención de confirmar el estado del vehículo y que los estudiantes se hayan bajado en su parada escolar ya que en ocasiones se quedan dormidos en los asientos.

Para Rina ser latina al volante del bus escolar es una ventaja: solo hay 13 en Charlotte

A pesar de las dificultades del oficio, Rina asegura que desde hace nueve años se encuentra cumpliendo su sueño de manejar un bus, lo que la motiva a esperar a sus estudiantes todos los días con una sonrisa y a darles siempre los “buenos días”.

Hay otros niños que solo tratan de llamar la atención y hay que recordarles que deben cumplir las reglas del bus. Entonces otra cosa que realizo es que llevo stickers de estrellitas y se los regalo cuando se portan bien, para motivarlos”, comentó

Actualmente, CMS cuenta con 893 conductores (801 tiempo completo y 92 tiempo parcial), en el Departamento de Hopewell, donde Rina trabaja, son un poco más de 50. Ella es la única latina.

De acuerdo con información del sistema Escuelas de Charlotte-Mecklenburg solo hay 13 latinos trabajando como chóferes de buses escolares, para Rina ser latina le ha ayudado a tener una buena relación con los padres latinos de algunos de los estudiantes a los que traslada.

A veces escucho llamadas porque las compañeras no entienden lo que los niños les están diciendo y me llaman para que yo le pregunte a los niños la información básica como el nombre y el apellido, por eso considero que sí es importante saber los dos idiomas y es una experiencia muy bonita”, dijo.

Luego de los padres y antes de los maestros, Rina es el adulto con quienes algunos niños y adolescentes del CMS comparten la experiencia de ir a clases. 

Hay algunos niños que vienen de casas de acogida y ven en mí la empatía que algunas veces no tienen en estos hogares. Entonces verlos animados a seguir yendo a clases es importante para ellos y me llena de alegría cuando termina el año o cuando en navidad me dan detalles para mostrar su agradecimiento por llevarlos a clases. Es lindo saber que se dan cuenta que estoy allí”.

*Esta historia se publicó originalmente el 30 de marzo de 2023

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.