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Angélica (Angie) Thacker inició en el mundo laboral cosechando en Carolina del Sur, luego se abrió paso en la construcción y ahora es dueña de PINAM Construction, una reconocida empresa contratista de Carolina del Norte (Foto: Cortesía Angie Thacker).

Angélica (Angie) Thacker pasó su niñez en Progreso, un pueblo de pocas calles y, según dice, “pocas oportunidades” en Texas. A sus 16 años se mudó a Carolina del Norte. Fue en aquí donde comenzó a trabajar limpiando en sitios de construcción y comenzó a soñar con ser dueña de una empresa de ese rubro. Una meta que logró gracias a su determinación.

Dios tenía un camino escrito para mí, porque éramos pobres, no teníamos nuestra propia casa, no teníamos ni baño adentro de la casa y es algo que es difícil de creer y tanto mi mamá como mis hermanos se sienten superorgullosos”, comentó Thacker a La Noticia recordando el camino que recorrió para llegar lejos.

Hoy en día es propietaria de PINAM Construction, una reconocida empresa contratista de Carolina del Norte. Además, es la primera latina en ser incluida en el Salón de la Fama de Mujeres Empresarias de Carolina del Norte, en el 2023, por la Asociación de Contratistas Hispanos.

Dejó atrás la cosecha, para abrirse paso en la construcción

Angie es de origen mexicano, pero emigró a Estados Unidos junto a sus padres cuando solo tenía 3 años y desde pequeña tuvo el ejemplo de ver a su mamá trabajar. Relata que durante las vacaciones escolares, su madre, hermanos y ellas viajaban durante las vacaciones escolares de Texas a Charlestón, Carolina del Sur, para trabajar cosechando tomates. Esto lo hizo desde sus 13 años hasta los 16 y luego se mudó a Charlotte.

Vivíamos en pueblitos de esos en los que si no sales de allí, te mueres allí, pero a los 16 años tomé la decisión de irme a mi casa y empezar mis propias aventuras con mi novio. Pensé que con él iba a crear una familia y quedarme el resto de mi vida, pero las cosas no funcionaron y me separé a los 21 años. Me quedé con mi hija y decidí que no quería regresar a mi pueblito como una fracasada. Así que me puse dos opciones: o regreso derrotada o me quedo en Charlotte y logro vencer mi miedo”, dijo.

Thacker cuenta que quería darle todo lo que no tuvo a su hija y lo que tuvo también, como el ejemplo de una madre trabajadora. Por ello cuando escuchó sobre una oferta de trabajo limpiando escombros en sitios comerciales de construcción en donde recibiría un buen salario. Lo aceptó inmediatamente.

Pagaban muy bien comparado con otras industrias. Así que tomé esta oportunidad y me quedé con una mentalidad de que por unos años voy a aprender. Mientras la exploraba, me di cuenta de que había muchos latinos que tenían su compañía de subcontratistas y muchos no hablaban inglés, muchos no leían inglés y  eran exitosos. Así empezó mi idea de decir: 'yo puedo explorar esto y tener mi propia compañía; si ellos pueden, yo voy a poder'”, indicó.

Detalló: “Empecé limpiando los escombros, luego aprendí a leer los planos de electricidad y me contrataron como ayudante de electricista. Pues de ahí aprendí más de la construcción hasta llegar a donde estoy ahorita”.

Fue discriminada en diferentes cargos y áreas de la construcción

En los años en los cuales Angie comenzó en la construcción, asegura que vio una participación muy escasa de mujeres, principalmente por problemas que continúan hoy en día. Uno de ellos fue la discriminación por ser mujer.

Cuando empecé nada más éramos dos y éramos latinas. En esa época, aunque se sumaban más mujeres, se nos veía en cargos de limpieza. Nunca en algo más elevado, siempre a lo más bajo, pero fue cuando comencé en el sector comercial, cuando vi más discriminación por ser mujer y por ser latina. Esos eran unos de los desafíos que tenía que enfrentar y fueron los que me hicieron más fuerte y me impulsaron a seguir adelante y no rendirme. Por ejemplo, yo iba a una junta para entregar una propuesta, un proyecto. Esta era en un cuarto donde había como 15 hombres, todos anglosajones y yo, la única mujer y latina, entonces era intimidante, pero cambié este pensamiento, por el de si llegué hasta aquí es por algo y me voy a quedar”, agregó.

Para Angie, otro de los desafíos para lograr su meta fue la escasez de material y recursos. Por lo que tuvo que ‘aprender desde abajo’. Un poco todos los días y tomando notas de aspectos técnicos e incluso de la forma de actuar de los hombres en la industria.

Me di cuenta de que la industria es manipulada y manejada por hombres en un 100 % y aprendí que tenía que dejar a un lado el feminismo y decirme, yo tengo que pensar como hombre, me tengo que desconectar emocionalmente y ser tan profesional como ellos. Ellos no piensan en el bebé, en la mamá o el hermanito, solo en entregar la propuesta y en los números”.

“Si me ocupan para subirme en un techo, pues me subo”.

En el 2015, Angie abrió las puertas de su contratista PINAM Construction y a quienes estaban a su alrededor les quedó claro que había llegado para quedarse.

Me llené de confianza y hoy me siento a gusto de que podría trabajar, incluso aunque todos los demás sean hombres. Y si estoy en una escalera supervisando y me piden un martillo se los paso y traigo mis botas en mi ‘troca’, porque si me ocupan, pues yo me las pongo. No me detiene, en verdad que no, por eso siempre uso traje de pantalón, porque si me ocupan para subirme en un techo, pues me subo”. 

En los años en los cuales PINAM Construction ha operado, Angie ha trabajado con empresas privadas y con proyectos de los gobiernos de ciudades y condados de Carolina del Norte. Con orgullo, cuenta que algunas de las mujeres que comenzaron a trabajar en su compañía, hoy son dueñas de empresas.

Una tiene una compañía de limpieza, otras tienen negocios de reparación y otras con cargos administrativos en compañías que fundaron con sus esposos y para todo esto es algo inspirador, porque motiva a otras mujeres a involucrarse, por eso mi consejo más importante es que a quienes se unan a este rubro, que no se den por vencidas y que inviertan mucho en su crecimiento personal”, cerró.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.