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De la mano de su mamá, Jesús Rendón llegó a Estados Unidos siendo un niño de solo seis años. Vivió los siguientes 12 años en un entorno marcado por la violencia de pandillas, dificultades económicas y el temor a la policía. Sin embargo, por encima de esos obstáculos, nació en él un propósito: cambiar desde dentro la relación entre la comunidad latina y las fuerzas del orden. Hoy, sigue trabajando en esta meta como el latino con el rango más alto en el Departamento de Policía de Charlotte-Mecklenburg (CMPD).

De la lucha migrante al orgullo de servir

Yo nací en México, en Culiacán, Sinaloa y me vine aquí a los seis años ilegalmente, mi mamá me cruzó y cuando pasó la amnistía con mis padres, me arreglaron los papeles. Afortunadamente, yo no fui indocumentado por mucho y no viví el estigma de ser inmigrante, hasta que me di cuenta de que me gradué con estudiantes que eran más inteligentes que yo o que tenían más ambición, pero que no podían seguir adelantes con sus estudios porque eran ilegales”, contó Rendón a La Noticia.

La familia de Rendón emigró de México a Los Ángeles y allí vivió 12 años. Cuenta que fue una época (entre años 80 y 90) marcada por la violencia, el narcotráfico, las pandillas y desconfianza hacia la policía

Crecí en un lugar donde había muchos cholos de pandillas. Era la cultura de ese entonces: violencia y muertos. De hecho, la policía no entraba a esa zona para apoyar a la comunidad como con recursos para que los adolescentes no terminaran en la calle, no había actividades como deporte, entonces los jóvenes estaban llenos de ocio y se echaban a perder porque sus padres trabajaban para llevar el sustento a la casa”, indicó.

En su casa sus padres también trabajaban largas horas para sostener a la familia. “Trabajaban duro, muy pero muy duro. Crecimos humildemente, pero con orgullo. Batallando pasa salir adelante, que es algo que hacen los inmigrantes, salir a trabajar para llevar al pan a la mesa, apoyar a la familia y educar a los hijos… Sé lo que es ser pobre, lo que es tener hambre y tener menos, por eso sé que la gente a la que le servimos en la comunidad, es gente que batalla todos los días”, contó.

Creció desconfiando de la policía: “pensaba que era racista”

De esa época, Rendón recuerda que los delitos e historias sobre racismo policial acaparaban titulares en la prensa de Los Ángeles. Esto le hizo desconfiar de los uniformados desde joven. Sin embargo, en donde otros veían un problema, él se centró en intentar buscar una solución. Convertirse en autoridad para mostrar un rostro latino y cambiar esa percepción.

Yo tenía miedo de la policía, pensaba que eran racistas y que estaban en contra de mi comunidad. Así que pensé que si yo era policía, podría combatir internamente esto y reportar el racismo si lo veía”, añadió.

Rendón fue el primero en su familia en dedicarse a un oficio diferente al de la construcción. “Quería hacer algo más, ir a la escuela, recibir educación, ir al Ejército. Necesitaba un cambio  y salir de ese ambiente donde había mucha violencia y carecía de recursos, quería hacer algo más que dedicarme a la construcción”. 

Así comenzó su carrera alistándose al Ejército, donde sirvió por tres años y medio en Georgia. Luego, en el 2001 solicitó ingresar a la patrulla de carreteras, pero al notar que esto se alejaba de su propósito inicial, decidió optar por una carrera policial en el Departamento de Policía de Charlotte Mecklenburg (CMPD).

En la oficina de carreteras o como alguacil se trabaja escribiendo multas, en accidentes o en la cárcel, mientras que la policía hace de todo: investigan homicidios, robos y violencia doméstica, entonces es un trabajo más cercano a la comunidad”, dijo.

Una carrera en ascenso en CMPD

Cuenta que al inicio de su carrera notó varias situaciones: persistían barreras entre la policía y los latinos.

Reconocí que aquí en Charlotte había el mismo pensamiento de la comunidad latina, que confiaban un poquito más en la policía, pero a su vez no nos querían. También, como policía me di cuenta, de que se confunde el odio con nervios. Posiblemente, eso pasaba en Los Ángeles, los policías no tenían odio a los latinos, sino nervios por el nivel de violencia que había escalado, por los prejuicios arraigados de que toda la policía era mala y porque en este oficio uno sabe que perder la vida es un riesgo”, añadió.

Desde su inicio en CMPD en febrero del 2001, Rendón escaló posiciones: fue patrullero, detective de narcóticos por ocho años, sargento, teniente, capitán y desde el 23 de mayo de este año es Mayor y está a cargo de tres divisiones: Hickory Grove, North Tryon y University City.

Actualmente, hay cerca de 1,800 oficiales en CMPD. Los latinos representan el 8 %, pero no todos hablan español. Para el 2023, solo 85 de los 119 oficiales latinos hablaban español. Dominar este idioma, marca la diferencia al momento de atender una emergencia con la comunidad latina, en especial en divisiones donde viven más latinos como Independence, Hickory Grove, Westover, Eastway y Steele Creek.

Yo pienso que la policía tiene que conocer a quién está sirviendo y también invito a los jóvenes a que se den la oportunidad de hablar con la policía y explorar esta carrera como una opción. Se necesita a más oficiales que vengan de contextos diversos. Si es una persona que batalló en su vida, va a poder ver que la comunidad también batalla para salir adelante”, comentó.

“Me asusta que perdamos a la comunidad latina”

Hoy, con casi 25 años de carrera policial, asegura que su sueño de que los latinos confíen en la policía sigue en pie, pero que además de una aspiración, se ha convertido también en su desafío más grande.

Me asusta que perdamos a la comunidad latina, que perdamos su confianza por todo lo que está pasando a nivel nacional… Creo que todo cambio se hace una persona a la vez. Por eso vamos a las iglesias, las escuelas y estoy dispuesto a ir a cada lugar que me inviten para hablar y servir a la comunidad y cambiar esta percepción que se tiene de la policía”, cerró.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.