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Después de un par de meses dando clases en un centro de detención, Ana Cunningham dio con su profesión ideal: quería ser maestra, una carrera que le permitiría conocer los obstáculos ante los cuales se enfrentan los estudiantes y apoyarlos para que cumplan sus sueños de convertirse en profesionales.

Dar clases en un centro de detención fue una oportunidad para enseñar, pero también para aprender que a través de la educación era posible cambiar el rumbo y las decisiones que toman los estudiantes. Este mes fue nombrada la Maestra del Año en el Sistema Escolar de Charlotte-Mecklenburg (CMS).

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De los juzgados las aulas de clases

En medio de un salón de clases, rodeada de estudiantes y con una pizarra digital al fondo, es como Ana Cunningham, pasa la mayor parte de su jornada escolar, mostrando en cada oportunidad el contenido que preparó para ofrecer una clase de calidad y dinámica para que los estudiantes participen y se sientan parte del grupo. Hoy hace lo que le apasiona: Dar clases; Sin embargo, las primeras lecciones que dio como docente no fueron nada similar a estas.

A mediados del 2008, la ahora docente se visualizaba en los juzgados como abogada y comenzó a realizar investigaciones sobre defensa pública en el estado de Maryland. Durante este verano comenzó a dar clases de literatura y matemática en el centro de detención New Beginnings Youth Center. Esta experiencia tuvo un impacto en sus estudios programados.

Mi camino, a diferencia de otros, no fue directo en la educación sino en el centro de detención. Allí me di cuenta de que yo no quería ser reactiva cuando todas las cosas pasan, yo quería prevenir de que los muchachos llegaran a ese punto y cambié completamente de carrera”, señaló a La Noticia.

Durante esos meses, Ana también se dedicó a la investigación científica para la escuela de leyes de Northwestern University, donde amplió sus conocimientos sobre la incidencia de la falta de educación y oportunidades en la reincidencia y en las decisiones que muchos jóvenes toman antes de ir detenidos.

Existen muchos estudios que señalan lo que les puede pasar a los jóvenes si no reciben una buena educación, si no les enseñan a leer, si no los educan adecuadamente, ni cuentan con una comunidad que los apoye. Indican que esto puede llevarlos a un camino que no está nada bien. Entonces yo pensaba, si hubiera alguien que les diga que sí pueden lograr sus sueños y los apoye a conseguirlos, las cosas serían diferente. Fue con ello que me di cuenta de que no quería ser una abogada que trate de reducir la sentencia, yo quería ser una agente de cambio para que no llegaran a ese punto”, señaló.

Después de este verano, la ahora docente se inscribió al programa Teach for America, dos años después ya estaba dando clases en la Academia de Tecnología Phillip O. Berry del Sistema Escolar de Charlotte-Mecklenburg (CMS), en donde ya lleva 11 años impartiendo clases.

“Cada día ordinario, puede generar resultados extraordinarios”

En el salón de clases, Ana no es la única que habla, para ella, la participación de los estudiantes es importante para que se sientan como parte del grupo. Por ello, una de las cosas relevantes que la ayudó a convertirse en la mejor maestra de Charlotte fue escuchar a los alumnos y lograr esa conexión necesaria para conocer los obstáculos que enfrentan y orientar su futuro.

En 11 años tengo miles de ejemplos de estudiantes que han cambiado su forma de pensar y de tomar decisiones. Yo sé que no todos tienen la oportunidad de tener muchas opciones o de tener muchas comodidades, veo que hay alumnos que tienen muchos obstáculos como falta de documentación, no contar con el dinero suficiente para ir a la universidad, entre otros y esto les complica llegar a sus sueños. Esto es algo que cambió mi forma de pensar y me hizo involucrarme en hallar soluciones para ellos, buscar formas de ayudarlos. He visto que a veces, incluso por encima de estos obstáculos legales y del dinero, han podido salir adelante y lograr sus sueños y esto se debe a sus esfuerzos”, expresó.

Ana cuenta con 11 años de experiencia docente, sus primeras lecciones las dio en un centro de detención y la motivaron a cambiar de carrera en el 2008 (Foto: La Noticia).

Para lograr esta conexión entre sus necesidades y sus sueños, Ana le muestra a los estudiantes donde conseguir información sobre becas, les ayuda mostrándoles programas de educación y diversos recursos que les puedan ayudar. Asegura, que años después los estudiantes la contactan para mostrarle sus avances y que continúen estudiando para ella es un logro.

Cada día es una nueva oportunidad para ser un cambio para el futuro. No hay que ser perfecto. Eso es imposible. Nadie es perfecto, pero sí se puede trabajar un poco para lograr una idea o un sueño. Cada día ordinario, puede generar resultados extraordinarios. Esto es algo que siempre digo: hay que trabajar, nada se consigue sin trabajo, hay que enfocarse y no hacerlo solo, rodearse de personas que les ayuden a alcanzar sus metas”, recomendó

Una maestra ejemplar con raíces latinas

Ana Cunningham fue nominada como Maestra del Año 2022-23 por el CMS. El 3 de mayo su reconocimiento fue anunciado durante la primera celebración de los Premios Gem, evento destinado a destacar el trabajo de los maestros en Charlotte, en el Teatro Dale F. Halton del Central Piedmont Community College (CPCC).

Su labor se ha especializado en impartir clases de Inglés, gracias a su licenciatura de Inglés y Ciencias Políticas del Northwestern University. Además, de dominar a la perfección y con un nivel profesional este idioma, también habla español debido a sus raíces latina, como hija de una nicaragüense (Esperanza Cunningham), quien emigró a Estados Unidos en los años 80.

Por ella aprendí el español y de mi cultura. Siempre hablo con ella, con mis tías y con mis primas y en la casa siempre se habló español. Eso era importante para ella, porque decía que somos latinas y siempre hay que hablar español y se enfocó mucho en la importancia de la educación”, señaló.

“Hoy en día hay muchas ventajas de hablar español”

Ana recuerda que desde pequeña veía como el inglés fue una barrera para que su propia madre obtuviera información sobre lo que ocurría con su hija en la escuela. Hoy en día, hablar los dos idiomas le permite hablar con padres latinos sobre lo que pasa en el aula de clases con sus hijos.

Cuando yo fui a la escuela no había traductores, no había aplicaciones para aprender este idioma, ni personal que hablara español. Entonces cuando mi madre iba a la conferencia de padres, no sabían qué hacer con esa información que querían transmitirle, entonces yo era la traductora y fui su traductora desde los 10 años, porque mi padre (Curtis) estaba presente, pero su español no es tan bueno”, comentó.

Añadió:

Hoy en día hay muchas ventajas de hablar español. Ahora que yo soy maestra, puedo conversar con los padres de familia latinos en su idioma y decirles qué es lo que está pasando con sus hijos en la escuela. Ya no hay ese obstáculo en mis clases: el del idioma y para mí esto es algo que no debería existir, porque muchas veces los padres de familia no saben qué está pasando con sus hijos, entonces al quitar esta barrera, yo puedo hablar con ellos de forma directa”.

Hablar español es una ventaja para la docente, tanto para hablar con los padres como con algunos estudiantes. Asegura que en sus salones de clases, siempre entre el 20 % y el 30 % de ellos son latinos. Actualmente tiene 70 alumnos entre 15 y 16 años.

La meta de la maestra es cambiar el destino de muchos estudiantes

Dentro del aula de clases, lo único que Ana puede controlar son sus lecciones y el contenido que planea enseñarles a los alumnos. Sin embargo, debido a lo dinámico de sus aprendizajes, siempre se encuentra con sorpresas por parte de los jóvenes, quienes abordan el proceso de aprender con entusiasmo.

Cuando se es maestra no existen días normales, cada día es diferente y por eso me encanta. Pero comúnmente un día se empieza saludando a los alumnos y esto es algo que me gusta, ya que por ellos es que estoy aquí. Entonces veo la emoción que tienen ellos cada mañana y cualquier cosa puede pasar”, indicó.

Con sus clases espera incidir en la decisión que tomarán los estudiantes sobre continuar estudiando y preparándose para un mejor futuro.

La educación es lo más importante, sin eso uno va a tener limitaciones si no se enfoca en sus estudios, puede ser que continúen en la universidad o en un instituto universitario, pero hay que tener educación de algún modo. Por mi parte, aún estoy pensando en dónde enfocar mis estudios a futuro, pero lo que me gustaría es seguir ayudando a los alumnos”, manifestó.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.