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Cada vez que lo invade la nostalgia, Enrique Ferrer se refugia en su familia y el automovilismo para elevar los ánimos con la efervescencia de unas pastillas de menta en un vaso de Coca-Cola. Porque solo a través del amor y la pasión ha podido echar un poco de menos a México, su natal país, que dejó hace más de un año para vivir una versión motorizada del Sueño Americano.

Para perseguir el sueño de triunfar en las pistas de Estados Unidos, Ferrer decidió mudarse a Houston, a unas 973 millas (1,565 km) del Estado de México, una localidad que colinda con la capital del país azteca. Lo hizo al abrirse una ventana de oportunidad para correr en la NASCAR Advance Auto Parts Weekly Series, a la que llegó con la bravura de un toro, al finalizar tercero general en el campeonato apenas en su primera temporada.

“Ha valido la pena”, dice a La Noticia sobre los sacrificios que tuvo que hacer para alcanzar este pico en su carrera. “Hay días que me he sentido nostálgico, pero estamos muy contentos, se extraña mucho México, las carreras de México. Aquí seguimos con la ilusión (de ganar una carrera), vamos a darlo todo en la pista”.

Recién la semana pasada recibió el trofeo de tercer lugar del año pasado, apenas unos días después de volar en la pista Mobile International Speedway de Alamaba, donde finalizó tercero en la segunda fecha del campeonato, su primer podio en la categoría. Logros que ha alcanzado a pesar de la hostilidad de un serial de abrumadora mayoría estadounidense, donde los latinos difícilmente tienen cabida.

Éxito en su Sueño Americano pese a hostilidad

Me ha costado trabajo”, reconoce. Por eso me emocionaba ver cómo todos los pilotos felicitaban a Dani (Suárez, primer mexicano en ganar una carrera de NASCAR Cup); ha hecho un gran trabajo. Sí, es difícil. Me tocó una carrera que califiqué en segundo lugar, y todos fueron muy agresivos conmigo en la arrancada. NASCAR es una categoría muy de ellos, y como extranjero es irse ganando el respeto de los demás”.

Uno de los casos que mayor eco han causado respecto a la discriminación en las pistas de NASCAR, lo protagoniza el piloto afroamericano Bubba Wallace, quien ha sido víctima de diversos actos racistas a lo largo de su carrera. Y aunque Ferrer no ha sufrido casos tan extremos, ha vivido en carne propia las vicisitudes de no pertenecer al grupo racial que allí predomina.

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“Si bien no he tenido un problema como tal de racismo, no te puedo decir que han sido muy amables conmigo”, comparte. “Pero yo quiero seguir compitiendo y luchando por los primeros lugares. Cumplir con el segundo objetivo que es ganar una carrea. Podemos pelear por el campeonato, vamos a estar peleando adelante”.

Los primeros pasos hacia su meta de pelear por el título, ya los ha dado, por lo que no se conforma con haber conseguido un tercer lugar en la segunda fecha del campeonato. Pues el cielo es su límite en esta versión tan suya del Sueño Americano.

“He tenido grandes resultados en otras categorías, pero en esta de NASCAR, este tercer lugar, es cumplir con uno de los objetivos que nos hemos trazado. Fue una carrera dura, difícil desde la calificación. Está muy competido, logramos quedarnos con el tercer lugar. El siguiente objetivo sería ganar una carrera. Estamos muy contentos y motivados para lo que viene”, asegura el volante de 45 años.

Enrique Ferrer NASCAR
La NASCAR suele ser hostil con minorías (Foto: Cortesía Enrique Ferrer)

Se inspira para subsistir

Es por ello, que pese a lo dura que ha sido su adaptación a una cultura tan distinta a la suya y a tener que acoplarse a un auto y pistas distintas, toda vez que en su país natal solía competir en Súper Turismos, no ha claudicado y se inspira en casos como el del piloto de Monterrey, Daniel Suárez, quien hizo historia en NASCAR Cup Series el pasado 12 de junio en Sonoma Raceway.

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Me inspiran muchísimo. Ver el triunfo de Dani me hizo muy feliz, el ver que los otros competidores lo felicitan. Dani se ha ganado el respeto de todos. Los mexicanos en el extranjero estamos dando buenos resultados en el automovilismo, me motiva y me compromete a no quedarme atrás”, dice emocionado.

Se refugia en los suyos para no claudicar

Es así que por más que la nostalgia se apodere del piloto de MCM Racing Development, ha sabido conducirse por el mejor camino, siempre con la confianza en su talento y, sobre todo, con el apoyo de su gente.

“Vivo en un lugar donde hay mucha comunidad mexicana. Tengo muchos amigos mexicanos. Todo el tiempo estoy conviviendo y hablando en español. Hay muchos que les gusta el automovilismo”, presume con orgullo. “He mejorado bastante. Todo era nuevo para mí. Estoy ansioso porque vengan mejores resultados. Gritamos a los cuatro vientos el haber logrado este podio”.

La férrea y mordaz manera de competir a la que se enfrenta le desconcertó en primera instancia, pues no conocía la agresividad de la NASCAR, sumada al hambre de los múltiples pilotos jóvenes de desarrollo. Adversidades que ha sabido esquivar cual embate de un auto contra el suyo en pista.

“Afortunadamente hemos avanzado bastante. Voy a cumplir 20 años corriendo en autos de carrera de manera profesional y sí, ya tenemos bastantes buenos resultados. Un campeonato en Estados Unidos cerraría con broche de oro mi carrera. Que (lo recuerden) exitoso en México y de manera internacional”, puntualiza.