Carlos Bernáldez se acomodó la gorra y volteó con asombro hacia donde estaba sentado el coach de pitcheo Carlos Caro, como suplicando que no se tratara de un sueño.
Frente a sus ojos estaba una talentosa joven que le hacía creer que la Diosa Fortuna se había por fin apiadado de la Selección Mexicana de Softball.
Aquella chica radicaba en Redmond, Washington, pero gracias a que su madre Marie había nacido en Mazatlán, en el estado mexicano de Sinaloa, la posibilidad de representar al equipo verde, blanco y rojo, era una esperanzadora realidad.
Y así, Tatyana Forbes se convirtió en uno de los máximos descubrimientos de Bernáldez, quien organizó 15 distintas visorías en Estados Unidos para armar su rompecabezas.
“Me siento muy honrada de jugar para México”, dijo Forbes.
“Sé que hago que mi mamá y mi otra familia nacida en México estén muy orgullosas”.
“Puedo decir honestamente que cuando me uní al equipo, nunca se trató de jugar en el equipo solo para ir a Juegos Olímpicos”.
“Fue mucho más que eso”.
“Jugar para el país de México, de nuestras familias. Eso es definitivamente lo que hace que nuestro equipo sea tan único y especial”.
De la reconstrucción al olimpismo
Bernáldez había truncado el sueño de convertirse en un afamado beisbolista cuando de joven las lesiones en el brazo terminaron por sepultar su carrera.
Pero en la adversidad encontró una nueva oportunidad cuando lo invitaron a dirigir a un equipo de señoras.
Así forjó su vocación como manager, misma que llegó a su clímax cuando el ahora fallecido Andrés Montes Chevero lo invitó a dirigir la selección nacional 10 años atrás.
Para los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, México quedó fuera del medallero pero, en cambio, consiguió boleto a su primer Campeonato Mundial.
Un año después el equipo tricolor disputó el mundial terminando en el último lugar sin conocer la victoria.
El descalabro fue tan doloroso que no quedó remedio que reconstruir desde los cimientos.
Por lo que voltearon a ver al otro lado de la frontera con Estados Unidos en busca de talentos como el de Forbes.
Y vaya que valió la pena. Tatyana bateó 10 de 10 durante los juegos de exhibición contra el país que la vio nacer —Estados Unidos— y Japón.
Justo cuando Bernáldez y Caro quedaron atónitos al contemplar su talento.
Luego, Forbes lideró la victoria del equipo mexicano sobre Estados Unidos en 2017 en el clasificatorio de los Juegos Panamericanos de Lima.
Y finalmente, la estudiante de NC State de Carolina del Norte ayudó a México a calificar a sus primeros Juegos Olímpicos en Tokio.
Talento y fe en el equipo de México
“Estoy muy agradecido de poder ser parte de la primera aparición olímpica de México en el softball”, reconoció la mexicoestadounidense de 24 años.
“Hace unos 5 años, si le preguntaras a alguien si pensaba que llegaríamos a los Juegos Olímpicos, habríamos obtenido muchas respuestas negativas”.
Tatyana Marie Forbes Fojo tenía la mayor cantidad de hits en el softball de la División I con 43 antes de que la pandemia comenzara el año pasado.
Mientras que también ocupaba el quinto lugar en promedio de bateo (.538).
"Fue uno de mis mayores logros y metas el año pasado liderar la NCAA en hits y en promedio de bateo”, presumió.
Forbes cumplió un promedio de bateo de .545 —yéndose 6 de 11— y anotó cuatro carreras para mantener a México invicto al vencer a Puerto Rico, Venezuela, Brasil, Perú, Cuba, República Dominicana y las Islas Vírgenes Británicas en el Clasificatorio de Softbol Américas.
El equipo de México acumuló un promedio de bateo combinado de .386, un promedio de carreras limpias de 0.36 y no cometió errores.
“Obviamente, ahora que nos hemos clasificado, es un sueño absoluto”, afirma.
Es así que Tatyana es una pieza fundamental en el equipo mexicano que busca hacer historia en Tokio a partir de esta semana.
Algo que no habría ocurrido de no ser por la tenacidad de Bernáldez, pero que tampoco sería verdad de no ser por otros imperceptibles pero importantes detalles. Tal y como se construyen las grandes gestas.
Toda vez que Robert, el padre de Tatyana, jugaba fútbol profesional y naturalmente llevó a su hija hacia la práctica del deporte.
Por ende, ella comenzó en el fútbol y era una jugadora rápida.
Sin embargo, pronto se sintió atraída por el softball, que comenzó a practicar en la escena de las ligas menores en Hartman Park.
Sus hermanos la convirtieron de una bateadora férrea y esa influencia la tiene ahora en la antesala de marcar un hito en México, el país de su madre.
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