Raleigh- Norma Quiñones ha tenido claro que tras emigrar de su ciudad natal, Santurce (Puerto Rico) hacia Estados Unidos junto con su esposo y tres hijos, tenía que vencer todas las adversidades que se le presentaran como para triunfar. Hoy, tras 31 años de estar radicada en este país, veinte de los cuales han sido en Carolina del Norte, se dio cuenta que la perseverancia y el tocar puertas fueron fundamentales para alcanzar el éxito.
Hoy tiene un doctorado en educación y comparte su tiempo entre la dirección de la Cámara de Comercio Hispana de Carolina del Norte y su preescolar bilingüe CaSaGa.
“El venir a Estados Unidos cambió mi vida radicalmente. Mi esposo y yo, nos mudamos gracias a una beca que él recibió para cursar su escuela. Como la mayoría de los jóvenes, vimos esta oportunidad como una gran aventura”, mencionó a La Noticia.
Barreras que fueron oportunidades
Al llegar, Quiñones tenía 26 años y tenía varios retos que superar. “La primera oportunidad fue el idioma. Yo tenía 26 años cuando llegué y no sabía hablar inglés”.
Durante 13 años mientras completaba sus estudios y sin abandonar sus obligaciones como madre y esposa trabajó duro para conseguir su titulación universitaria y doctorado.
“Fueron años de trabajo arduo”, mencionó. “Pero mi norte siempre fue y ha sido el darle ejemplo a mis hijos. No había lugar para lamentaciones. Sino oportunidades para unirnos y crecer como familia. Ellos no habían decidido venir a este país, esta fue la decisión de mi esposo y mía. Por lo tanto teníamos que triunfar”.
Con una fe grande en Dios, Quiñones comenzó a involucrarse con la comunidad inmigrante a través de la iglesia y su profesión. “Comencé como maestra y prontamente me encariñé con mis estudiantes y sus familias”, señaló. El entender sus sueños, necesidades y sacrificios la motivaron y llevaron a involucrarse en diversos programas, sectores y organizaciones donde su voz influenciaba las políticas y decisiones que se tomaban en relación con la comunidad latina.
Instruir y motivar
Quiñones vive en Holly Springs. Está felizmente casada desde hace 33 años con su esposo Roberto y es madre de Carla, Saulo y Gabriela. Entre las personas que admira están su tío Angel Carlos Cuevas (ya fallecido) y su esposo.
“De mi tío aprendí el valor de la verdad y el amor al estudio. De mi esposo, aprendí el amor incondicional. Ellos me inspiran cada día a ser mejor persona y a ver a Cristo en cada ser que cruza mi camino”, señaló.
Norma considera que como educadora y actualmente también como directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Hispana en Raleigh su mayor servicio ha sido el instruir y motivar.
“Dios me ha llamado al servicio, a un servicio de entrega y amor. Dar esperanzas a todos los latinos que como yo emigraron a este país. Dejarles saber que podemos adoptar una cultura y un lenguaje nuevo sin tener que sacrificar los nuestros. Por el contrario, recordar siempre de dónde venimos con orgullo, alegría y amor”, finalizó.