Con solo 15 años, Joaquín Hernández Peralta logra lo que muchos jóvenes sueñan: posicionarse en el mundo deportivo, en su caso, en el tenis. Hoy es uno de los pocos latinos destacados en el tenis profesional estatal y nacional.
Joven promesa, ya es considerado uno de los 10 mejores tenistas de Carolina del Norte. Su puesto es el quinto y el número 53 a nivel nacional en su categoría. A su corta edad, ha participado en 550 partidos con un rango de victoria del 75%.
Joaquín dio sus primeros saques en las canchas de Venezuela, su país natal, y luego en Cornelius, Carolina del Norte, donde emigró con su familia en 2018. Para ellos, este deporte se convirtió en su vía de adaptación tras llegar a Estados Unidos.
De las canchas de Maracay a Cornelius
El tenis es parte de la familia Hernández desde los años ’80 en Maracay, Venezuela. La tradición comenzó cuando Víctor Hernández, el padre de Joaquín, comenzó a jugar este deporte por casualidad. De esto hay una anécdota:
“En mi familia nadie sabía jugar tenis y un día decidimos comprar un pote de pelota y todos arrancamos. Mi papá, mi mamá y yo. Esto coincidió con que cerca de mi casa había unas canchas públicas y así arrancamos. Luego, pasé esta actividad a mi familia, a mis hijos, que en la actualidad son ambos jugadores de tenis”, dijo Víctor.
Apenas pudo sostener una raqueta, Joaquín comenzó a practicar este deporte. Su familia estima que aún era un bebé de tres años. En casa, tenía a su papá como su entrenador personal y un hermano mayor —Sebastián— con quien practicar.
Con el tiempo, y ante el agravamiento de la situación política y económica en Venezuela, la familia decidió emigrar. En 2018 llegaron a Cornelius, donde enfrentaron el desafío de comenzar de cero, con la barrera del idioma y la carencia de recursos.
“Vinimos como todos los venezolanos, con una mano adelante y una mano atrás, teníamos el mueble porque no los habían regalado, un sofá y un televisor. Víctor trabajaba en la construcción y yo me quedaba aquí esperando”, contó Yamira, madre de Joaquín.
Para Joaquín adaptarse tampoco fue fácil: “Al principio, no entendía inglés para nada, pero como estaba alrededor de gente que habla inglés, escuchaba música en inglés, uno tiene profesores en inglés, entonces empecé a aprender rápido, porque quería entender lo que me decían”, contó Joaquín.
“El tenis nos permitió salir adelante”
Desde su llegada, el tenis jugó un papel importante en la adaptación de la familia al país. A los tres meses de llegar, ya los hermanos estaban practicando el deporte y Sebastián incluso compitió en el torneo de Junior Tennis Champions Center (JTCC) de 2019.
Siguiendo los pasos de su hermano, Joaquín comenzó a practicar todos los días y en la medida en que mejoraban sus habilidades, participó en diferentes torneos. Él mismo asegura que el tenis le permitió superar las dificultades de adaptarse a un nuevo país.
“El tenis nos permitió salir adelante… Él es el único latino, Sebastián también era el único, son muy pocos los latinos, entonces ya estamos acostumbrados a que sean los únicos latinos en los torneos. Esto nos da orgullo, pero también hemos experimentado momentos amargos”, añadió Víctor.Desafíos dentro y fuera del campo
Entre las dificultades comentó que en el pasado, Joaquín fue amonestado con 6 puntos por hablar español; esto casi le costó el apoyo que recibía para practicar el deporte. Su padre explicó que tras un reclamo, solo le sancionaron con cuatro puntos. Refirió que ese año el árbitro fue suspendido por seis meses.
Otro de los obstáculos fue el despido de Víctor por pedir permisos en el trabajo para llevar a sus hijos a torneos en otras ciudades. “Aunque al principio trabajé de construcción, luego trabajé como “handyman” (trabajador de reparaciones) en un complejo, tenía que cubrir los fines de semana, pero a veces tenían torneos, entonces los llevaba, me iba a trabajar, y me regresaba a buscarlos… Tras esto, opté por dedicarme exclusivamente a ser entrenador particular de tenis”, dijo.
Para jugar este deporte las exigencias son altas e incluyen despertarse a las 5:30 a.m., asistir a clases en William Amos Hough High School, hasta las 2:15 p.m., luego comer, reposar, estirarse y enseguida ir al entrenamiento en Altitude Tennis Academy, ubicada en Huntersville, donde juega dos horas. Adicionalmente, se queda una hora extra para perfeccionar nuevas técnicas.
Entre los mejores 10 tenistas de Carolina del Norte
Llegar a estar entre los mejores 10 jugadores de tenis en Carolina del Norte le ha permitido obtener subvenciones para cubrir los gastos que implica ese deporte. Sus padres no cuentan con los recursos económicos para cubrirlos con soltura, por lo que han sido una gran ayuda.
“Nosotros no somos millonarios, pero gracias a Dios disfrutamos de ayudas como de USTA desde hace tres años, porque de lo contrario ninguno de los dos pudiera jugar. El tenis es un deporte caro. El costo promedio de un torneo estatal es entre $500 y $1.000 por semana. Si es nacional se puede gastar más. Recientemente avanzó a una final en donde se gastó como $1.950. Se gasta en alimentación, ropa, zapatos que tienen un costo promedio entre $70 y $100 y duran solo un mes y medio y las cuerdas (de la raqueta) que hay que cambiarlas cada tres días”, dijo Víctor.
En el futuro, Joaquín tiene como objetivo jugar para la Universidad de Wake Forest, un sueño que parece cada vez más cercano y espera que quienes puedan apoyarlo, que lo sigan en sus redes sociales como @joaquin_tennisact.
“Quiero dar lo mejor que pueda y que mis padres estén orgullosos de mí”, cerró.
The post Joven inmigrante latino, entre los mejores jugadores de tenis de Carolina del Norte appeared first on LatidoBeat.
LatidoBeat es una coalición de organizaciones locales líderes de noticias en español, unidas para difundir la rica diversidad de las voces latinas a lo largo de Estados Unidos.
