Después de la Gran Recesión que estalló en el año 2008, la economía estadounidense se embarcó en un proceso de recuperación progresivo. Las cifras macroeconómicas parecen señalar que las cosas marchan bien, sin embargo, un análisis más detallado del estado de la economía nos advierte sobre el potencial peligro que corren las familias y el gobierno federal por una enorme acumulación de deuda.
Tras la crisis inmobiliaria (en donde miles de personas perdieron sus casas por no poder pagar sus préstamos), y tras la crisis financiera (cuando muchos bancos cerraron sus puertas por no poder recuperar el dinero que prestaron), la Reserva Federal buscó estimular la economía con una política de reducción de las tasas de interés, haciendo más fácil acceder a préstamos, pero con el paso de los años, las familias, las empresas, y las instituciones gubernamentales comenzaron a acumular deuda.
Un análisis publicado el 1ro de marzo por la Federal Deposit Insurance Corporation, develó que la morosidad en el pago de las tarjetas de crédito llegó a su nivel más alto en los últimos siete años.
Los consumidores estaban al menos tres meses atrasados en los pagos de sus deudas. Estas cuentas morosas acumularon $11,900 millones a finales del 2017.
En la práctica, el tan anunciado fortalecimiento de la economía no se ha visto reflejado en las familias promedio, que siguen dependiendo de las tarjetas de crédito para cubrir sus gastos cotidianos.
La deuda total de los hogares estadounidenses alcanzó un nuevo máximo de $12.7 mil millones, una cifra más alta que la registrada en el 2008, justo antes de la Gran Recesión. ¿Seguirán las familias acumulando más deuda?
Veamos otra dimensión de este problema: Durante los ocho años de la administración del presidente Barack Obama los políticos republicanos, entre ellos Donald Trump, cuestionaron la enorme deuda fiscal que estaba acumulando el gobierno. Luego del primer año de Trump en la Casa Blanca, esta deuda lejos de mejorar, empeoró.
¿Cuánto cuesta el funcionamiento del gobierno federal? En el 2017 solo el gobierno federal (es decir sin contar la deuda de los estados y los municipios) gastó $4.6 billones. Si el gobierno federal estadounidense fuera un país, estaría funcionando como casi la tercera mayor economía del planeta.
Hay que señalar que este enorme gasto ocurrió pese a que el 2017 no fue un año con guerras o de recesión económica o de mayores crisis, en teoría fue un año de crecimiento económico.
Hoy la astronómica cifra de la deuda pública acumulada de Estados Unidos es de $20.88 billones, lo que equivale a $60,000 por cada estadounidense o más de $170,00 por contribuyente. Actualmente la deuda de Estados Unidos supera el 100 % del Producto Interno Bruto (PIB) y se espera que para el 2019 se genere un déficit entre el 5 % y 6 % del PIB, cifras comúnmente encontradas en países en crisis.
En cuanto a la economía familiar, tenemos un enorme problema económico, pero aún estamos a tiempo de prevenir una crisis. Procure reducir al máximo sus deudas con las tarjetas de crédito, no se exceda en gastos innecesario, ahorre e invierta, comience a construir un fondo económico para emergencias. No se deje hipnotizar por las ofertas de crédito, pues esas deudas se deben pagar con creces.
En cuanto al titánico al gasto del gobierno federal, sería bueno que los republicanos que criticaron la acumulación de deuda fiscal durante la era Obama, recuperen su memoria, su pasión por la austeridad y dejen de contemplar absurdos gastos como el construir un muro en la frontera.