Winston-Salem - Velar por los derechos de los inmigrantes y sus connacionales, es uno de los motores que mueven la vida de Marina Castillo, una abogada de inmigración y activista venezolana, que reside en el Lewisville cerca de Winston-Salem.
Castillo es originaria de Maracaibo, quien emigró al país hace 10 años debido a la situación económica, política y social de su país. “Fue una experiencia difícil y muy dura, pero gracias a Dios, tuvimos ángeles en nuestro camino que hicieron posible una transición más fácil”, contó.
Como inmigrante dice que tuvo varios obstáculos, el idioma y la nostalgia. “El idioma se aprende, se puede superar, pero la nostalgia se aprende a vivir con ella”, comentó.
Para Castillo uno de los obstáculos más grandes, fue tener que pensar en estudiar de nuevo y comenzar de “cero” y regresar a la universidad después de casi 12 años de ejercicio profesional como abogada.
“No fue nada fácil tener que aprender un nuevo sistema legal y entenderlo. Creo que el día que decidí no comparar ambos sistemas, fue cuando realmente empecé a aprender el sistema estadounidense”, contó.
Para Castillo lo más importante de su vida es su familia, su esposo, Fermin, sus hijos: Marina, Marian, y Roberto, así como su madre, hermanos, sobrinos. “Pienso que si ellos están bien, yo también lo estoy”, mencionó. “Para mi llegar a mi casa y saber que tengo una familia que adoro, y que mis hijos me abracen y me esperen con una sonrisa, eso no lo cambio por nada”, añadió.
Servir y educar
Para Castillo, el servir ha sido una parte importante de su vida, por eso desde que llegó a Estados Unidos, se dio cuenta que la comunidad inmigrante necesitaba mucho apoyo.
“Emigrar no es un proceso fácil, fue ahí cuando decidí que ese tema sería una manera de servir a la comunidad. Siento que como inmigrante, lo mejor que puedo darle es educación”, señaló.
Ella vio como los inmigrantes eran víctimas de notarios y paralegales que dan consejos legales sin autorización, y en vez de ayudar terminaban dañando las oportunidades legales y la vida entera de una persona.
“Por eso me involucré, porque creo que hay que educar a la comunidad para que no cometa esos errores”, anotó.
Fue así como trabajó desde 2011 como abogada de inmigración para la organización Faith Action International House, donde fue persona clave para sacar adelante el proyecto de las identificaciones comunitarias.
También hace parte del grupo: Venezolanos en el Triad, y el Comité de Servicio a la Comunidad, de la Liga Hispana de Winston-Salem.
En abril de 2015 se retiró de la organización para colocar su propia firma de abogados: Castillo Immigration Law Firm.