Después de escapar de la violencia en Colombia, Johanna Suárez y su esposo, Mauricio, decidieron emigrar a Charlotte con su hija de dos años y empezar de cero. Trabajó en un establecimiento de comida rápida, como niñera, asistente, luego se convirtió en madre y maestra en casa. Pero rápidamente, la vida golpeó a la familia y se vio en la necesidad de dedicarse al 100 % al negocio familiar de restauración comercial. Uno que prosperó, hizo crecer hoy genera millones en ventas y emplea a más de 20 personas.
Escapó de la violencia para empezar sin nada
Luego de que su hermano fuera secuestrado en Colombia, víctima de la violencia generada por el narcotráfico y el conflicto armado, y tras ser liberado, Johanna, junto a su esposo y hermanos, tomó la difícil decisión de dejarlo todo atrás para ofrecer un futuro mejor a su hija de solo dos años.
“Nos teníamos que venir porque no podíamos seguir arriesgándonos. Nos vinimos directamente a Charlotte. Eso fue en el año 2000, era una refugiada política de la violencia en Colombia que hizo sufrir a mi familia”, contó a La Noticia.
El comienzo de la familia fue similar al de muchos inmigrantes: lleno de sacrificios y aceptar la realidad de dejar atrás las comodidades a las que estaban acostumbrados, para aceptar trabajos y condiciones de vidas humildes.
“Llegamos a dormir en colchones inflables en el piso, en un apartamento. No teníamos vehículos, no hablábamos inglés, no conocíamos a nadie o sobre la nueva cultura, entonces fue bastante difícil, pero pienso que eso fue lo que nos hizo despertar y saber que a partir de ahora teníamos que enfrentar cambios y luchar para salir adelante”, señala.
Durante sus meses la rutina en casa cambió. Su esposo salía a trabajar en la construcción en la madrugada, luego llegaba a las 5.00 p.m. y ella comenzaba su caminata de 45 minutos para llegar a McDonald's, donde trabajaba hasta la madrugada. Se turnaban para cuidar a su bebé en casa.
“Éramos una familia con facturas por pagar”
Después trabajó en un hotel en el área de limpieza, para posteriormente ser niñera. “De allí, comencé a aprender más inglés y a perder el miedo de hablarlo. Así que luego pude trabajar en una oficina como asistente de la gerente encargada del alquiler de complejos de departamento”, recordó.
Con la llegada de un tercer hijo, la familia tomó la decisión de que ella se quedará en caso para cuidar de los niños, reducir cosas de guardería y eventualmente impartir educación en casa. Se dedicó a esto, hasta que la recesión económica del 2008 golpeó a la familia. Su esposo fue despedido y era la única fuente de ingreso.
“La construcción fue algo que murió por un tiempo y la compañía en donde él trabajaba cerró y nadie estaba contratando. En ese momento fue cuando decidimos empezar la empresa. Realmente la creamos por necesidad. No teníamos un plan de negocio o nada, simplemente éramos una familia con facturas por pagar, con una casa por pagar y tres hijos que mantener”, agregó.
De la necesidad al emprendimiento
Johanna recordó que para ese entonces ofrecían todo tipo de servicios pequeños y de mantenimiento, como pintar casas, lavar patios, plomería, todo aquello que les ayudara para sobrevivir, mientras la economía mejoraba. Ella particularmente se encargaba de la contabilidad de la empresa.
A medida que la empresa fue creciendo, comenzaron a expandir sus servicios y a recibir más proyectos, principalmente gracias a las relaciones previas de su esposo en el sector de construcción.
“Pasaron los años y la construcción empezó a tener fuerza. Allí fue cuando gente que conocía a Mauricio lo empezó a llamar para hablarle de proyectos y comenzamos a ser contratista de estas compañías”, comentó.
Añadió: “En los siguientes años la compañía creció a un punto en que yo ya no podía hacer más escuela en casa con mis hijos, ni podía quedarme en mi casa. Tomé la decisión de ayudar a mi esposo a crear, seguir el negocio y hacerlo crecer. Fue difícil porque mis hijos estaban pequeños y sentía que me estaba desprendiendo de ellos, pero era una decisión pensando en función de ellos”.
Creció como líder empresarial en medio de la discriminación
En el 2009, decidieron formalizar el negocio, lo que marcaría el inicio de Reliable Restorations, una compañía que se especializa en la restauración de propiedades comerciales afectadas por desastres y remodelaciones.
A pesar de su éxito por el crecimiento orgánico que tuvo la empresa en ese entonces, Johanna cuenta que enfrentó retos, algunos de los cuales aún persisten: los estereotipos en una industria predominantemente masculina y anglosajona.
“No hay muchos latinos que se dediquen a este rubro de la restauración. De nuestros colegas, yo diría que de los 50, solo un 2 % son latinos. No muchos. Además, creo que la única dirigida por una latina es la nuestra. Recuerdo que cuando iba a proyectos o atender las licitaciones, en esas juntas, donde todos eran hombres americanos y veían a una latina chiquita, era como que no te prestaban atención, era un trato como váyase para su casa’. Como que dudan de la palabra de la mujer, aunque sea la misma que de un hombre”, contó.
Reconoce que la situación ha cambiado un poco y ahora que hay más presencia de mujeres en el sector, aunque también predominan estereotipos raciales.
“Hay gente que no piensa que yo soy la dueña, o a veces ni siquiera que Mauricio sea dueño. Nos preguntan que cuánto tiempo llevamos trabajando con la compañía, cuando nosotros la fundamos. Esto me hace pensar que nuestros logros son logros para todos los latinos. Porque ayuda a romper ese estereotipo de que los latinos solo hacemos cosas básicas para apoyar el crecimiento de otros, entonces es como dejar huella de que los latinos también crecemos”, expresó.
Ganadora de los Premios Excelente
Precisó que actualmente su compañía cuenta con 18 empleados bilingües, pero que genera más de 100 trabajos indirectos, gracias a los diferentes contratistas y subcontratistas con los cuales es socia.
A día de hoy, Johanna y su familia han logrado posicionarse en un sector altamente competitivo, donde la empresa ha logrado superar varios obstáculos y asegura que el camino aún no termina.
“Estamos experimentando una etapa de crecimiento bastante fuerte. Estamos contratando, creando una línea de servicio de emergencia 24 horas, generando más puestos de empleo, fuentes de ingresos y con la meta de sobrepasar nuestros ingresos anuales”, indicó.
Johanna Suárez es ganadora de los Premios Excelente 2025 en la categoría Mujer de Negocios del Año. Este premio será entregado en una elegante gala a celebrarse el sábado 27 de septiembre a partir de las 6:00 p.m. en el hotel Sonesta Charlotte, ubicado en 5700 Westpark Drive, Charlotte, NC 28217. Para comprar sus boletos al evento, visite el siguiente enlace.