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Gladicita, es uno de los más de 24,000 médicos que emigraron de Venezuela debido a la crisis humanitaria. Tras siete años ejerciendo su profesión en Chile, emigró a Estados Unidos con la esperanza de reunirse con su familia y retomar la carrera que escogió hace más de tres décadas. Su parole le permitió vivir tranquilamente y trabajar durante dos años, pero está por vencer. Ahora, atrapada en un limbo migratorio y ante políticas cada vez más restrictivas, se ve obligada a salir.

Al igual que muchos inmigrantes, Gladicita escogió no seguir luchando contra barreras que se han levantado en los últimos meses los venezolanos: el fin de un Estatus de Protección Temporal (TPS), el término del parole humanitario y las prohibiciones de entrada. Su historia es parte de la serie “los que se van”, quienes, sin haber cometido delitos, optan por renunciar al sueño americano y regresar a sus países.

De la medicina al exilio 

Tras casi 20 años trabajando como médico intensivista en salas de emergencia de Venezuela, Gladicita llegó a un punto crítico en su carrera: la frustración de un sistema de salud colapsado con falta de recursos médicos, escasez de insumos necesarios e incluso la “deshumanización” de los pacientes.

Los militares querían tratar a uno como si uno fuera un militar que tuviera que cumplir órdenes no compatibles con la medicina, como atender a pacientes con tratamientos que no eran los adecuados y a veces vencidos, como ocurría con la adrenalina para reanimación”, contó.

Su partida a Chile fue difícil, pero necesaria. Allí vivió durante siete años, adaptándose a una nueva vida, pero con la constante esperanza de poder reunirse con su familia. Mientras tanto, sus seres queridos, poco a poco, emigraban de Venezuela a Estados Unidos, buscando un futuro mejor que aumentaba la distancia entre ellos. 

“Me inspiró esa reunión familiar después de siete años”

La noticia sobre el parole humanitario para venezolanos, anunciada oficialmente en octubre de 2022, trajo un rayo de optimismo.

Pensé es que ya podía reencontrarme con mi familia, con toda mi familia que tenía tantos años sin ver, en especial mi mamá que es una señora mayor. Me inspiró esa reunión familiar después de siete años y la posibilidad de conseguir trabajo acorde a mi profesión y poder revalidar mi título eventualmente en el área de la salud”, contó a La Noticia.

En octubre del 2023, Gladicita abrazó nuevamente a sus familiares. Obtuvo un parole humanitario por dos años. Pero el objetivo de ejercer como profesional en la salud en este país se vio truncado por diversos obstáculos, incluyendo el sistema migratorio

Aquí apliqué en varias áreas de salud y no fui aceptada. Está la barrera del idioma, los costos asociados a la validación del estudio, los desafíos de ser inmigrante y no poderme inscribir sin una buena beca o tener una ayuda. Y además que el cambio de gobierno te impide el hecho de poder manejar un auto para poder movilizarme, si no tienes documentos, y cumplir los objetivos”, agregó.

Inestabilidad migratoria en venezolanos: “hacen a la gente legal, ilegal”

Mientras buscaba alternativas legales para cambiar su estatus, trabajó en una panadería. En enero, con el cambio de Gobierno, y políticas cada vez más antiinmigrantes, su situación personal, legal y económica cambió.

La incertidumbre nos afectó como familia desde enero de este año. Empezó el miedo a ser deportados o quedar ilegalales y ser víctima de una deportación. En la familia, la mayoría, está sujeta a cambios migratorios inestables. Los derechos un día lo tienen, otro día no lo tienen. Un día tienen TPS, al otro día no, entonces hacen a la gente legal, ilegal”, indicó.

En su caso, su parole humanitario vence en octubre de este año, pero optó por irse a Chile en septiembre. Explicó cuáles son sus razones:

Número uno, para no romper la ley de este país. No voy a inventar un caso de asilo político cuando no es real. No voy a mentir y estar inventando cosas que no suceden y; número dos, cuando comenzaron a cambiar las reglas, de que un día quitan o mantienen un estatus, un día dicen que sí y otro que no, esto genera inestabilidad. Y, en tercer lugar, con las autoridades locales colaborando en redadas y con lo que se está viendo en Los Ángeles, donde se llevaban a grupos familiares, incluso con ‘green card’ y las deportaciones en otros países, hace que aun cuando uno tenga una situación legal, tema a que no se vaya a respetar el debido proceso”.

Mi postura como abogada es quedarse y pelear, pero veo que con la suma de dinero que han puesto en el poder de ICE, por el Big Beautiful Bill BBB, es muy válido el miedo que esto genera en la persona de pasar tiempo detenida. Por eso es una decisión muy personal evitar el riesgo de ir a la cárcel o ser trasladado a un tercer país que no es ni su hogar”, comentó la abogada de inmigración, Yesenia Polanco Galdámez.

Opta por luchar por el sueño americano desde el exterior

Realmente es contradictorio desde todo punto de vista porque a los americanos les prohíben ir a ese país porque lo consideran muy peligroso, pero los venezolanos también somos seres humanos y estamos expuestos aún más a ese peligro. Más que ellos, porque ya por venir de Estados Unidos, uno es considerado sospechoso, incluso cuando ingresa que revisan el pasaporte, a veces lo retienen para hacer interrogatorios. La última vez retuvieron a mi hijo tres horas y casi no nos dejan entrar”, dijo.

Agregó: “Por un lado, ofrecen $50 millones por el Presidente, pero a la vez avala que es una cifra tonta… Antes había más facilidad y más oportunidades, pero ahora el sentimiento racista se ha multiplicado. Hace unos 15 años no se veía ese sentimiento tan xenofóbico, sobre todo hacia los venezolanos, pero la opinión pública ha sido manipulada para generar un sentimiento como que si todos los inmigrantes fuéramos delincuentes”.

Desde su perspectiva, no espera cambios en las políticas migratorias en los próximos años. “Si están cometiendo injusticias con todos los inmigrantes de todos los países, no nos van a arreglar a los venezolanos cuando ya nos han puesto como todos delincuentes. Ahora todos, si tienen tatuajes, son miembros de pandillas. Entonces no creo que nada cambie hasta largo plazo”.

Con sus más de 25 años de carrera, Gladicita cuenta que intentará obtener una Visa de Interés Nacional (EB-2), la cual permite a profesionales capacitados solicitar residencia permanente.

Hay muchas personas a las que no le gusta trabajar en las áreas de la muerte, pero es mi vocación y me encanta. Con la experiencia que tengo y el área en que estoy pienso que puede ser factible... Me gustaría dedicarme a la atención de la comunidad latina, que tienen poco acceso a la salud por el idioma y se cohíben de acudir a un hospital, pero si me deportan voy a quedar ilegal y no voy a tener ninguna opción”, cerró.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.