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Para nuestra cultura latina, no importa la edad que tengan los hijos, siempre estaremos velando por su bienestar. Esto es muy diferente de la cultura anglosajona en la cual los hijos al cumplir la mayoría de edad tienden a irse de las casas de sus progenitores para emprender otros caminos.

Para muchos latinos, la llegada de los hijos a la edad adulta, no cambia las atenciones, cuidados y preocupaciones que puedan tener para con ellos. Especialmente porque los hijos adultos permanecen viviendo con sus madres y padres por un tiempo más prolongado cuando lo comparamos con otras culturas. Esta realidad, que es una de las fortalezas que tenemos como comunidad, también se convierte un reto para las madres y padres que tienen hijos atravesando por situaciones emocionales.

Cuando los hijos son menores de edad, es más fácil para los padres llevarlos a centros de ayuda porque todavía tienen una autoridad legal sobre ellos.  Pero, ¿qué hacemos cuando nuestros hijos adultos no quieren recibir la ayuda que necesitan?

Ya sea que su hijo tenga problemas de drogas/alcohol, depresión, ansiedad o algún otro reto emocional, hay varias alternativas que puede utilizar para motivar a su hijo a buscar ayuda.

  • Comunicación

Puede iniciar una conversación con su hijo/a expresando lo preocupada/o que esta por él/ella y explorar si está dispuesto/a a que buscar ayuda profesional. Evite usar un lenguaje de confrontación o de amenazas.

  • Identificar una persona cercana con mayor influencia en su hijo

Hay amistades y/o familiares que mantienen una relación de mayor cercanía con nuestro hijo y que pudieran tener una mayor influencia sobre ellos y ellas. Identifique este recurso para que pueda conversar con su hijo/a y animarlo a buscar ayuda.

  • Buscar ayuda profesional para usted

Cuando los hijos no quieren buscar ayuda por cuenta propia, podemos integrarlos en un proceso profesional que estemos recibiendo para nosotros mismos.  Esto puede ser menos amenazante para su hijo y por otro lado, puede recibir la asesoría de un profesional de la salud emocional para ayudar a identificar alternativas de manejo para la situación de su hijo.

  • Estableciendo límites

Dependiendo de la situación, hay momentos que es necesario establecer cuáles son los límites que vamos a permitir, especialmente cuando viven bajo el mismo techo y la situación emocional de su hijo/a comienza a afectar y/o poner en riesgo la seguridad de otros miembros de la familia. Por ejemplo, puede dejarle saber que su estadía en el hogar depende de que busque ayuda profesional.

Aunque puede parecer fuerte, hay ocasiones en que, estableciendo los límites, enviamos un mensaje claro a los hijos e hijas de que no estamos dispuestos a ser testigos de su propia negligencia.

  • Recurso legal

Si en algún momento siente que la situación es de peligro para su hijo o para otras personas, puede llamar al 911 y personal de emergencia intervendrán para asegurar el bienestar de cualquier persona bajo amenaza. Muchas veces, estas personas son internadas en hospitales psiquiátricos para evaluar su nivel de peligrosidad y darle el tratamiento adecuado. 

Estas recomendaciones no sustituyen una consulta con un profesional de la salud emocional para que pueda asistirlo en su situación particular y pueda recibir las recomendaciones más indicadas para su caso en particular. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.

Mae Lynn Reyes-Rodríguez, Ph.D. Psicóloga Clínica e Investigadora Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill Departamento de Psiquiatría