Greensboro - Miembros de la comunidad de fe se unieron en Greensboro, para alzar su voz en contra de los arrestos de Inmigración y para apoyar a una mexicana madre de un soñador invidente, que deberá salir del país antes del 30 de junio.
De distintos credos, religiosos de Greensboro, Winston-Salem y High Point, que se congregaron en la sede de la organización Faith Action, pidieron a la comunidad tener conciencia de la situación de separación que atraviesan muchas familias inmigrantes debido a la deportación.
“Estamos aquí para que ser escuchados, nosotros construimos comunidades, construimos puentes, no muros. Podemos construir puentes para crear compasión y proteger, y continuaremos construyendo puentes y no muros que separan familias”, expresó Daniel Sostaita, pastor de la Iglesia sin Fronteras, de Winston-Salem.
Con hijos y esposo ciudadanos
Minerva Cisneros es madre de tres hijos, uno de ellos Eduardo, de 21 años, quien es invidente y un soñador, y es esposa de un ciudadano con quien tuvo dos niños de 6 y 3 años.
“Soy madre y no quiero irme de este país donde puedo darle una mejor vida a mis hijos, no sé qué sería de ellos, y sobre todo de Eduardo, si soy deportada”, comentó Minerva a La Noticia.
Minerva atravesó la frontera en el año 2000 acompañada de sus dos hijos mayores Eduardo y Diego. Ella cuenta que decidió venir a Estados Unidos para buscar mejores opciones para su hijo Eduardo, quien a los 3 meses de nacido enfermó de cáncer que le produjo la ceguera. Para ella fue muy duro perder a su otro hijo Diego, quien murió de leucemia a los 9 años.
“He tenido que ser fuerte por mis hijos”, expresó la mujer.
Cuando Minerva cruzó la frontera, las autoridades migratorias la dejaron entrar, pero debía presentarse en la corte, pero una abogada le aconsejó que no fuera.
Pero en 2009 la mexicana fue parada en un retén policial en Winston-Salem, y terminó arrestada y procesada con el programa 287(g), que existía en ese entonces en la cárcel. De allí pudo salir bajo fianza y estar bajo orden de supervisión.
Minerva no logró arreglar su situación al casarse con su esposo ciudadano, y esperaba alguna respuesta de Inmigración el 20 de abril, en su cita anual, pero le dijeron que le avisarían a su abogada.
El 16 de mayo Minerva recibió una carta por correo, en la que le informaban que debía salir del país.
“Tengo familia, tengo una casa, tengo todo aquí, no sé que haría al regresar a mi país a Guerrero, uno de los estados más peligrosos”, anotó la inmigrante.
Para ayudarla y presionar a las autoridades del ICE, la organización Comité de Servicios de Amigos Americanos (AFSC) iniciará esta semana una campaña de llamadas telefónicas en las redes sociales.