Es una práctica antigua, tanto demócratas como republicanos lo han hecho, pero este año el manipular los mapas electorales o “gerrymandering” cobra una nueva dimensión en el país en general y en Carolina del Norte en particular. En esta ocasión se anuncia abierta y descaradamente, con orgullo y con pompa, un proceso que debilita la democracia.
Carrera por manipular los mapas electorales
Todo comenzó con la caída en el nivel de aceptación de Donald Trump, lo que anticipa una potencial derrota en las urnas el próximo año y con ello los republicanos perderían la mayoría que disfrutan en el Congreso. El presidente pudo reflexionar y revertir algunas de sus políticas más impopulares, como recortes a subsidios de salud, aranceles antojadizos, la militarización de ciudades o su agresiva política contra los inmigrantes, pero en lugar de eso, decidió pedir a Texas que manipule sus mapas electorales.
Texas aceptó el pedido de Trump y acto seguido California, un estado demócrata, dijo que para hacer contrapeso, haría lo mismo. Esta semana, los líderes republicanos de Carolina del Norte anunciaron que no se quedarían atrás y que planean votar sobre un nuevo mapa electoral de los distritos congresionales. El Senador Phil Berger dijo que lo harían para “proteger la agenda del presidente Trump”.
¿Por qué la manipulación de mapas electorales es un problema?
Rediseñan los mapas de los distritos electorales para favorecer a un partido, puede asegurar una victoria a corto plazo. Sin embargo, se debe pagar un alto precio: Muchos votantes se pueden cuestionar: ¿si ya todo está manipulado, para qué votar? La pérdida de la confianza en las elecciones afecta a la democracia, así lo asegura un reciente estudio.
“Prevemos que una mayor incidencia de corrupción pública y manipulación electoral en un estado puede llevar a la gente a dudar de la honestidad y la imparcialidad de sus funcionarios electorales y del recuento de votos”, concluye el estudio Corrupción, manipulación de distritos electorales y percepciones de integridad electoral: ¿Hay algo más en la confianza que el partidismo?
La investigación liderada por el politólogo de la Universidad de California en Riverside, Shaun Bowler, combinó las mediciones estatales de corrupción pública y manipulación electoral legislativa con las mediciones individuales de la confianza pública en el recuento de votos y en los funcionarios electorales.
El reporte concluyó que la manipulación de los mapas electorales no solo distorsiona la representación en el Congreso. También debilita la creencia en la imparcialidad de las elecciones, un pilar fundamental de la legitimidad democrática.
Incluso para los votantes cuyo partido se beneficia de esta manipulación, estas victorias pueden dejar huellas en la confianza de futuros procesos electorales.
La manipulación como política
Es despreciable ver como abiertamente la corrupción no solo es permitida, sino promovida desde la Casa Blanca. No se busca ganar votos con mejores políticas, sino haciendo trampa como estrategia de campaña electoral.
Todavía no es tarde. Los votantes necesitan dejar escuchar su voz. La manipulación de mapas electorales o “gerrymandering” no debe ser tolerada ni en un bando ni en el otro. Los legisladores trabajan para nosotros, no para el presidente. Somos los votantes quienes tenemos el deber de detener este atropello contra la democracia.
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