Para muchos pacientes con cáncer, las quimioterapias, las radioterapias o una extirpación de los órganos con las células cancerígenas es el final de la enfermedad. Este no fue el caso de Ángela Ávalos, a quien le han detectado 3 tumores malignos en los últimos 5 años.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer, existen casos en los cuales los pacientes reciben tratamientos que no destruyen por completo las células cancerígenas, y estas son tan pequeñas que no aparecen en las pruebas de seguimiento. Con el tiempo, estas se convierten en tumores malignos y son diagnosticadas como un cáncer recurrente.
Primero, detectaron cáncer en la sangre de Ángela, luego le descubrieron células cancerígenas en el tejido del cerebro y en el 2020 los exámenes revelaron que tenía un tumor en la columna vertebral. Tras un extenso tratamiento ha logrado superar dos de estos tres diagnósticos.
Las primeras señales
Ángela relata a La Noticia que se vino de México hace 15 años. Dejó a su hija en su país de origen y llegó a Charlotte con otro de sus hijos. “Me casé muy joven y mi marido me maltrataba. Entonces me escapé y me vine con mi hijo. Como padres lo único que deseamos es que nuestros hijos estén bien”, comenta.
Para pagar los gastos y llevar comida a la casa, la mujer comenzó a trabajar en una fábrica de ropa y limpiando casas. Señala que la necesidad y la falta de documentación la empujaron a aceptar un trabajo que le resultaba muy desgastante y no tenía el tiempo o la energía para hacerse exámenes de forma rutinaria.
En el 2017 comenzó a preocuparse por un bulto que sentía en uno de sus pechos. Sin embargo, la biopsia que se realizó reveló que no era cáncer. No volvió a realizarse exámenes médicos hasta el 2018.
“Ese mismo día se murió mi mamá”
En septiembre del 2018, Ángela fue al médico porque se sentía cansada constantemente. El 1.º de agosto le informaron que tenía cáncer en la sangre. “Recuerdo muy bien que fue el 1.º porque el 2 es mi cumpleaños y ese mismo día se murió mi mamá. Ese día me quedó el dolor de tener cáncer y de perder a mi mamá, pero ella se fue sin saber que yo tenía cáncer. Mi situación en ese momento fue muy dolorosa”, cuenta Ángela.
La explicación que le dieron era que se trataba de un linfoma no-Hodgkin. Un tipo de cáncer que inicia en el sistema linfático y afecta el sistema inmunológico de la persona. El tratamiento que recibió para combatir este cáncer fue seis meses de quimioterapia.
El cáncer afectó su memoria
Luego de 25 quimioterapias, a Ávalos le dijeron que era una paciente en remisión. Durante los siguientes meses creyó que ya había terminado su dura batalla contra el cáncer
“Me confié porque yo me sentía bien y comencé a trabajar con limpieza otra vez. Pero me daba mucho calor y cómo me exponía a los químicos sentía que esto me afectaba. Un día me dio un dolor de cabeza muy feo. Fue demasiado fuerte que sentía que me reventaba la cabeza. Me llevaron al hospital y escuché al médico decirle a mi nuera que si no me hubieran llevado a tiempo habría muerto por un derrame cerebral”, recuerda la mujer.
Los exámenes que le realizaron ese día revelaron que las células cancerosas se habían trasladado hasta el cerebro y tenía un cáncer recurrente etapa 4.
“Me desperté a las 4:00 a.m. y ya me habían cortado mi cabeza. Me hicieron una operación en la cabeza y cuando desperté no reconocí a mi familia. No reconocí a nadie. Ni a mis hijos. Comencé a preguntarles por qué me tenían allí. Yo estaba sedada y no sentía que tenía algo en la cabeza, pero poco a poco ellos me explicaron”, dijo.
Para el tratamiento le realizaron sesiones de 35 radiación y 60 quimioterapias. El procedimiento que le realizaban era intercalado. Cinco días internada en el Atrium Health Levine Cancer Institute y cinco días de descanso en su domicilio. “Las quimioterapias nos acaban, perjudican bastante nuestros órganos. Nos quita la fuerza y todo el tiempo nos queda el temor sobre si nos va a regresar”, consideró.
“Un día comencé a gritarle a mi hijo que por favor me llevara a mi casa, él me dijo ‘mami, tú estás en tu casa’. Al mes empecé a reconocer bien a mis hijos y a veces tengo dificultad para recordar los nombres. Recordar las letras. Olvidé todos los números, las multiplicaciones”, dijo a La Noticia.
Actualmente, Ángela continúa tomando medicamentos para tratar con las células cancerígenas que se encuentran en su cerebro. Asegura que los médicos le han dicho que su pronóstico de vida se encuentra reducido debido al cáncer recurrente.
“Para mí es muy doloroso, porque tengo miedo de morirme y no volver a ver a mi hija. A mí me gustaría volver a verla, pero no se puede. La fe y las ganas de vivir y de ver a mis hijos juntos es la razón por la cual luché y continúo luchando. Porque me gustaría volver a verlos y conocer a mis nietos”, lamentó la mujer. Actualmente tiene 3 hijos, pero solo dos ellos se encuentran en Carolina del Norte.
Un año con cáncer y coronavirus
En septiembre del 2019, Ángela fue a realizarse exámenes médicos y le detectaron un tumor en la columna vertebral.
“Me dijeron que era cáncer que se había propagado. Cáncer recurrente de etapa 4. Siempre fue de etapa 4. Pero esta vez ellos me dijeron que era como una pelotita de golf y yo si sentía dolor, tanto que me costaba sentar y solo lo podía hacer de lado”, dijo.
Los médicos agendaron una cita para operar a la mujer. Sin embargo, ese día se negó a que le hicieran la intervención médica. “Aunque estaba todo preparado, yo me mantuve con que no y me hicieron otra radiografía. Al rato sale el doctor con una cara sorprendido y me dice que no me van a operar porque no estaba el tumor. Eso fue un milagro”, recuerda.
“Yo creo que fue un milagro de Dios. Porque la semana en la que me iban a operar yo le pedí tanto a mi Dios, le rogué y me puse en tantas oraciones, que al llegar al día de mi cita yo le dije al doctor que no estaba lista para operarme porque no quería, porque yo sentía que no tenía nada”, comentó.
Durante todo ese tiempo, Ángela continuó tomando pastillas de quimioterapia. Sin embargo, su cuerpo no estaba inmunizado para el COVID-19. En diciembre del 2020 le dio coronavirus. Debido al cáncer, era una paciente de alto riesgo y estuvo hospitalizada desde noviembre hasta febrero del 2021.
Debido a las normas sanitarias estuvo este tiempo sola. “Hubo un tiempo en el que yo les pedí a los doctores que me desconectaran porque ya no quería vivir, porque sufría mucho y estuve meses en los que no podía hablar con nadie, porque no podían ir nadie al hospital”, dijo entre sollozos.
Ese año Ángela estuvo investigando sobre alternativas para no tener que estar todo el tiempo en los hospitales. Consiguió el programa Atrium Health Hospital at Home. Un plan que acerca los servicios de salud a la comunidad, llevando paramédicos a los hogares de los pacientes con cáncer, para que les brinden atención médica. Semanalmente, la paciente recibía dos visitas de paramédicos a su casa.
“En ese momento fue difícil conseguir apoyo por el COVID. Estuve con andadera y oxígeno. Fue un año muy triste. Recuerdo que no podía oler nada en la casa, porque todo me daba náuseas”, recuerda Ángela.
“Hay que vivir sin miedo”
En total, Ángela lleva 4 años y 2 meses luchando contra el cáncer. Sin embargo, asegura que esto la ha fortalecido y la inspiró a querer comunicarse con mujeres que estén pasando por la misma situación y se sientan solas, para ofrecerles palabras de consuelo y apoyo.
“Siento que mi vida ha cambiado bastante. Siento mi vida más fortalecida. Yo hablo mucho con las mujeres que siento que tienen mucho miedo, porque les dicen cáncer y piensan que se van a morir. Hay que vivir sin miedo. El miedo nos ataca cuando estamos enfermos, pero yo siento que el cáncer no mata. Nos matamos nosotras mismas por el estrés, por el miedo y por no prevenir”, manifestó.
Ángela relata que ha sido muy duro para ella perder el cabello en tres oportunidades y vivir con cansancio debido al tratamiento. El estigma con el que ha tenido que lidiar ha sido que algunas de sus viejas amistades se alejaron de ella debido al cáncer recurrente. “La gente se me alejó como si el cáncer se contagiara. Por eso me gustaría apoyar a quienes estén pasando por esto y se sientan solas”.
“A pesar de todos los años en los que he tenido cáncer me siento más fortalecida la verdad y yo aconsejo mucho a las mujeres que se cuiden, que se toquen, que prevengan porque la prevención temprana es muy buena y si tienen cáncer, mi consejo es que no se den por vencidas”, recomendó.
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