Se está por terminar otro año legislativo y la Asamblea General de Carolina del Norte no ha tenido la más mínima intención de debatir un proyecto de ley que busque dar un permiso de conducir restringido a los inmigrantes indocumentados que cumplan con ciertos requisitos, y tampoco hay indicios de que lo quieran hacer . Analicemos brevemente las posibles razones de este revés y lo que podríamos hacer para resucitar esta ley y lograr otras conquistas.
Por más de ocho años varias organizaciones locales se embarcaron en la lucha por dar a los indocumentados del estado un permiso de conducir. En la organización Jesus Ministry, enfrentando burlas y rechazo, casi logró lo imposible: propiciaron que una ley sobre las licencias fuera escrita y patrocinada por el legislador republicano Harry Warren.
Luego de superar varios retrasos, comités y una férrea oposición por parte del gobernador de aquel entonces, Pat McCrory, la legislación avanzó trayendo esperanza a miles de familias, pero finalmente no tuvo suficientes votos en la Asamblea.
Se estima que los permisos restringidos de conducir habrían beneficiado a alrededor de 114,000 indocumentados en Carolina del Norte.
Con la negativa de los legisladores republicanos de no abordar la ley en estos años, los indocumentados siguen esperando para ver cristalizado el sueño de obtener una licencia o permiso de conducir del estado. ¿Qué argumento ofrecen los legisladores para no hacer nada? Dicen que este no es el ambiente político ni el tiempo para una ley así.
Algunos analistas concluyen que este ambiente
al que se refieren los legisladores es el clima antiinmigrante predicado por el presidente Donald Trump, junto al temor
de los políticos estatales a perder apoyo de los votantes conservadores en las próximas elecciones.
Lo cierto es que nunca será el momento perfecto ni llegará el ambiente ideal para aprobar una medida local sobre el tema migratorio, pero quienes creemos que este proyecto de ley es necesario debemos crear las condiciones para que esto suceda. Solo hay un inconveniente: los latinos en Carolina del Norte aún no somos una fuerza electoral consolidada.
Pese a que los datos reales sobre el número de votantes latinos en el estado son imprecisos, las cifras oficiales aseguran que esta comunidad representa el tres por ciento del electorado de Carolina del Norte. Esto puede sonar como una cifra pequeña, pero en una elección cerrada (como la en donde el presidente Barack Obama ganó en este estado por solo 14,000 votos) cada voto cuenta, el problema es que menos de la mitad de los votantes latinos ejerce este derecho.
Es comprensible que en muchos casos la comunidad no se sienta plenamente representada por los candidatos que buscan su voto, también es perfectamente justificable la falta de confianza en el sistema político (después de haber sufrido múltiples decepciones), pero esto de ninguna manera nos debe coartar nuestro derecho. Tenemos la obligación moral de ser la voz de quienes no pueden votar.
Solo cuando hagamos escuchar con firmeza nuestra voz en las urnas, los políticos atenderán nuestros pedidos.