La obesidad infantil continúa en aumento, especialmente entre los niños latinos más pequeños, según un reporte de la Academia Americana de Pediatría (AAP). ¿Podemos hacer algo para revertir esta tendencia?
El informe publicado el 27 de febrero en la revista médica “Pediatrics,” destaca que el problema de la obesidad es especialmente prevalente con los pequeños entre 2 y 5 años de edad. La tasa de obesidad entre estos niños latinos fue del 46.3 %, mientras que la de los anglosajones fue del 30.2 %, la de los niños afroamericanos de 32 % y los asiáticos 23.9 %.
Este grave problema comienza en casa. Muchos padres pueden haberse encontrado con esta escena: está la familia sentada a la mesa, se sirve la comida y los niños protestan por la presencia de la sopa o los vegetales. Se niegan a comer y en su lugar piden papas fritas o macarrones con queso (mac 'n' cheese). Los padres intentan razonar, amenazar, rogar, y negociar con sus hijos para que coman, pero nada parece funcionar y al final los pequeños reciben sus papas fritas.
En las escuelas la situación tampoco es alentadora. Las frutas y verduras que comenzaron a tener mayor presencia en las cafeterías escolares, gracias a una iniciativa de la exprimera dama, Michelle Obama, para promover la comida saludable, dejaron de tener un papel protagónico en los almuerzos escolares, gracias a una directiva del presidente de Donald Trump, efectuada en mayo del año pasado, que dio “más flexibilidad” a las escuelas sobre las exigencias nutricionales de los menús.
Es verdad que, a diferencia de generaciones anteriores, debido al ajetreado estilo de vida que llevamos hoy, las familias cuentan con menos tiempo para preparar los alimentos en casa, por ello muchos optan por la “salida rápida” que ofrece la comida chatarra. Sin embargo, múltiples expertos advierten que saciar el apetito de golosinas de los niños con el tiempo puede acarrear peligrosas consecuencias.
Se considera que una persona es obesa cuando pesa mucho más de lo que se estima saludable para una estatura y edad determinada, su médico le puede ayudar a descubrir si su niño padece este problema. La obesidad aumenta el riesgo de padecer una variedad de enfermedades o trastornos como: Accidentes cerebrovasculares, problemas respiratorios, enfermedades del corazón, problemas con el hígado y la vesícula, presión arterial alta, cáncer, diabetes tipo 2, entre otros.
Si bien aun queda mucho camino por recorrer en cuanto a políticas que puedan ayudar con este tema, lo que si puede estar en nuestras manos es realizar cambios en el hogar, los cuales no requerirán de mayor inversión, más que la planificación y la fuerza de voluntad.
El primer paso tiene que ver con el ejemplo, sus hijos van a seguir sus pasos. Propóngase comer más frutas y verduras, deje a un lado las golosinas, abandone las bebidas azucaradas y tome más agua. Deshágase de los dulces, galletas, chocolates y helados, en su lugar tenga siempre frutas.
Todos estamos cansados luego de una ardua semana de trabajo, pero por el bien de sus niños, resista la tentación de pasar el fin de semana frente a la televisión y adopte una vida más activa, llévelos a un parque, saque las bicicletas, o juegue a la pelota con ellos.
Citando a uno de los genios más grandes de la humanidad, Albert Einstein: “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera”.