En menos de un mes se dará fin a la emergencia de salud pública declarada por la pandemia del COVID-19, y a partir de ese momento los estadounidenses deberán pagar por las pruebas diagnósticas que dejarán de ser gratis para la población.
Si bien algunas aseguradoras podrán seguir cubriendo todas o algunas pruebas, ya no habrá una regla vigente a nivel nacional. El gobierno ya no tendrá la obligación de cubrir el gasto y lo traslada al ciudadano común.
Algunas personas que cuenten con seguro médico podrán mitigar el bolsillo, en caso de que su plan les cubra las pruebas o parte de ellas. No obstante, también debe saber que igualmente cesará la prohibición a las aseguradoras de cobrar copagos o tarifas relacionadas con pruebas de COVID-19.
Desde inicios de 2021, el gobierno federal ha requerido a todas las compañías de seguros que cubran hasta ocho pruebas al mes. Esa exigencia es candidata a desaparecer.
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¿Qué pasa con las pruebas caseras?
Aún es posible que algunos gobiernos estatales o locales sigan distribuyendo las pruebas por vía de clínicas, bibliotecas y centros comunitarios.
Por otro lado, en caso de que tenga test caseros, se recomienda a la ciudadanía revisar la fecha de vencimiento. Incluso si están vencidas, podría haberse prorrogado. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) tiene en su sitio web una lista de cuáles pruebas siguen vigentes.
¿Qué precio tienen las pruebas COVID-19?
Un empaque de dos pruebas por lo general cuesta entre 20 y 24 dólares.
También, muy probablemente, los estadounidenses tendrán que pagar más por las pruebas realizadas en hospitales, clínicas o consultorios médicos.
Con información de The Associated Press.