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La inmigración, ya sea forzada o motivada por la esperanza de un futuro mejor, separa a miles de niños y adolescentes de sus padres. Miles de menores de edad enfrentan una travesía incierta y, en ocasiones, solitaria a Estados Unidos. Algunos viajan con familiares, pero los pierden en el camino. Otros simplemente son víctimas de contrabandistas de migrantes o terminan siendo el resultado de padres que pagaron a un “guía” para dejarlos en las fronteras

Desafortunadamente, el viaje de estos niños migrantes no termina cuando cruzan la frontera. Aunque algunos logran llegar a un destino seguro, otros encuentran nuevos obstáculos que dificultan su adaptación. Al no viajar con sus padres biológicos, ni cuidadores legales, son considerados no acompañados. En consecuencia, pasan a custodia gubernamental y son asistidos por organizaciones que le ofrecen atención integral, mientras se investiga la situación familiar y se trabaja en su reunificación. Bethany Christian Services of North Carolina es una de ellas.

Este artículo forma parte de una serie que explora las situaciones que viven algunos de estos niños migrantes, los desafíos que enfrentan, los traumas que sufren y cómo la colaboración comunitaria puede ser clave para ofrecer a estos menores un mejor futuro ayudándoles a adaptarse a la migración.

El papel de las familias de transición para niños inmigrantes

Kim Ford, directora del programa Bethany Christian Services of North Carolina destaca que uno de los mayores retos es ayudar a los niños durante el proceso de transición, en especial porque algunos de ellos vienen de experiencias traumáticas. Además, son nuevos ante un sistema, cultura y lenguaje que desconocen.

El viaje desde su país de origen está asociado con un proceso de pérdida. Pierden su hogar, su cultura, su idioma, y muchas veces a sus familias que dejan atrás. Además, muchas veces vienen para reunirse con familiares que no han sido su cuidador principal por un largo periodo de tiempo, a veces años. Entonces, el desafío es ayudar a hacer que el niño se sienta seguro nuevamente, generarle confianza y que haga conexiones con este nuevo familiar y, por supuesto, que sea una reunificación segura”, explicó a La Noticia.

Sin embargo, en el tiempo en que se logra la reunificación, se busca que el niño esté en un hogar seguro con una familia temporal dispuesta a ofrecerle cuidados y llevarlo a la sede donde se encuentra la organización para que reciba atención médica, psicológica y educativa. 

Estas familias de transición no son un sustituto de los hogares definitivos, pero juegan un papel esencial en el proceso de recuperación y adaptación de los niños migrantes. 

Bethany Christian Services of North Carolina
“El viaje desde su país de origen está asociado con un proceso de pérdida. Pierden su hogar, su cultura, su idioma, y muchas veces a sus familias que dejan atrás”, explicó Kim Ford, directora del programa Bethany Christian Services of North Carolina a La Noticia (Foto: La Noticia)

¿Qué debería saber antes de ser una familia de transición?

1. El tiempo de estadía puede variar

Durante el proceso de reunificación, Madison Dollarhyde, supervisora de los trabajadores sociales, se encarga de revisar cada uno de los casos (de los niños) antes de aprobar la reunificación. Este proceso puede demorar días, semanas o meses. Explica que hay situaciones complejas en las cuales las señales de alerta de que el niño puede ser víctima de negligencia o maltrato. Para minimizar riesgos, no se reunifica hasta descartar estos escenarios.

Cuando estoy revisando los documentos necesito verificar que todos los documentos son auténticos, las actas de nacimiento, los datos, las direcciones, identificaciones, huellas dactilares, enviamos los documentos a sus países de origen para que ellos los verifiquen e investigamos los antecedentes criminales del familiar y de todos los que vivan en su casa. Son muchos controles de seguridad que forman parte de una política estándar. También hay que verificar que los padres pueden proveer cuidados necesarios en menores con necesidades especiales”, indicó.

2. La protección de los menores es primordial

Comentó que, en más de tres años, solo detectó cinco fraudes en documentos de los patrocinadores. Es más común, la incapacidad de la familia de ofrecer cuidados a niños con necesidades especiales o enfermedades. En estos casos, buscan familias temporales dispuestas a ayudar a estos niños o adolescentes.

Trabajé con una niña de 11 años que tenía una enfermedad y debido a esto se debió quedar muchos meses. Más de seis meses estuvo en el programa y le enseñamos a su mamá tanto sobre el sistema de Estados Unidos, como formas de ayudar a la niña con los medicamentos, la importancia de llevar a citas médicas con el doctor, y cuando se fueron, las dos, eran personas diferentes”, dijo.

Esta niña pasó por tanto. La enfermedad no se la diagnosticaron en su país de origen y aquí en el programa estaba teniendo convulsiones. Y cuando conseguimos el diagnóstico médico, epilepsia, y la medicación que necesitaba, nos dijeron que si no hubiera comenzado con esa medicación, podría haber tenido daño cerebral. Fue muy difícil dejarla ir porque sabíamos que sería mucho más difícil, especialmente para una madre soltera con la que se iba a reunificar”, añadió Kim Ford.

3. Las familias son preparadas antes de recibir a los menores

No puedes simplemente llamar y ofrecerte como voluntario. Tienes que pasar por todo un proceso para obtener una licencia en Carolina del Norte”, explicó Ford.

Su rol como padres de acogida sería proporcionar un ambiente seguro y un hogar amoroso para un niño o adolescente durante esta transición en su vida. Además, brindarle transporte hacia y desde la escuela (en la sede de Bethany Christian Services of North Carolina), apoyo emocional y cubrir las necesidades que requiera el niño.

Antes de que lleguen los niños, normalmente tenemos un número de contacto, como un familiar, a quien le hacemos preguntas básicas sobre la salud del niño y su viaje, para prepararnos para recibirlos. A veces los niños vienen con enfermedades o con diagnósticos que son importantes de saber, como alergias. Saber esto nos ayuda a ofrecerles un lugar seguro y estable”, agregó Josué Gámez, administrador de casos.

4. Las edades de los niños varían

Las familias temporales pueden ofrecer cuidados de acogida a niños inmigrantes a corto y largo plazo y cuidar a pequeños desde recién nacidos hasta 17 años. Sin embargo, es más común que sean niños entre los 9 y 12 años de edad.

Hemos atendido menores de menos de un año, lo cual no es común en absoluto, pero ha sucedido. Hemos tenido dos o tres menores de un año que hemos atendido al mismo tiempo. Y también hemos atendido a jóvenes que incluso están casi al límite de cumplir los 18. Cada caso es diferente”, indicó Kim Ford.

5. Se busca mantener al niño unido a su familia de origen

La meta número uno es que no se separen de sus familias. Entonces, si vienen dos hermanos y tenemos solamente una cama, no podemos recibirlos y los enviamos a una agencia que pueda recibirlos sin separarlos. Es nuestra labor asegurarnos de tener suficientes camas antes de recibirlos”, explicó Gámez.

Junto con ello, aclaró que no todas las familias pueden calificar para atender a todos los niños. Algunas de ellas, solo se licencian en cuidar a niños de determinada edad o género. Los padres reciben capacitación apta para casos específicos. Además, el espacio en el hogar también es evaluado para que los niños no vivan en situaciones de hacinamiento. 

Hubo un caso de una mamá adolescente con su hija. Ellas estuvieron bastante tiempo acá por muchos problemas que tenían con sus familiares y que su propia familia no estaba dispuesta a hacerse responsables de ellos y fue duro ver cómo una jovencita de 14 años, con una bebé de dos, no tenían a dónde ir. Por suerte, con mucho trabajo interno, logramos contactar a una tía lejana, que era hermana de su bisabuela. Hablamos mucho con ella, le explicamos la situación y cuáles serían sus responsabilidades y cómo podía ayudar a ambas, mamá y bebé, y ayudó”, añadió Wandy Loyola, coordinadora interna del programa.

6. Los niños asisten a clases

Para facilitar la adaptación del pequeño, además de vivir con la familia temporal, los niños asisten a un programa educativo adaptado a su nivel de conocimientos. Este está combinado con clases de inglés, manualidades, deporte, excursiones, clases de cocina, visitas de autoridades como bomberos y policías para jugar con los niños. 

Las clases son en sus oficinas, cuya dirección se reserva por seguridad, en un horario de 8:30 a.m. a 4:00 p.m.

Actualmente, Bethany Christian Services of North Carolina cuenta con 32 familias que han servido como refugio temporal para más de 466 menores, que han sido reunificados en los últimos tres años. Para más información sobre cómo convertirse en una familia de acogida, pueden ponerse en contacto con Bethany Christian Services of North Carolina llamando al 980-498-8868 o en el siguiente enlace.

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Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.