Hace unos 13 años, Cecilia Márquez tuvo un encuentro que desafió su comprensión de la historia del Sur.
Estudiaba en la universidad en ese momento y asistió a un evento en la Universidad Shaw en Raleigh. Ahí los miembros del Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC por su sigla en inglés) se reunían para celebrar los 50 años desde la fundación de la organización.
Durante el Movimiento por los Derechos Civiles, SNCC defendió la acción directa dirigida por estudiantes, como las protestas llamadas sentadas, una forma de resistencia pacífica, en las cafeterías segregadas, y dio lugar a líderes como John Lewis y Diane Nash.
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Esta era una historia que Márquez, como muchos, había aprendido a través de una lente en blanco y negro, un binario donde los sureños encajan en una categoría racial u otra.
“Luego conocí a un hombre llamado Luis Zapata, un organizador del sindicato United Farm Workers que había decidido venir a trabajar con SNCC en Mississippi”, dijo Márquez. “Y mientras hablaba con él allí, me sorprendió el hecho de que nunca había leído sobre los latinos organizándose en el Movimiento por los Derechos Civiles, específicamente el Movimiento por los Derechos Civiles del Sur”.
Beneficios para algunos, restricciones para otros
Esa conversación fue un catalizador para Márquez, ahora profesora asistente en la Universidad de Duke. Quería entender cómo los latinos encajaban en la historia de la región y cómo enfrentaron las leyes de segregación en el Sur, conocidas como las leyes Jim Crow.
Su nuevo libro, “Making the Latino South: A History of Racial Formation”, se remonta a la década de 1940 y narra la historia de la familia Soto. Los Soto se mudaron de San Antonio, Texas, a Rosedale, Mississippi, en la década de 1950. Escucharon que la vida podría ser mejor ahí para la gente de color.
“(Los Soto) descubren que mientras usaban instalaciones segregadas en Texas, cuando llegan a Mississippi, van a usar la 'entrada de color' y tanto los clientes blancos como los negros les dicen que no, que deben usar la entrada para blancos”, dijo Maquéz.
En Mississippi, la familia Soto se había vuelto provisionalmente blanca. Fueron bienvenidos en un mundo al que los afro latinos no podían acceder.
“Significa que los latinos no afro vivían en comunidades blancas. Asistían a escuelas para blancos. Se estaban casando con familias blancas. Pudieron hacer la mayoría de las cosas que asociamos con la blancura”, dijo Márquez.
Los latinos también son la historia del Sur
Su historia revela algunas conclusiones importantes para Márquez: que la historia latina en el Sur es profunda y que la raza es parte de esa historia, incluso si es difícil de precisar.
“Ahora tenemos muchos jóvenes en nuestras escuelas, muchos jóvenes latinos que están tratando de descubrir dónde encajan en la historia de Carolina del Norte y en la historia del Sur en general”, dijo Márquez. “Estas historias son una forma de hacerles saber a esos jóvenes que ustedes son el Sur. Ustedes son la historia del Sur y sus familias pertenecen al Sur”.
Al reivindicar la historia del Sur, también plantea el desafío de asumir la responsabilidad.
“Lo que eso también significa es que también somos responsables de esas historias. Aquellos de nosotros que nos hemos beneficiado de las historias sureñas de supremacía blanca también debemos rendir cuentas ante esas historias, como todos debemos hacerlo, cuando pensamos en la historia de la raza en esta región”, dijo Márquez.
“Making the Latino South” ya está disponible en inglés a través de UNC Press.
Márquez compartió esta sección, traducida por La Noticia, del libro:
La historia de los latinos ofrece una forma nueva y compleja de entender la historia de la raza en el Sur. Las poblaciones latinas fueron víctimas, participantes y en primera línea de la lucha contra la supremacía blanca a lo largo de la historia del sur de Estados Unidos. Los latinos estuvieron implicados en todos los aspectos de la historia del sur, tanto radicales como racistas. Estaban luchando contra Jim Crow. Se estaban beneficiando de Jim Crow. Se estaban beneficiando de la expansión del Sunbelt y estaban siendo explotados por los crecientes sectores de procesamiento y fabricación de alimentos de la región. No es un pasado monolítico y rechaza narrativas simples sobre la raza. Más bien, es una red más enredada de alineamientos y realineamientos con categorías raciales en la región. Los latinos tienen todos estos legados del sur y pueden elegir qué legados quieren movilizar mientras imaginan su futuro en el sur.