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Wendy Lanski estaba hospitalizada tras haber contraído COVID-19. Detrás de la mascarilla de oxígeno que la ayudaba a respirar, la sobreviviente del 9/11 se dijo a sí misma: "Si Osama bin Laden no me mató, no moriré de COVID".

Lanski estaba en el piso 29 de la torre norte del World Trade Center cuando se estrelló en la edificación el primer avión secuestrado por terroristas suicidas del grupo Al Qaeda.

Cuando logró salir de la edificación corrió entre la nube de polvo que se elevaba sobre Manhattan por la caída de la torre.

"Lo único bueno de sobrevivir a una tragedia o una catástrofe de cualquier tipo es que definitivamente te hace más resiliente",

declaró en una entrevista The Associated Press (AP).

La gerente de seguros médicos se contagió de COVID-19 en la primavera de 2020 y pasó dos semanas aferrándose a la vida.

Como muchos sobrevivientes del 9/11, los episodios postraumáticos viven en la mente de Lanski.

"Sobrevivir es sólo la primera parte del viaje",

le dijo a AP.

Las imágenes y sonidos de personas y cristales al caer siguen asomándose en su memoria. De hecho, fue diagnosticada en 2006 con sarcoidosis, una enfermedad inflamatoria que puede estar asociada al polvo del World Trade Center.

"¿Por qué yo estoy aquí y 3,000 personas no lo están?", se pregunta. Y aunque desconoce la respuesta, Lanski ha hablado en escuelas y dictado conferencias sobre víctimas del terrorismo para prestar un servicio luego de sobrevivir.

"Tengo que compensar a las 3,000 personas que perdieron su voz",

sostiene.

Para más información, suscríbete a nuestro Newsletter. La Noticia produjo esta nota con información de The Associated Press (AP).

Licenciado en Comunicación Social y Magíster Scientiae en Literatura Latinoamericana. jcordero@lanoticia.com