“El boxeo me ha salvado de muchas maneras”, asegura Naomi Mellissa Graham, representante de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
La boxeadora originaria de Fayetteville, Carolina del Norte, será la primera mujer en representar a su país perteneciendo al servicio militar en activo.
Más allá de lo que significa cumplir con una meta, la sargento del Estado Mayor busca dejar un legado y ser una fuente de inspiración para las futuras generaciones.
La competidora de peso medio en el boxeo olímpico tuvo un camino complicado desde sus inicios en Fayetteville.
Siendo la menor de seis hermanas, Graham se involucró en el boxeo a los 9 años, queriendo seguir los pasos de su hermana Rachael Clark, boxeadora profesional entre 2008 y 2011.
“Mi mamá no me dejaba boxear ni entrenar. Nunca olvidaré sentir que el gimnasio de boxeo era el lugar al que pertenecía”, recordó.
Apenas cuatro años después, tras graduarse de la escuela secundaria Pine Forest, se encontró sin hogar por un tiempo, situación que le hizo dar un giro en su vida.
“Ser soldado y atleta lo significa todo para mí, en ambos lados puedo mostrar cómo es un líder. Puedo ser mentor en ambos lados y la gente me admira en ambos lados”, acotó.
Proveniente de una familia militar, Graham se inscribió en 2013, diciendo que "solo quería servir a mi país".
Posteriormente fue enviada a Fort Carson, Colorado, donde se dio cuenta de que sus ambiciones de boxeo podrían fomentarse allí.
En 2015, se unió al Programa de Atletas de Clase Mundial del Ejército y se prendió la esperanza olímpica.
A partir de Londres 2012 se abrió el camino de las mujeres en el boxeo olímpico.
Estados Unidos ha dominado la prueba en las dos competencias previas de la mano de Claressa Shields, y ahora es el turno de Naomi.
Tras haber ganado la medalla de oro en los Juegos Panamericanos del 2019, competencia que la motivó a pelear por subirse al podio en Tokio, siente que la recompensa ha llegado.
"Me siento como una persona normal que solo persigue mis sueños. Solo quiero seguir inspirando", reconoció la boxeadora de 32 años.
“Siempre quise llegar a la cima y ser un campeón mundial, pero cuando vi esos Juegos Olímpicos, vi que debía ser un sentimiento bastante bueno”, añadió.
Carolina del Norte tendrá una representante en Tokio 2020 y no es cualquiera, es una miembro del ejército que ya hizo historia con su participación. Más allá del resultado.
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