Hace un poco más de un año, Gladis Lázaro recibió una noticia que cambió su vida. Luego de lidiar con optimismo una condición renal que la obliga a tener sesiones de diálisis tres veces por semana, en un examen de rutina descubrieron que tenía cáncer en el apéndice. Esto la sumergió en una profunda depresión. “Siempre he sido una persona positiva, pero eso sí me paralizó”, recuerda. “Quería hacer cosas, pero mi cuerpo no se movía”. En medio de ese momento oscuro en su vida, hace dos meses encontró una actividad comunitaria que le devolvió la alegría y las ganas de estar activa: bailar salsa.
Gladis, quien vive en Charlotte, Carolina del Norte, se encontró un aviso comunitario en las redes sociales, en donde se invitaba a clases gratuitas de baile, organizadas por un grupo local de sobrevivientes de cáncer latinos llamado Renacer, que se reúne cada dos lunes en la parte trasera de un bar cerca del centro de Charlotte.
“Como siempre me ha gustado bailar, me dije: vamos a intentarlo, así que después de mucho tiempo de no querer hacer nada, decidí venir”, dice Gladis.
Pese a que ya sabe bailar salsa, sigue al pie de la letra las indicaciones de la instructora y da rienda suelta a su cuerpo al son de la música de El Gran Combo de Puerto Rico, mientras sonríe. Gladis, quien es originaria del Perú, asiste a las clases acompañada de su hija, quien es su pareja de baile.

Bailando contra el cáncer
El baile es una forma de ejercicio segura y viable para personas con cáncer, ya que mejora el equilibrio, la función física y la capacidad de ejercicio. Estudios han demostrado que tan solo 45 minutos de baile a la semana pueden ser efectivos para mejorar síntomas como la fatiga y la neuropatía (daño nervioso).
La llamada bailoterapia también puede favorecer la recuperación física y ayudar a controlar los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer.
“El baile es una actividad que trae muchos beneficios, beneficios a nivel social, a nivel emocional, a nivel físico, y también mejora el funcionamiento cardiovascular. Las personas se empiezan a activar y a segregar algunas hormonas que las hacen estar más felices”, asegura Magbis Núñez Love, enlace comunitario del Levine Cancer Institute de Atrium Health y fundadora del programa Renacer, que apoya a sobrevivientes de cáncer latinos del área de Charlotte.
Renacer se fundó hace cinco años, originalmente con cerca de 50 sobrevivientes latinas, pero con el paso del tiempo, ha ampliado sus actividades y en la actualidad atiende a cerca de 2,000 personas, incluyendo sobrevivientes del cáncer y sus familias.
Salsa y bachata: conectando con sus raíces
Las clases gratuitas de salsa y bachata en Charlotte, más allá de ser un momento de distracción o ejercicio, también son una oportunidad para muchos participantes de reconectar con sus raíces latinoamericanas, con su cultura.
“Al frente, para un lado. ¡Damas, denme un movimiento con el cabello! Miren a su compañero de baile”, dice la instructora Karen Correa mientras enseña salsa. “Regálele una sonrisa, no tenga pena”.
Tras las instrucciones iniciales, la clase, que cuenta con alrededor de 30 personas, se convierte en una fiesta en la recta final de la sesión.
“A ellas les encanta venir primero porque se desestresan. Muchas de ellas ya saben bailar, pero ellas dicen: bueno, no me importa que yo sepa bailar, pero solamente el hecho de venir, queman como 400 calorías en una actividad que disfrutan y que socializan, que se reúnen unas con otras y unos con otros, entonces es un momento muy agradable. Hay otras que dicen: ‘A veces me siento triste, no tengo tiempo, o no tengo dinero para inscribirme en un gimnasio, entonces es una actividad que yo puedo hacer y la disfruto’”, agregó Núñez Love.

Con fuerzas para seguir
Muchos de los participantes son sobrevivientes de cáncer; otros, como Gladis Lázaro, están en recuperación. Hace seis meses le extirparon un tumor maligno de tres centímetros del apéndice y ahora está a la espera de un nuevo chequeo.
“Por mi condición renal necesito un trasplante de riñones, pero me dijeron que debo esperar un año para estar en la lista de espera del trasplante, porque me tienen que estar chequeando para asegurarse de que todo esté bien, que no regrese el cáncer”, menciona Gladis.
Pese a la incertidumbre y a la ansiedad que le puede causar la espera de un nuevo diagnóstico, confiesa que al menos durante un par de horas, mientras baila, se olvida del cansancio y las preocupaciones.
“Me encanta bailar. Es algo que me alegra, me anima”, comenta Gladis.
Puede conectarse con Renacer en: https://www.instagram.com/renacerclt/