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Cuando niña, mi horario de escuela primaria era de 7:30 a.m. hasta la 1:00 p.m. Después de almorzar, ayudar en las tareas de la casa y terminar las de la escuela, tenía el resto de la tarde para jugar hasta que llegaba la hora del baño y la cena. No teníamos en ese entonces tabletas, iPods, iPads, computadoras, tantos juegos electrónicos y el horario de la televisión estaba estipulado a una hora diaria. Sin embargo no recuerdo nunca haberle dicho a mi madre que estaba aburrida.

Esto ocurría por dos razones, la primera es que realmente ¿quién iba a cansarse de jugar, correr, saltar a la soga, a la rayuela, o jugar a la casita, o a pretender ser una cantante, artista y disfrazarse? ¿Quién iba a aburrirse con el infinito mundo que la creatividad e imaginación proveía? Y, segundo es que ante una posible insinuación de aburrimiento, mi madre me diría ¿aburrida, ah? Aquí hay uno platos para guardar, ropas para acomodar, etcétera.

Hoy con frecuencia los padres escuchan a sus hijos decir estoy aburrido o en inglés I’m bored, y la primera reacción es solucionar el problema de inmediato tratando de resolver el aburrimiento que aqueja al pequeño o la pequeña planeándoles otra actividad, dándoles el iPad o teléfono, o llevándolos a comer al centro comercial.

Aburrimiento necesario

Frecuentemente los padres sienten culpa por estado de aburrimiento de sus hijos pero proveyéndole actividades planeadas los hacen aún menos eficiente para resolver momentos en donde no tienen actividades estructuradas. Los niños van a la escuela por 7 horas, luego tienen tareas que realizar, algunos de ellos hacen deportes, gimnasia u otras actividades estructuradas, miran tele, juegan jueguitos electrónicos, con los celulares, iPads, tabletas y luego se van a dormir.

Esta dinámica inhibe la posibilidad de los niños de aprenden a crear sus propios juegos o a usar la prodigiosa imaginación que poseen, así como a relacionarse con los demás.

Sobre estimulación

Hoy en día los niños están sobre estimulados con aparatos electrónicos, deberes escolares, o con actividades estructuradas al punto de no saber qué hacer cuando no poseen ninguno de estos estímulos, a lo que llaman estar aburrido.

Cuando un niño o niña expresa que está aburrida/o, abre la oportunidad para explorar sentimientos y conversar acerca de la importancia de tener espacios en el día sin actividades planeadas para poder crear, jugar con la imaginación, inventar, explorar y conectarse con otras personas. El estado de no estar estimulado por objetos externos también abre la puerta a conectarse con las emociones.

Los niños tienen una capacidad natural de usar la imaginación y la creatividad, pero deben tener espacio de tiempo sin planes para poder desarrollarlas. En espacios desestructurados los niños descubren sus intereses y pasiones, a hacer preguntas a los padres acerca del mundo y como las cosas funcionan, y esto es esencial.

Si mantenemos a los niños en frente de pantallas todo el tiempo, o con actividades estructuradas se les comprime la oportunidad de descubrir sus propios intereses, desarrollar la imaginación, o a relacionarse más con otras personas.

Psicoterapeuta bilingüe y Consultora Multicultural, MS, LPC, CRC, YT, IWLC. Asesora Certificada de Rehabilitación, Maestra e Instructora de Reiki, Instructora Certificada de Yoga, Coach de Vida. Fundadora...