El rechinado de las pisadas en la duela del Gimnasio Olímpico Juan De la Barrera causa un eco tal que apenas y los gritos de Ramón Díaz se alcanzan a escuchar en la práctica de los Capitanes CDMX.
Es un día cualquiera a principios de 2020 y el equipo se prepara para hacer historia al estar por convertirse en la primera franquicia mexicana en la NBA G-League.
Pero aquella imagen de ensueño se convirtió en solo eso, un anhelo asfixiado por la pandemia que ahora tiene huérfanos a los Capitanes, deambulando sin hogar en la liga de desarrollo de baloncesto en Estados Unidos.
“Es toda una experiencia”, dice al respecto el entrenador español Ramón Díaz en entrevista con La Noticia tras un entrenamiento previo a su duelo en Greensboro ante Swarm.
“Nos marcamos un objetivo muy claro al principio de temporada y era hacer un equipo competitivo, eso lo hemos cumplido con creces”.
Sin embargo, no ha sido nada fácil.
La quinteta de la Ciudad de México es el segundo peor equipo de la División Sur, apenas mejor por un juego que su próximo rival de Carolina del Norte.
“Hemos peleado cada uno de los partidos, esa era la verdadera importancia de los resultados”, argumenta Díaz.
"No sé si nos quedaremos con 3 o 6 victorias, pero hemos demostrado que somos competitivos”.
De la gran noticia a la tragedia de la pandemia
Fue el pasado 13 de septiembre cuando a través de un comunicado de prensa, el equipo mexicano anunció que jugaría como local en Texas para su debut en G-League.
Un efecto colateral del coronavirus más, luego de retrasar un año su incursión en la liga.
“Ha sido un gran acierto, en un primer año que no pudimos competir de una manera normal por el COVID-19, y creo que ha sido un aprendizaje muy grande”, afirma el entrenador.
“Hay cosas que debemos seguir mejorando de cara al futuro, no solo para ser competitivos en la parte deportiva, también para construir el futuro de Capitanes como institución”.
Los Capitanes tuvieron que hacer todo tipo de sacrificios para poder cumplir con el reto de jugar en la liga de desarrollo de la NBA.
Sacrificar tiempo con la familia y adaptarse al idioma son solo algunas de las barreras que se han topado con tal de vivir una versión del Sueño Americano en la duela.
“Es muy diferente”, dice Fabián Jaimes, jugador de la selección nacional de México y primer fichaje del equipo para afrontar la G-League.
“Los viajes, las comidas, todo lo hace diferente”.
“El juego aquí es muy rápido, muy dinámico, con jugadores muy atléticos y buscan mucho más el anotar rápido”.
Una dinámica que no se encontró jamás en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) de México.
“La LNBP todavía es muy estilo FIBA (Federación Internacional de Baloncesto Profesional). Me estoy adaptando poco a poco en los entrenamientos, de encontrar esa forma de juego que se acomode mejor a la liga”, explica.
El equipo con sede en la Ciudad de México encontró un refugio a la pandemia a unas 1,200 millas (1,800 kilómetros) de casa.
Fort Worth, Texas, es de momento su sede de operaciones y desde ahí, la quinteta azteca busca ganarse el derecho de piso, tal y como hacen los inmigrantes.
“Es muy diferente todo”, dice el jugador dominicano Rigoberto Mendoza.
“Desde la liga, el juego, los viajes, estar en Estados Unidos, todos los juegos de visitante. Estar viajando”.
“Eso nos puede pasar factura, pero dar aprendizaje”.
Pero si algo ha aprendido Mendoza a lo largo de su carrera, es a resistir ante la adversidad.
Desde muy joven debutó en el basquetbol de España con el Azpeitia, para luego irse a jugar con los Santeros de Aguada de Puerto Rico.
Y finalmente, recién en la pandemia jugó en la liga de Israel con el Maccabi Haifa, por lo que adaptarse a los distintos estilos de juego no ha sido problema.
“Para mí es un orgullo”, asegura el guardia de 29 años.
“Es sentir emoción porque cada jugador quiere verse en un equipo que pertenece a la NBA”.
"Estoy cumpliendo ese sueño, para muchos jugadores que lo ven como imposible, a través de muchos latinos estamos abriendo la puerta para que ellos puedan hacerlo también”.
Y vaya que sentir que pueden abrir la puerta a más latinos en la NBA es el motor que mueve a los Capitanes hacia la dirección correcta.
Son conscientes de que pueden marcar un hito en la historia del deporte ráfaga y eso hace que nada más importe.
“Para mí es un logro estar aquí”, dice Jaimes, ala-pívot que despuntó en otro club mexicano, Fuerza Regia.
“Es parte de una historia no solo para México, para toda Latinoamérica. Es abrir una puerta muy grande para todos los que vienen atrás, me da mucho orgullo, estoy muy agradecido que hayan pensado en mí para este proyecto”.
“Que haya muchos latinos en el equipo demostrando que se juega un gran baloncesto en la región”.
Y aunque el récord negativo de los Capitanes CDMX en este comienzo de su aventura en la G-League estaba presupuestado, la sensación de que podría ser un poco menos catastrófico que el 3-7 que los tiene en la penúltima posición de la división es constante.
Toda vez que tener el apoyo del público de la Ciudad de México y estar a la altura de 2,240m sobre el nivel del mar, jugarían a su favor.
“Al final hay dos cosas muy importantes, el no jugar en México, con tu gente, estar todos los días jugando de visita, al final te va mermando por no sentir ese cariño”, reconoce el entrenador Díaz.
“Esa mancuerna entre afición y el equipo que se ha vivido en el Juan de la Barrera, eso te merma en los resultados”.
“La otra parte es el cansancio, el estar todos los días en continuo viaje. Ha sido una temporada corta, pero muy intensa”.
Aún así, a los partidos de Capitanes asisten algunos fanáticos latinos para apoyarlos.
La sangre llama, dicen.
Es por eso que el equipo cuenta en su roster con 8 jugadores latinoamericanos, una meta que siempre estuvo presupuestada para impulsar su desarrollo en el máximo nivel.
“Una de las prioridades era construir un equipo con un 60 o 70 % de jugadores latinoamericanos, lo cumplimos”, asegura Ramón Díaz.
"Mucho de ellos están siendo importantes, como Rigo, Herrera, que están jugando a un alto nivel. Jaimes y Moisés van por un buen camino de poder llegar al siguiente nivel”.
“Una vez que estás dentro de la liga, te das cuenta el nivel que hay en la G-League”.
Aproximadamente el 50 % de los jugadores que están en los rosters de la NBA, han jugado en algún momento en la G-League.
Una cifra que alienta a cualquier jugador que allí se encuentre jugando en busca de ese sueño.
“Es un sueño que ahí está, que desde pequeño lo primero que ves es la NBA”, dice Fabián Jaimes.
“Ahí está, trabajo con miras a ello. Me emociona mucho y ojalá en algún punto se pueda dar”.
“Debo de trabajar mucho, no es fácil, pero tampoco imposible”.
Jaimes nació en Puebla el 22 de septiembre de 1992.
Destacó en el clasificatorio a los Juegos Olímpicos realizado en Croacia en el que México llegó a las semifinales.
Un momento que acentuó su amor por el país azteca tanto como en esta incursión con los Capitanes en un país ajeno.
“Ha sido muy bonito sentir el apoyo de la comunidad latina”, dice Jaimes sobre el apoyo que reciben pese a nunca ser locales.
“En Santa Cruz había un grupo de mexicanos que me gritaban: “¡paisano, venga México!’. Eso siempre es una motivación extra, que te griten y sintiéndose cerca del juego”.
“Ellos extrañan su país y uno no sabe si llevan años de volver a México, y que se sientan tan cercano gracias a ti, es algo muy bonito”.
“En todos los lugares que vamos, hay al menos uno o dos mexicanos”.
Esta noche, Capitanes jugará en Greensboro ante el Swarm en la cancha del Coliseum Fieldhouse.
Pero antes, el primer equipo mexicano en la NBA G-League dio comida gratis en el área de la Triada para recordar a los latinos del área que no están solos.
Que así como ellos buscaron una mejor vida, los Capitanes surcan su camino hacia convertirse en una fuerza latina en la liga.
“Es muy importante y bonito poder apoyar a la gente que lo necesita”, comenta Jaimes.
“Es muy bonito para todos los latinos, nos gustaría estar ahí cerca de la gente, que vean que estamos luchando por lo mismo, pero por cosas de pandemia no podremos estar ahí”.
Y es que por protocolos COVID, los jugadores no asistieron al evento organizado por la Hispanic League, Blue Cross NC, Greensboro Swarm, y los propios Capitanes para proveer comidas y tarjetas de Regalo a 100 familias de la Triada.
“Pero ahí está el ‘Guajolote’”, dice Rigoberto Mendoza.
“Esperemos que sea divertido, algo familiar. Estamos orgullosos de representar a los hispanos y poder ayudarlos”.
"Estamos esperando a ver cuándo podremos disfrutar de los fanáticos, dejarles saber cómo jugadores que estamos muy orgullosos de ellos”.
Será la primera vez que el equipo de la Ciudad de México visite Greensboro.
El primero de dos partidos allí.
“No conozco la ciudad, acabamos de llegar y no hemos salido del hotel”, explica Mendoza.
“Estamos enfocados en ganar los partidos ante un equipo que le podemos ganar. Está igual que nosotros en victorias y derrotas, serán juegos de mucha intensidad y agresividad”.
Es así que los Capitanes tratarán de dejar una buena impresión en Carolina del Norte, con una mentalidad a prueba de todo y con la filosofía de que no hay nada que perder en un momento tan álgido.
Pero sí mucho por ganar.
“Ya conseguimos mandar un jugador del equipo a la NBA”, presume Ramón Díaz sobre su ideología de juego, misma que impulsó a Gary Clark Jr —nacido en Smithfield, Carolina del Norte— a los Pelicans.
“Los objetivos están más que cubiertos”.
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