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Juana Luz Tobar Ortega se encuentra en "santuario" desde el 27 de mayo de 2017.

Charlotte - A pocos días de celebrarse el “Día de las Madres”, la guatemalteca Juana Luz Tobar Ortega, tendrá que pasar en la iglesia que le ha servido de “santuario” durante casi un año.

Juana quien se encuentra refugiada en la Iglesia Episcopal San Barnabas en Greensboro desde el 27 de mayo del 2017, compartió su experiencia junto a otras dos madres en santuario de Utha y Nuevo México, en una conferencia telefónica nacional con organizaciones ligadas al movimiento santuario.

“El día de las madres es una fecha para que las familias se reúnan y celebren a todas las mujeres que las guían y conforman. Pero un gran número de familias han sido separadas y forzadas a entrar en santuario en su lucha por estar juntas”, dijo Johana Bencomo, de Comunidades en Acción y de Fé (CAFé), una de las organizaciones convocantes.

Juana dijo que su situación ha afectado mucho a sus cuatro hijos, dos nacidos aquí, y dos con DACA, así como a su esposo quien es ciudadano de este país, y dos nietas de 10 años de edad.

“Mi hijo menor de 16 años está muy afectado, mi esposo dice que puede haber entrado en depresión, él me necesita, está muy triste”, dijo la madre.

“Siempre me he portado bien, he pagado impuestos, pero veo que todo lo bueno que hice no lo han valorado”, añadió.

La pastora Julie Peeples de la Iglesia Congregacional Unida de Cristo en Greensboro, que acogió a Minerva Cisneros y ahora al empresario hondureño Oscar Canales, dijo que este estado tiene más casos de inmigrantes en santuario, con un total de seis.

“No podemos dejar a las familias separadas, esto es un asunto moral”, enfatizó Peeples.

Una petición creada por el grupo Siembra NC en la plataforma www.action.mijente.net ha recogido 2,461 firmas de una meta de 3,000. La petición está dirigida a Sean Gallagher, director regional del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y Matthew Albence, director ejecutivo asociado de la agencia, en la que se solicita se conceda a Juana la suspensión de la deportación.

Años de lucha para evitar la deportación
Juana vivía en Asheboro con su familia, y durante 23 años pertenece a una iglesia cristiana pentecostal donde ha servido. La guatemalteca ha trabajado en la misma empresa textil en High Point como operadora de máquinas de coser durante los últimos ocho años.

Ella llegó en 1992 desde Guatemala, después de haber sido amenazada por combatientes armados, y solicitó asilo. La solicitud fue negada en 1994, y luego se le ofreció un permiso de trabajo mientras apelaba su estatus, lo cual demoró seis años.

En 1999, su hija mayor en Guatemala sufrió una enfermedad que ponía en peligro su vida, y abandonó el país y regresó sin permiso para cuidar de ella. ICE posteriormente negó su apelación, y en 2011 la detuvo, pero una semana después la dejó en libertad.

Desde entonces ella se estuvo reportando a la oficina del ICE en Charlotte periódicamente, pero en abril del año pasado, en vez de aceptar la súplica de su abogado para una suspensión, ICE le puso un dispositivo de rastreo y le ordenó prepararse para la partida voluntaria diciéndole que tenía hasta el 31 de mayo de 2017 para abandonar el país, teniendo que separarse de su esposo, hijos, tío y primos.

Con la ayuda de organizaciones locales como el Comité de Servicio de Amigos Americanos (AFSC), Juana se recluyó en la iglesia tres días antes del plazo dado por Inmigración, convirtiéndose en la primera inmigrante en este estado en entrar en santuario.