La vida de los niños está llena de grandes acontecimientos. Decir la primera palabra, aprender a gatear y dar el primer paso son algunos de ellos. Dejar el pañal es un paso importante, tanto para los padres como para los niños. Los hitos del desarrollo en los niños se asocian normalmente a su edad cronológica. Sin embargo, los niños requieren alcanzar ciertos niveles de madurez y desarrollar algunas habilidades para poder dar esos grandes pasos.
A la hora de dejar el pañal ocurre lo mismo. En este sentido, no todos están preparados para iniciarse en el entrenamiento para ir al baño a la misma edad. Los niños comienzan a mostrar algunas señales de que están listos para dejar el pañal alrededor de los 18 y 24 meses. Sin embargo, algunos niños podrían estar listos antes y otros podrían tardarse un poco más.
Es importante que los padres también estén listos para educar a los niños en este paso. La preparación del niño debe ser el medidor para iniciar el proceso y no el afán del adulto. Existen algunos procesos a nivel físico, emocional y cognitivo que deben estar afianzados. Aunque no hay un método infalible para lograr está transición sin contratiempos, resulta conveniente considerar los siguientes aspectos:
1. La preparación del niño:
Antes de iniciar este proceso es importante reconocer si el niño está lo suficientemente preparado. La plena consciencia del cuerpo es uno de los requerimientos. Que el niño tenga consciencia de que hace pipí y pupú es el primer paso. Así mismo, debe mostrar incomodad al sentir que el pañal esta sucio, debe ser capaz de reconocer cuando tiene ganas de evacuar, y poder de comunicar con palabras esas ganas, por lo que el desarrollo de lenguaje es fundamental en este proceso. Tener una marcha firme y lograr subirse y bajarse los pantalones son aspectos motores a considerar.
Sin embargo, lo más importante de todo es que el niño demuestre que quiere iniciar el proceso. Bien sea porque quiere usar ropa interior de “niño grande”, o porque quiera usar el inodoro como papá y mamá, debe manifestar de alguna forma su interés. Antes de iniciar el proceso es conveniente realizarse las siguientes preguntas:
• ¿El niño puede caminar?
• ¿El niño puede subirse y bajarse los pantalones?
• ¿El niño permanece seco al menos por dos horas?
• ¿El niño logra comprender instrucciones sencillas?
• ¿El niño verbaliza cuando el pañal está sucio?
• ¿El niño muestra interés en utilizar el inodoro?
• ¿El niño se muestra deseoso por dejar los pañales?
2. El momento para hacerlo:
No se recomienda iniciar este proceso durante momentos de estrés o de cambios para el niño. En este sentido, es importante evaluar la situación y decidir si es un momento conveniente o no para empezar. Una mudanza, comenzar el preescolar y la llegada de un hermanito son algunas de las situaciones que pueden causarle estrés. Es mejor comenzar a crear este hábito en momentos de estabilidad y seguridad, puesto que los posibles accidentes pueden generar aún más ansiedad.
3. Los equipos necesarios:
Sea que decida utilizar una bacinilla o un asiento que coloque en el inodoro, debe tenerlos a la mano una vez que decida comenzar el proceso. Invite al niño a sentarse en ellos. Primero con la ropa puesta de forma que comience a familiarizarse. Una vez que se sienta cómodo, puede invitarlo a sentarse sin ropa. Así mismo, puede arrojar los desechos de un pañal en el inodoro y pedirle al niño que baje el agua. También, permítale al niño habituarse al baño. Invitarlo mientras va al baño puede ayudar para lograrlo. Mientras lo haga coméntele con palabras sencillas lo que está sucediendo.
4. El vocabulario que usa:
Procure llamar a las partes del cuerpo por su nombre. Así mismo, utilice las palabras pipí y pupú para referirse a los desechos del niño. Esto hará que el niño se pueda comunicar con mayor facilidad con respecto al tema.
5. Los comportamientos del niño:
Identificar las actitudes del niño cuando tenga que ir al baño es muy importante. De esa manera podrá preguntarle oportunamente si necesita ir al baño. Poco a poco el niño reconocerá cuando tiene ganas y podrá aprovechar las oportunidades para llevarlo. Acostumbrar a los niños a dejar de hacer lo que están haciendo es crucial para lograr el control de esfínteres.
6. La rutina:
Al principio del proceso invite al niño a sentarse en la bacinilla o el inodoro al despertarse y antes de acostarse. Así mismo, estimule el consumo de líquidos durante el día. Una vez que el niño haya pasado alrededor de 45 minutos con el pañal seco, llévelo al baño y siéntelo en la bacinilla o poceta. También, puede llevarlo entre 15 a 30 minutos después de la comida para aprovechar los movimientos intestinales naturales. Así mismo, puede motivarlo a quedarse sentado un rato mientras le lee un cuento o juega con él. Si quiere levantarse sin haber hecho nada, permítaselo. Elógielo cada vez que se siente o trate de utilizar la bacinilla o el inodoro. Motívelo a tratar más tarde, lo importante es ser consistente.
7. La ropa:
Evite usar bragas y monos de una sola pieza. Durante esta etapa se recomienda usar ropa que sea fácil de quitar y poner, puesto los niños deben ser capaces de hacerlo solos.
8. Los accidentes:
Los accidentes ocurrirán a lo largo del proceso de aprender a utilizar la bacinilla o el inodoro. Procure mantener la calma cuando esto ocurra. Sea amable con el niño y ayúdelo a limpiarse y a cambiarse. Recuérdele que que la próxima vez debe utilizar el baño. No se recomiendan los castigos o las consecuencias negativas frente a un accidente. Por el contrario, felicítelo cada vez que haya un progreso, sin importar lo pequeño que sea.
Dejar el pañal es un proceso que puede tardar de 3 a 6 meses. Durante este tiempo los padres deben ser pacientes y apoyar al niño. No existe una manera única de consolidar este proceso. De igual forma, ningún niño es igual a otro. Si tiene inquietudes acerca de cómo ayudar a su hijo a dejar el pañal, consulte a su pediatra.
Para más información, consulte: Academia Americana de Pediatría