Luego de casi un año y medio de la guerra desatada por el presidente Donald Trump en contra de los inmigrantes, los defensores de las deportaciones masivas se están quedando sin argumentos para justificar la cruel separación de miles de familias.
Trump y su banda se golpean el pecho diciendo que van a endurecer las leyes migratorias para “proteger los empleos de los estadounidenses”, sin embargo un nuevo estudio asegura que en realidad los inmigrantes no quitan empleos, sino que por el contrario, tienden a crear nuevas plazas de trabajo, que en muchas ocasiones son ocupadas por estadounidenses.
La presencia de inmigrantes “no aumenta el índice de desempleo en los estadounidenses, ni reduce su participación laboral”, fue la conclusión de un reciente estudio de la National Foundation for American Policy realizado por Madeline Zavodny, profesora de economía de la Universidad del Norte de Florida (UNF) en Jacksonville, quien analizó las estadísticas laborales y de inmigración de los 50 estados, entre el 2005 al 2013.
De hecho “el aumento de un punto porcentual en la participación de la fuerza laboral compuesta por los inmigrantes parece reducir la tasa de desempleo de los estadounidenses”, aseguró Zavodny, quien además fue economista del Departamento de Investigación del Banco de la Reserva Federal en Atlanta y del Banco de la Reserva Federal en Dallas.
Más de un escéptico se puede preguntar ¿cómo los inmigrantes pueden reducir el desempleo de los estadounidenses? Zavodny asegura que este fenómeno, perfectamente documentado, ocurre debido a varios factores:
En primer lugar los inmigrantes ayudan a que varios empleos se queden en Estados Unidos, pues su mano de obra barata, local y disponible, evita que las empresas contraten servicios de manufactura realizados en otros países (offshoring).
A esto hay que agregar que estadísticamente hablando, los inmigrantes tienden a crear un mayor número de nuevas empresas que los nativos, mismas que eventualmente contratan a trabajadores estadounidenses.
Finalmente, si los estadounidenses se ven afectados por el trabajo de los inmigrantes en un área laboral, tienden a cambiarse a otra área. Según Zavodny esto ocurre tanto en los trabajos altamente calificados con en los menos calificados. “Además, los trabajos a los que se mueven los estadounidenses tienden a ser mejor remunerados que los empleos desproporcionadamente ocupados por inmigrantes”, comenta.
Solo gente que carece de un mínimo conocimiento de economía puede pensar que en general los inmigrantes quitan los empleos a los estadounidenses, pues eso supondría que en Estados Unidos existe un número fijo, inamovible, de empleos y que cualquier recién llegado puede desplazar fácilmente a un nativo. Esto simplemente no ocurre en ninguna economía del planeta.
Trump y su piara de seguidores siguen predicando el prejuicio, amenazando con deportar a los jóvenes con DACA, pidiendo que se destruya el principio de unidad familiar en la inmigración, todo para “defender el empleo de los estadounidenses”. Sin embargo el último informe de empleo mostró que se agregaron 223,000 nuevos trabajos en mayo, lo que redujo la tasa de desempleo del país a solo 3.8 %, la más baja en casi medio siglo.
El mito de que los inmigrantes quitan el empleo a los estadounidenses está fundamentado en el odio, no en estadísticas o en hechos. Solo esperamos que los votantes recuerden este inaceptable nivel de cinismo en las próximas elecciones de noviembre.