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Es un buen momento para reflexionar sobre cómo usar sabiamente su dinero, ahora que proliferan oportunidades laborales y de negocios.

En Estados Unidos estamos viviendo una época de crecimiento económico, al menos en términos de macroindicadores. Este es un buen momento para reflexionar sobre cómo usar sabiamente su dinero, ahora que proliferan oportunidades laborales y de negocios.

Debido a múltiples factores la economía estadounidense se encuentra fortalecida. En el segundo trimestre del año se aceleró a un ritmo de crecimiento de 4.1 %, el índice más rápido desde el 2014, según el Departamento de Comercio. La tasa de desempleo total bajó en julio hasta el 3.9 %, mientras que el índice de desempleo entre los latinos descendió al 4.5 %. No es raro encontrar a múltiples industrias buscando trabajadores.

Si abundan las oportunidades laborales es probable que también abunden o al menos se estabilicen los ingresos, sin embargo algunas familias toman esto como una excusa para aumentar sus gastos.

Gasto, ahorro e inversión

Es comprensible que si llega dinero extra nos sintamos tentados tomar esas vacaciones soñadas, o comprar aquella cosa deseada, pero antes de que saque su tarjeta de crédito, es importante que considere que la economía es cíclica, las épocas de bonanza no son eternas, de allí la importancia que tengamos muy claro tres conceptos: gastos, ahorros e inversiones.

En términos simples, un gasto es usar una cantidad de dinero para satisfacer un deseo, el ahorro es guardar el dinero para usarlo en el futuro, y una inversión es usar el dinero para generar más dinero.

 

Necesidad Vs. deseo

Cabe aclarar que una necesidad es un requerimiento esencial que debe ser suplido para nuestra supervivencia, por ejemplo, usted necesita agua, alimento, refugio y abrigo para sobrevivir. En contraste, los deseos se refieren a las cosas que quisiéramos tener o experimentar, que no son esenciales para sobrevivir. Una persona necesita tomar agua, pero es posible que desee una gaseosa, por ejemplo.

Con esto en mente está claro que si usted necesita movilizarse puede hacerlo con un vehículo económico en buen estado o con uno de lujo, al final los dos cumplen la misma función, pero hallará diferencias en el precio y en la forma cómo se siente al conducirlo.

Nuestra sociedad de consumo nos empuja hacia la satisfacción de los deseos por encima de las necesidades, si usted sucumbe ante esto, estará incurriendo en gastos, es decir consumos que le provocarán un momento de placer y nada más.

 

Invertir es la clave

Una inversión es el uso de los recursos (dinero, tiempo) en un producto o actividad con el objetivo de generar más recursos. Todo lo demás es gasto.

Si usted compra varias cajas de productos dietéticos que planea vender, pero no los vende, es un gasto. Si pasa dos o más horas al día mirando series de televisión, es un gasto. Si por años religiosamente ha comprado la lotería todas las semanas, es un gasto.

Por otro lado, su formación académica o capacitación profesional es una inversión. Aprender cómo montar un negocio o adquirir una nueva habilidad le pueden ofrecer beneficios a futuro.

Es importante destacar que en el mundo de las inversiones no todo lo que brilla es oro, de allí la urgencia de educarse financieramente para saber cómo usar sabiamente sus recursos.

Crear un negocio puede llegar a ser una inversión, si cuenta con los conocimientos y recursos suficientes para salir a flote. Ventajosamente existe un océano de recursos para ayudarlo en su camino como nuevo empresario, desde libros, pasando por cursos, hasta cámaras de comercio locales (muchas de ellas latinas), y páginas de Internet en español como la de la Oficina Federal de Pequeños Negocios: https://es.sba.gov/ Una vez allí digite en la sección de búsqueda: “Comenzar un Negocio”.

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com

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