El popular adagio los polos opuestos se atraen
solo funciona con los magnetos, pero no las creencias políticas o sociales, pues la radicalización de las posturas en los extremos de una ideología, inevitablemente llevará a la violencia. Un triste recordatorio de esto ocurrió hace 40 años, cuando Carolina del Norte escribió con sangre y vergüenza uno de los capítulos más dolorosos y escalofriantes de su historia: la masacre de Greensboro.
Después de la promulgación de la Ley de los Derechos Civiles en y la eliminación de la práctica de la segregación, las tensiones raciales seguían a flor de piel en el sur del país. Carolina del Norte no fue la excepción.
Grupos de supremacía blanca como el Ku Klux Klan (KKK) frecuentemente realizaban marchas, tenían eventos públicos, y promovían abiertamente sus retorcidas ideas. Por otro lado, a principios de , la Organización Comunista de Trabajadores (CWO por su sigla en inglés) llegó al área de Greensboro para estructurar a los sindicatos textiles, conformados mayormente por empleados afroamericanos.
El nivel de confrontación entre estos grupos creció cuando miembros de la CWO interrumpieron la exhibición de una película organizada por el KKK, . Más tarde los sindicalistas anunciaron que para organizarían una protesta llamada Muerte a la marcha del KKK
.
El mencionado día, los sindicalistas avanzaban por las calles de Greensboro, cuando fueron rodeados por vehículos manejados por miembros del KKK y del Partido Nazi Americano. Los insultos y los gritos no se hicieron esperar. Varios manifestantes arrojaron piedras a los vehículos. En respuesta, los supremacistas blancos salieron de sus autos, tomaron escopetas, rifles, pistolas y dispararon contra la multitud.
Cuatro sindicalistas fueros asesinados, entre ellos el latino Cesar Cauce, además se reportaron 11 heridos.
El fiscal estatal procesó a cinco miembros del KKK con cargos criminales, pero , un jurado compuesto totalmente por miembros anglosajones absolvió a todos los acusados, basándose en sus declaraciones de que mataron a los manifestantes en legítima defensa
, quedando en libertad. Recién , el Concejo de la Ciudad emitió una declaración oficial lamentando el incidente de .
Hoy las tensiones raciales han vuelto salir a la superficie. El número de grupos de odio establecidos en Carolina del Norte llegó al nivel más alto de los últimos cinco años, según un estudio del Southern Poverty Law Center (SPLC). En se identificó a 24 de estas agrupaciones operando en Carolina del Norte, para el número de grupos de odio subió a 40.
El informe señala que estos grupos de odio, que en el estado son predominantemente de supremacía blanca, están floreciendo en medio de los temores a la inmigración y los cambios demográficos de la nación
, exacerbados por ciertos políticos irresponsables.
La radicalización de las posturas solo incita a la violencia. Lamentablemente muchos políticos han explotado estas profundas tensiones raciales para sacar votos, pues es más fácil avivar el miedo y la desconfianza, que ofrecer propuestas viables.
En medio de estos tiempos de posturas radicales y ausencia de diálogo, es también su responsabilidad como votante elegir a autoridades, independientemente del partido político que sean, que no basen sus campañas en lo que nos divide, sino en aquello que nos une como nación.