El 3 de marzo del 2020, Carolina del Norte registró su primer caso de COVID-19. Lo que al principio era una curiosidad noticiosa, rápidamente transformó nuestro mundo, cuando pocos días después la OMS declaró una pandemia. Hoy, cinco años más tarde, analizamos cómo vivió Carolina del Norte la crisis sanitaria y cómo afectó de forma especial a la comunidad latina.
El inicio de la pandemia en Carolina del Norte
El 26 de marzo del 2020, el condado de Mecklenburg ordenó a sus habitantes quedarse en casa. El 30 de marzo, el gobernador Roy Cooper extendió la medida a todo el estado.
Las calles quedaron vacías, los negocios cerraron y el desempleo se disparó. Sin embargo, el virus siguió propagándose. Para el 8 de abril del 2020, se reportaron 3,426 casos en 90 condados y 53 muertes, incluyendo la primera víctima latina. A partir de ese momento, la crisis golpeó con más fuerza a los latinos.
Latinos, los más afectados por el COVID-19
Antes de la pandemia, muchos latinos trabajaban en sectores esenciales, como la construcción, las fábricas y la agricultura. Evidentemente, estas actividades no permitían el teletrabajo ni el distanciamiento social, lo que contribuyó a un aumento en los contagios.
Al inicio de la pandemia, la información oficial en español era limitada. Traducciones deficientes y mensajes confusos hicieron que muchos latinos no recibieran alertas claras sobre el virus, medidas de prevención, ni acceso a recursos disponibles.
Como resultado, apenas cuatro meses después del primer caso, en julio del 2020, los latinos representaban el 45 % de los casos de COVID-19 en Carolina del Norte, a pesar de que eran solo el 9.6 % de la población.
A esto se sumó la exclusión de miles de inmigrantes de los programas de ayuda federal.
Hasta abril del 2023 (cuando se dejaron de contabilizar los casos), 3.5 millones de personas contrajeron COVID-19 en Carolina del Norte, incluyendo 320,000 latinos (13 % de los casos). Más de 29,000 personas fallecieron por complicaciones con el coronavirus, de las cuales 1,342 eran latinas, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos del estado.
Entre 2017 y 2021, el COVID-19 fue la principal causa de muerte entre los latinos en Carolina del Norte.
Acceso limitado a salud: una crisis silenciosa
Durante 2020 y 2021, el condado de Mecklenburg registró 850 muertes por COVID-19. En la comunidad en general, fue la tercera causa de muerte, pero en los latinos fue la primera.
Según el informe “Primary Care Access in Mecklenburg County”, muchas muertes pudieron evitarse con mejor acceso a atención médica. Sin embargo, entre 2020 y 2021:
- Uno de cada tres (33.7 %) latinos no tenía seguro médico.
- 36 % no buscó atención médica por su alto costo. En comparación, solo el 12 % de la población general evitó el médico por razones económicas.
Vacunación: esperanza y desigualdad
En diciembre del 2020, Carolina del Norte comenzó a distribuir las vacunas contra el COVID-19. Sin embargo, en los primeros meses, los latinos no fueron prioridad.
Para el 22 de febrero del 2021, solo el 2.5 % de los vacunados eran latinos. Ante las críticas, el estado mejoró su estrategia, creando campañas en español y estableciendo centros de vacunación en donde estaban los latinos. En lugar de esperar que fueran donde las autoridades, las autoridades entendieron que debían ir a lugares como iglesias y mercados de pulgas.
Los esfuerzos dieron resultados. Los latinos se convirtieron en el grupo con mayor porcentaje de vacunación en el estado ese año. La pandemia dejó una enseñanza clara: cuando las instituciones invierten en la comunidad latina, esta responde de forma positiva.
Hoy la comunidad inmigrante vive nuevos retos con las políticas migratorias de la Administración Trump. Las instituciones de salud deben ganarse la confianza de los latinos, ir a donde están y no esperar a que ellos vayan a espacios intimidantes o indiferentes. En términos de salud pública, el bienestar de una minoría, como los latinos, va en beneficio de la comunidad en general.
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