Charlotte - La inminente deportación de Norma Contreras tiene a su familia viviendo una pesadilla de la que esperan despertar, si ocurre un “milagro” que permita que la madre y pastora hondureña pueda quedarse en el país donde ha construido una vida por 17 años.
Nativa de Honduras, Norma es madre de tres hijos, Yerlin, Joel y Reiniery, con quienes ha vivido en Charlotte junto a su esposo Joel Portillo. La pareja ayuda a pastorear una congregación cristiana en la Iglesia de Dios Ebezener, en Greensboro.
Pero el jueves 21 de septiembre la vida de esta familia cambió totalmente, cuando Norma fue detenida por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) al presentarse a su cita anual.
“Nunca nos pasó por la mente que esto pudiera pasar, porque ella ya se había presentado sola antes. Estamos sufriendo mucho sin ella”, manifestó a La Noticia Yerlin Portillo, su hija mayor.
Yerlin tenía 8 años cuando llegó a Charlotte. Ahora de 25 años, estudia Tecnología Vascular en el Central Piedmont Community College (CPCC).
La pastora, de 43 años, quien se encuentra en el Centro de Detención del Condado Irwin, en Ocilla (Georgia), tiene su récord limpio y contaba con un permiso de trabajo que había renovado recientemente.
“Ella se había reportado con ICE sin problema hasta ahora. Sabemos lo que está pasando desde que llegó el nuevo presidente, por eso creo que la abogada que tenía debió alertarla y acompañarla”, dijo Byron Martínez, director de la organización Unidos We Stand. “Al menos le debieron dar seis meses para que se preparara”, añadió.
Complicado proceso migratorio
Norma ingresó inicialmente a Estados Unidos en 1999 escapando de la violencia de las pandillas, tras el asesinato de uno de sus hermanos y su suegro, pero regresó a su país. En el año 2001 volvió a Estados Unidos junto a sus dos hijos dos hijos, Yerlin y Joel, para reunirse con su esposo en Carolina del Norte, y fue detenida de nuevo en la frontera y le dijeron que podía entrar pero debía presentarse en la corte.
“No se presentó a la corte, quizás no le dimos mucha importancia en ese momento y no sabíamos que eso significaría una deportación automática”, comentó el pastor a La Noticia.
En 2009 la inmigrante fue parada por un patrullero de carreteras por no poner la direccional, y fue arrestada. Al ingresar a la cárcel de Gastonia su estatus y una orden de deportación salieron a la luz mediante el programa 287(g).
La hondureña fue deportada pero regresó un mes después. En el 2010 ICE le permitió quedarse con una orden renovable de supervisión, que no le daba garantía de ser deportada en cualquier momento.
Portillo contó que en 2012 su esposa perdió una solicitud de asilo frente a un juez migratorio, porque su abogada no presentó las pruebas a tiempo.
Actualmente Norma tiene un nuevo abogado, quien busca que se remueva la orden de deportación. La inmigrante cuenta con apoyo de la comunidad, presentará 17 declaraciones juramentadas de miembros de su familia, trabajo y congregación respecto a su buen carácter moral.
“Estamos haciendo todo lo humanamente posible para que ella no sea deportada, pero sabemos que solo un milagro de Dios podría liberar a mi esposa de esta situación!”, expresó Portillo.