Charlotte - Incertidumbre y ansiedad viven los salvadoreños en Carolina del Norte beneficiados con el Estatus de Protección Temporal (TPS), tras el anuncio del gobierno de poner fin al programa que protegía de la deportación a miles de inmigrantes.
La información dada a conocer el lunes 8 de enero, despertó la indignación de más de 200,000 salvadoreños amparados con el TPS que residen en el país, y los 5,900 que viven en Carolina del Norte.
Para Ana Miriam Carpio, directora de UNISAL, organización que fundó en el 2001 para ayudar a sus compatriotas tras el terremoto que devastó El Salvador, es la peor noticia para los tepesianos después de casi 18 años de vida del programa.
“Siento indignación y emociones encontradas, y mucha frustración con la decisión del gobierno que no respetó los acuerdos ni el derecho del inmigrante. La verdad todavía no lo puedo aceptar”, manifestó Carpio a La Noticia.
Los salvadoreños tendrán hasta el 9 de septiembre del 2019 para dejar el país, o encontrar algún camino para obtener la legalización.
“Estamos esperando que ocurra algo diferente, y que haya una ley migratoria que evite que tengan que irse del país. Además está demostrado el aporte económico de los salvadoreños”, añadió Carpio.
Sueños truncados
Para Arely Guevara, una joven salvadoreña quien llegó al país a la edad de 2 años, y tiene junto a sus padres el TPS, la noticia fue devastadora.
“Llevamos muchos años construyendo una vida aquí, y no hemos pensado aún que vamos a hacer. No tenemos opción, nos están pidiendo que regresemos”, comentó la joven.
Arely terminó la secundaria en el verano pasado y el 29 de enero inicia clases en el Salem College, en Winston-Salem, para estudiar Ciencias de Computadoras y Medio Ambiente. Su padre trabaja en limpieza y jardinería, y su madre cuida de su hermano de 10 años, quien sufre una discapacidad en una de sus piernas.
Resignación
El lunes Regina Mendoza, e Hilda Rivas, quienes trabajan en una lavandería industrial, fueron a UNISAL para averiguar sobre la extensión del TPS y se encontraron con la noticia.
“Tenía la esperanza que nos renovaran, pero si es la voluntad de Dios que nos vayamos, pues que así sea”, manifestó Mendoza, quien tiene esposo y cuatro hijos, los dos menores nacidos en este país. “Me preocupan mis hijos pequeños, tener que llevarlos a un país tan peligroso”, agregó.
Para Rivas, quien vive desde 1993 en el país, sería una oportunidad para reunirse con sus dos hijas a quienes no ve desde que tenían 14 y 12 años. “Me vine a este país por ellas, hoy ambas son profesionales”, comentó.
En noviembre el gobierno terminó el TPS para los haitianos y los nicaragüenses, y dio una extensión de seis meses a los hondureños. Con esto serían alrededor de 300,000 tepesianos que tendrán que volver a sus países en los próximos dos años.