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Greensboro - Laura Garduño, una joven madre y esposa mexicana, se ha convertido en poco tiempo en una líder que lucha, no solo por sus sueños, sino por los de otros jóvenes que como ella crecieron en un país que creían suyo hasta que se toparon con un “muro” al llegar a la adolescencia.

A sus 32 años, 26 de ellos vividos en Carolina del Norte, Laura ha tenido que enfrentar los obstáculos y retos de una indocumentada, pero gracias no solo a su valentía y empeño sino también por ser beneficiaria de la Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA), ha logrado salir adelante.

Laura Garduño viajó desde Greensboro con varios activistas, para participar en un día de acción por el "Dream Act" en Washington D.C. Cortesía. 

Aunque he vivido como persona indocumentada en este país, no he permitido que los obstáculos me intimiden o controlen. Al contrario, he aceptado que esta es mi lucha y me toca honrar los sacrificios que mis padres han hecho”, comentó.

Laura llegó por primera vez al país cuando tenía un año de edad, pero sus padres intentaron rehacer su vida en México por unos años, sin embargo la situación económica los obligó a regresar a Estados Unidos y se establecieron en Greensboro donde estudió la escuela y se graduó de la universidad.

Su primer obstáculo

Laura recuerda que el primer obstáculo que enfrentó fue a la edad de 16 años, cuando quería obtener su permiso de conducir. Pero al terminar el curso de manejo el instructor le pidió llenar un formulario con su información personal para poder ir ir al DMV a obtener su permiso provisional.

Cuando dejé la sección de mi número de Seguro Social en blanco, él me exigió que lo escribiera. Yo le respondí que no tenía uno y que tenía un ITIN. Él no lo aceptaba y se negó a llenar el certificado. Tuve que demostrarle que en ese entonces el DMV si aceptaba el W-7 y que no tenía ningún derecho de imponer sus propios requisitos”, contó.

Laura se dio cuenta que todo lo que quisiera hacer iba a requerir de un esfuerzo adicional. Eso le trajo a su memoria la incertidumbre que experimentó cuando llegó el tiempo de su graduación de secundaria, que se acentuó por su situación migratoria.

Recuerdo llenar solicitudes para la universidad y orar para que fuera aceptada y mi situación no fuera revelada”, indicó.

Aunque logró ingresar a la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, confiesa que cada semestre temía ser descubierta por no tener documentos. “Afortunadamente me gradué en el 2007 y mis temores nunca se volvieron realidad”, agregó.

Laura obtuvo un título en Comercio Internacional, y actualmente trabaja en el programa de Derechos de los Inmigrantes con la organización American Friends Service Committee (AFSC).

Su aventura como activista surgió luego de la elección de Trump, cuando sintió que no podía quedarse en silencio. Ha participado en paneles, foros, y ha organizado acciones públicas para defender a los inmigrantes.

El momento más importante de mi día es cuando cada miembro de mi familia ha regresado a casa y nos reconectamos después de un día de escuela y trabajo. El hogar y la familia son mi refugio donde me desprendo de mis preocupaciones externas”, anotó.