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El presidente que murió por dar un largo discurso
Presidente William Henry Harrison

Muchas veces en nuestro afán por progresar, descuidamos a la gente que nos rodea, e incluso a nosotros mismos. Quizás pueda servir como ilustración la vida de William Henry Harrison, noveno presidente de Estados Unidos, quien murió después de estar en el poder solo un mes. Falleció de pulmonía luego que decidió poner a un importante discurso al aire libre por sobre su salud.

Harrison fue un militar activo, héroe de guerra (sirvió como general en la Guerra de ), político infatigable quien fue elegido como Presidente de la Cámara de Representantes, Senador, y diplomático con fuertes nexos con Latinoamérica. En se reunió con Simón Bolívar para urgirle que adopte un modelo democrático parecido al estadounidense en la Gran Colombia. En Harrison fue elegido presidente de Estados Unidos.

Este incansable político había escalado hasta la cumbre de su carrera y quería hacérselo saber al mundo, sin embargo el clima cambiaría el curso de su destino. El día de la ceremonia de posesión de la presidencia, , fue particularmente frío y húmedo. Harrison cabalgó a lomo de caballo hasta el podio, sin usar sombrero ni abrigo, pues quería que el pueblo que lo eligió lo pudiera ver mejor.

En medio del frío el nuevo presidente pronunció el discurso inaugural más largo de la historia (cerca de dos horas). Sus asesores le pidieron que lo acortase, pero Harrison había trabajado arduamente en su texto de 8,445 palabras y prefirió omitir cortes significativos. Luego participó del desfile en su honor (a la intemperie) y otros tres eventos sociales.

Una vez en el poder estableció su equipo de trabajo y comenzó a impulsar reformas que pensaba serían su legado, sin embargo el mandatario había contraído un resfriado que prefirió ignorar.

Su enfermedad empeoró tres semanas después de haber asumido el poder y pese a las recomendaciones del doctor de la Casa Blanca, quien le pidió que descansara, su apretada agenda de trabajo y su deseo por transformar la nación, no le permitieron tener un momento de tranquilidad.

Luego de varios días de tratamientos infructíferos (los cuales incluyeron desde la aplicación de aceite de castor, hasta opio), William Henry Harrison murió, y ninguna de sus reformas se implementaron.

Su nombre paradójicamente se destaca en la historia no por sus logros militares o políticos, ni por sus intensiones de reformar la nación. Harrison tiene el récord de ser el presidente que pronunció el discurso inaugural más largo de la historia, así como ser el primer presidente en morir en sus funciones y el que menos duró en el cargo (30 días, 12 horas, y 30 minutos).

Al leer esta historia muchos pensarán con reproche que Harrison fue un descuidado por no preocuparse por su salud, sin embargo esa misma problemática la vemos hoy en medio de nuestra ajetreada sociedad de consumo.

Muchos trabajan sin descanso por el bienestar de su familia, pero son prácticamente unos desconocidos para sus hijos, otros se sacrifican día y noche por salir adelante, sin darse tiempo ni espacio para alimentarse adecuadamente o ejercitarse.

Muchos dirán que no tienen tiempo, que la comida chatarra es más barata, que les quieren comprar a sus hijos regalos costosos, pero a largo plazo piense ¿cuál es el legado que le está dejando a su familia?, ¿cómo los va a mantener si usted enferma?, ¿de qué manera va a disfrutar la vida con sus seres queridos si constantemente está sumido en deudas?

El trabajo dignifica y nos ayuda a progresar, pero no lo haga a costa de su salud o a costa de descuidar a su familia. Una vida equilibrada puede ser la clave.

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com