El deseo de pertenecer a un lugar o a un grupo es una necesidad que todas las personas experimentamos en algún momento de nuestra vida. Especialmente, los que adoptamos a Estados Unidos como nuestro hogar, podemos enfrentar momentos donde nos preguntamos si estamos en el lugar correcto. ¿Qué hacer cuando nos invadan estas dudas?
Cuando nos sentimos forzados a “encajar”
A menudo escucho personas preguntándose si pertenecen a este lugar debido a las diferencias en cultura, idioma, y la separación de familia y amistades. La sensación de sentirnos “desarraigados” de nuestro espacio produce un vacío que pretendemos llenar buscando un sentido de pertenencia.
Las personas no somos piezas de rompecabezas que tenemos que “encajar” en un lugar, espacio o circunstancia. Muchas veces, en el afán de querer “encajar,” es que nos rompemos por dentro y por fuera para al final descubrir que no somos lo que pretendíamos ser. Este querer forzarnos a “encajar” puede desencadenar en condiciones emocionales o de salud porque es un atentado contra nuestra propia naturaleza.
Es un proceso que puede tomar años
El proceso de adaptación cultural es complejo por lo que es importante aceptar que esto puede tomar algún tiempo. Para algunas personas, el proceso puede tomar más de cinco años o puede ser un proceso de vida. Durante este tiempo, es muy natural que manejemos sentimientos de tristeza y soledad.
Es bueno recordar que cada día tenemos una nueva oportunidad para transformar nuestra circunstancia en algo que nos llene de satisfacción, pero abrazando nuestra esencia.
El pasado no se puede cambiar, el presente hay que vivirlo a plenitud y el futuro se va construyendo con la planificación y el trabajo que realizamos en el presente. No importa si estamos en nuestros países o en tierras lejanas, lo importante es dejar una huella positiva en las personas que nos rodean. La vida es una escuela eterna que nos permite cada día aprender de nuestras experiencias para ser mejores personas.
Abrazando nuestra esencia
Sentirnos orgullosos de quiénes somos y de dónde venimos es clave para no sentirnos en la necesidad de cambiar o ajustar a lo que pensamos las otras personas espera de nosotros.
Recientemente vi un mensaje que decía, “seamos un froot loop en un mundo de cheerios”. Este mensaje me hizo recordar que necesitamos aprender a sentirnos orgullosos de ser diferentes y únicos. No tengo que forzarme a ser un “cherrios” si en el fondo soy un “froot loop.” Recuerden que ese es el legado que le dejamos a nuestras futuras generaciones. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.