La semana pasada muchos medios de comunicación comenzaron a difundir frenéticamente el nuevo plan migratorio de la Casa Blanca usando títulos rimbombantes, con la idea de atraer más visitas a sus páginas, pero dejando enterrado un aspecto esencial de esta noticia: el nuevo plan migratorio del presidente no tiene opciones de convertirse en ley. Así, muchos medios ganaron momentáneamente seguidores, pero fueron usados para mortificar a una comunidad vulnerable, como son los indocumentados.
Desde que fue presentado el , el plan migratorio que fue diseñado por Jared Kushner, yerno y asesor de Donald Trump, recibió múltiples críticas, pues no ofrece ninguna solución para los 11 millones de indocumentados que ya están en Estados Unidos, y descarta la reunificación familiar como principio guía del sistema migratorio, para reemplazarlo por un sistema basado en méritos
, a favor de inmigrantes altamente calificados o con mucho dinero.
No es nuevo el ataque del presidente contra el principio de la unidad familiar, al cual lo llama inmigración en cadena
, pero esto no es otra cosa que el proceso de reunificación basado en la familia
, introducido oficialmente en 1965, cuando se aprobó la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
Antes de esta ley el sistema migratorio estadounidense estaba basado en cuotas por países, lo cual favorecía primordialmente a inmigrantes europeos. La Ley de Inmigración y Nacionalidad cambió esto, dando prioridad a la llegada de inmigrantes que tuvieran lazos familiares con ciudadanos estadounidenses o inmigrantes con residencia legal permanente.
Pese a que por décadas el Partido Republicano ha predicado la importancia de los valores familiares y pese a que muchos líderes conservadores miran a Trump como un defensor de los principios cristianos, el presidente no es una persona caracterizada por defender a la unidad familiar. No es un secreto que el excéntrico millonario ha tenido problemas para honrar sus votos matrimoniales (tras dos divorcios y varios escándalos sexuales). Además su plan de cero tolerancia
implementado el año pasado en la frontera, convirtió en política de estado la separación por la fuerza de niños de sus padres.
En la práctica hay una paradoja que la Casa Blanca no quiere ver: La inmigración basada en lazos familiares y la basada en méritos
no son mutuamente excluyentes. Según datos del American Immigration Council, quienes llegan a Estados Unidos con una visa familiar (principalmente en casos de padres y hermanos) tienen una elevada tasa de autoempleo y perciben ingresos más altos que otros grupos.
Por otro lado, si se restringe la inmigración legal poniendo barreras a la unidad familiar, esto haría que Estados Unidos se convierta en un país menos atractivo para los inmigrantes altamente calificados, quienes también tienen familias.
Este plan tiene el rechazo de legisladores de ambos partidos, por ello analistas consideran que tiene pocas posibilidades de convertirse en ley, especialmente ahora que la Casa de Representantes cuenta con una mayoría demócrata.
Como antesala a las elecciones del próximo año, Trump sigue explotando los medios de comunicación, incluyendo muchos en español, para difundir sus falacias sobre los inmigrantes, empleando una y otra vez el truco publicitario de generar polémica y huir de las soluciones. Trump está usando este proyecto migratorio (y a algunos medios de comunicación) como un vehículo para tranquilizar a sus bases antiinmigrantes y asustar a los indocumentados, sabiendo perfectamente que esto no se convertirá en ley.