Santo Toribio Romo es mejor conocido como el "Santo Pollero" por su reconocimiento como patrono de los inmigrantes en México.
La historia de este santo relata que es fiel servidor de las personas que se abren camino por la frontera hacia Estados Unidos.
Lo recuerdan como un hombre de ojos claros que les dio de comer y beber y ayudó a pasar a los migrantes a un nuevo destino.
¿Cuál es la historia del Santo Toribio Romo, el "Santo Pollero"?
Nació el 16 de abril de 1900 en Santa Ana de Guadalupe, perteneciente al municipio de Jalostotitlán, en la zona de los Altos de Jalisco.
Desde muy joven siguió la vocación sacerdotal y se ordenó a la edad de 22 años. Se dedicó especialmente a preparar a niños en el catecismo para recibir de forma colectiva la Primera Comunión. La mayoría de sus funciones las debió ejercer en medio de una persecución religiosa en la llamada Guerra Cristera.
La Guerra Cristera fue una guerra civil en México donde tomaron el control de iglesias y ministros religiosos que se oponían a la Ley Calles.
Y es que de acuerdo con esa ley los servicios de un sacerdote estaban reservados a los templos autorizados por el gobierno; y donde el Santo Toribio Romo evangelizaba no gozaban de tal distinción.
En septiembre de 1927 se encargó de la parroquia de Tequila, una de las más odiadas por los federales. Pero él, sin miedo y con optimismo enfrentó su destino.
Siempre estuvo acompañado por su hermana María, quien tuvo la figura de una madre para el sacerdote.
Fue tal el martirio por el que debieron pasar los creyentes de la época que se originó una movilización de migrantes entre los pobladores. Unos se iban simplemente hacia Guadalajara, León y Aguascalientes; otros se embarcaban rumbo a Estados Unidos por la frontera.
Santo Toribio ayudó a muchos de ellos a atravesar el duro desierto de la frontera. Es por ello que también le dicen "Santo de los Mojados".
¿Cómo murió Santo Toribio Romo?
El conocido "Santo Pollero" murió como un mártir de la Guerra Cristera, el 25 de febrero de 1928.
Una tropa de federales y agraristas, guiada por un traidor, irrumpió en la habitación del sacerdote. Lo acribillaron y despojaron de su ropa y pasearon su cadáver en medio de insultos montado en una camilla improvisada.
Después de 20 años sus restos regresaron a Jalostotitlán, su pueblo natal, donde en vida construyó una capilla que guarda sus restos.
Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 21 de mayo del 2000.
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