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Las zapatillas de Michael Jordan se vendían como pan caliente al tiempo que el nacimiento de la década de los 90 avisaba una revolución del basquetbol en todas sus aristas.

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En el pequeño poblado de Dalzell, Carolina del Sur, donde apenas se registró un total de 3,795 personas en el último censo nacional, una figura mundial estaba por hacer explotar su talento.

Su nombre era Ray Allen, quien con el tiempo lograría erigirse como el máximo anotador de triples de la historia en la NBA con 2,973.

‘Sugar Ray’ jugaba en el equipo del Hillcrest High School de aquella localidad.

Pero sin imaginarlo, Allen no solo cimentaría su prolífica carrera, pues no conforme con marcar una época en las duelas, logró impactar indirectamente el surgimiento de una eventual figura.

Y es que Allen pudo coincidir en los Rams con Tee Morant, cuyo amor por el baloncesto no alcanzó para rozar el nivel del exNBA, pero sí para transmitirlo a su hijo, una de las más prometedoras estrellas de la actualidad.

Emerger de Carolina del Sur

Tee echó raíces en Dalzell, donde el 14.90 % de la población estaba bajo el umbral de pobreza nacional.

Además de encontrarse en uno de los estados más racistas de Estados Unidos.

Ante ese panorama adverso, nació Temetrius Jamel Morant el 10 de agosto de 1999.

“Fue divertido para mí, honestamente”, dijo a La Noticia Ja Morant sobre haber crecido en un lugar donde abunda el racismo.

“Carolina del Sur es un lugar especial. ¿Sabes?”.

No obstante, Dalzell posee un preocupante ingreso familiar promedio de solo $54.107.

“De donde yo vengo no es un lugar donde mucha gente logre salir adelante”, reconoció el joven de 21 años.

“Entonces, para mí el ser capaz de hacerlo -puedo decir algunas palabras por estar muy orgulloso sobre eso-".

“Así que la única cosa que realmente puedo hacer es enviar mensajes de vuelta a la gente de donde soy para mostrar que es posible. Ojalá ellos se lo tomen en serio y puedan hacer lo que yo hice”.

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Ja Morant, con el baloncesto en las venas

El jugador de los Memphis Grizzlies supo que el basquetbol sería parte de su vida para siempre desde muy temprana edad.

Sobre todo, por la influencia de su padre, algo que puede notarse en el documental sobre su vida llamado Promiseland.

“Mi primer recuerdo fue cuando un día hice algo malo o me metí en problemas con mi tiempo”, remembra.

“Realmente no tenía otra opción, era o irme a dormir o tirar algunos balones de baloncesto, ya sabes”.

“Así fue como empecé a enamorarme del basquetbol”.

Ja Morant en entrevista con La Noticia

Para el verano de 2016, Morant no era precisamente un asediado prospecto para el basquetbol colegial.

La bolsa de papas fritas

De hecho, en ese entonces James Kane manejó más de 600 kilómetros con el único objetivo de mirar de cerca a un tal Tevin Brown, compañero de Ja en Crestwood High School.

Pero cuando el entonces coach asistente de Murray State University se dirigía al gimnasio principal para conocer al prospecto, el hambre lo obligó a desviar su camino.

Y así, más que una bolsa de papas fritas en un puesto de comida, encontró un diamante en bruto.

“Siento como que la mayoría de las personas no lo creerían, pero fue de hecho lo que pasó”, dijo sonriente el point guard.

“Soy bendecido y feliz de que tuviera hambre en ese momento y fuera capaz de descubrirme y sacarme para darme una oferta en el equipo de Murray State”.

Desde entonces, todo fluyó con naturalidad para Morant hasta que finalmente fue elegido en la segunda posición del Draft de la NBA en 2019 por los Grizzlies.

Solo el mayor prospecto que se recuerde en los últimos años, Zion Williamson, fue escogido primero que él por los New Orleans Pelicans.

Quizás un reto que hizo que Morant puliera sus capacidades al máximo hasta ganarle a Zion la carrera por el Premio al Novato del Año.

“De hecho mi familia y mis amigos antes de que la temporada comenzara les dije que sería Novato del Año”, afirmó.

Era mi meta y podía lograrlo, así que puedo decir, ¿sabes? que estaba sorprendido cuando obtuve el galardón pero agradecido por todo”.

Un presente que ilusiona, ¿un futuro campeón?

Apenas el pasado 26 de mayo de 2021, en el segundo encuentro de la primera ronda de Playoffs ante el Utah Jazz, Ja se destapó con 47 puntos.

Se trató de una actuación magnánima que significó el registro anotador más alto de la historia de los Grizzlies en postemporada.

Y así, se convirtió en el segundo jugador más joven —con 21 años y 289 días— en anotar más de 45 puntos en Playoffs.

Todo era miel sobre hojuelas, hasta que una lesión terminó por marginar al base de las duelas por el resto de la temporada.

Pero sus sueños siguen intactos.

“(Ser campeón) es mi misma meta que he tenido por dos años que llevo en la liga”, dijo convencido de que lo logrará.

“Es para lo que estoy trabajando, es para lo que mis compañeros de equipo están trabajando y no puedo ver el futuro y decir si la próxima temporada se da”.

“(Ser una leyenda) igualmente es una de mis metas, solo debo continuar trabajando en ser mejor cada día”.

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